Alma Llanera

Cheap and good. Venezuelan Colombian and Peruvian dishes. We ordered arepas with Venezuelan sodas. Yum

Algunas veces uno se levanta por la mañana teniendo uno de esos días tontos en los que apetece comer algo exótico, pero a la vez por alguna perezosa y globalizadora razón, nos sentimos incapaces de tener que afrontar la responsabilidad de pensar en un país concreto. En consecuencia, solo se es capaz de esbozar los límites de algún continente o la dirección de un punto cardinal. Así caminaremos como zombis en busca de una hamburguesa norteamericana o de un wok asiático. Pero si nos encaprichamos así en abstracto con América Latina ¿a dónde vamos? Pues a Alma Llanera, que propone un poupourrí muy completo de especialidades venezolanas, colombianas, peruanas y ecuatorianas.
Se que Latinoamérica es mucho más, desde las carnes argentinas hasta los tacos mexicanos y que meter toda la gastronomía de varios miles de km a la redonda en el mismo saco y ponerle la etiqueta de latinoamericano es un poco reduccionista, pero al mismo tiempo la propuesta de Alma Llanera combina muy bien especialidades que muchas veces son comunes a varios de estos países como los ceviches y la arepas, aunque con variantes nacionales. Y además es una estupenda manera de familiarizarse con una gastronomía que en general creo que se conoce poco y a un precio excelente.
Hago una mención aparte para los postres ya que cuentan con una tarta de tres leches colombiana que a mi me parece lo mejor del restaurante y que no suele venir en la carta.

Este restaurante mezcla cocina venezolana, colombiana y peruana, así que un primo mío lo llama «El Panamericano», y me parece un apodo muy acertado ^^
Fui a cenar con unos amigos y quedamos satisfechos. Le pedimos recomendación al camarero, que nos sugirió los tostones (plátano macho crujiente con queso, 5 €), varias arepas (entre 4 y 5 € cada una) y la bandeja paisa (13 €). Lo pedimos todo para compartir, porque era la única forma de probar un poco de todo sin salir rodando del local.
De beber, cerveza Polar (3,30 €/​botellín), y de postre, tarta de tres leches (3 €) y flan de caramelo (3 €). Los dos postres estaban buenos, pero la tarta de tres leches era espectacular.
Pagamos 11 € por cabeza. La atención del camarero fue muy buena, muy atento y amable en todo momento, aunque el servicio fue un poco lento.
Si quieres puedes pedir la comida para llevar.
En cuanto a la decoración, brilla por su ausencia, no hay ni un sólo detalle que te haga pensar que estás en un «panamericano», pero bueno, se perdona porque la comida es buena y a buen precio.

Mi segunda vez en este restaurante ha sido más demoledora que la primera si cabe; la anterior quedamos varios amigos para cenar y hablar, así que me conformé con un pabellón, plato venezolano similar a lo que nosotros conocemos como «Arroz a la cubana», pero con frijoles, carne mechada y queso. Pero ayer quedamos otros diferentes, mundialmente conocidos por la amplitud de nuestros estómagos, y decidimos probar algo colombiano como la bandeja paisa, que viene a ser el equivalente de los anteriormente mencionados: arroz blanco, huevo frito, carne mechada, frijoles, plátano frito, panceta frita, chorizo frito… ¿Veis algún patrón ahí? Yo lo he estado viendo toda la noche en una de las digestiones más pesadas que he tenido nunca, ¡pero estaba todo tan insanamente bueno!
El restaurante tiene un aspecto bastante familiar y, salvo que sepas dónde vas, es complicado encontrártelo porque está en un tramo de la calle con poca vida y no es excesivamente llamativo desde dentro, pero para eso estamos los demás, para recomendaros que vayáis si os atrevéis con esta ingesta masiva de calorías. Ahora bien, mi recomendación es que vayáis con tiempo de sobra porque tardan bastante (por no decir «mucho») en preparar los platos, al menos entre semana.

Con el día de la Hispanidad acercándose lentamente, una de las mejores formas de celebrarlo era con una cena latinoamericana, repleta de todas esas cosas ricas que los países de América Latina tienen en su haber. Tostones, causa limeña, ceviche, tacu tacu… ¿A quién no le pueden gustar todas estas delicias? Mis papilas gustativas producen un exceso de saliva cada vez que pienso en ellas…
Así que, para celebrar tan magno día, nada como acudir a este restaurante, que junta lo mejor de las cocinas Colombiana, Peruana, Venezolana y Ecuatoriana. Un auténtico crisol que yo esperaba con verdaderas ganas.
Empezamos la noche con unos tostones (plátano verde frito cubierto de queso), pero la acabamos de una manera aún más espectacular: con bandejas paisas (y uno de nosotros con pabellón).
Yo nunca había comido una bandeja paisa y ALUCINÉ. Básicamente es un plato más para comer por el día (por su alto contenido calórico) pero me dio igual: yo cuando vi todas esas maravillas en mi plato, no pude resistirme. El plato se compone de un huevo frito, frijoles, arroz, chorizo, plátano frito, carne mechada y carne frita. Una bomba para tu estómago que, la verdad, estaba muy rica. ¡Y todo por menos de 20 €!
El restaurante en sí no es gran cosa (no hay grandes decoraciones, ni nada que se le parezca), pero es una de esas pequeñas joyas escondidas que, poco a poco y según avanzaba la noche, se iba llenando. No me extraña.

Fui con unos amigos a cenar y la verdad que nos encantó. Es cocina de distintos países de América del Sur: Venezuela, Colombia, Ecuador… Las arepas buenísimas así como el arroz con marisco. El lugar está bien y la atención es adecuada. Para mí el mejor restaurante de comida latinoamericana de Madrid.

Se trata de restaurante en el centro de Madrid con comida venezolana a un precio buenísimo. Fuimos tres personas, y salimos más que satisfechos por menos de 10 euros por cabeza.
Para mi gusto, sólo falla un poco en la ambientación. Se echa de menos un poquito de la calidez y el cuidado que tienen otros locales de la zona en ese sentido.
En cuanto a qué pedir, creo que lo mejor es dejarte asesorar por los camareros. Nosotros probamos distintas arepas y algunas raciones que nos dejaron encantados. Los platos son muy sabrosos, y se pueden acompañar de distintas salsas que te dejan encima de la mesa. A mí me conquistó una verde que llevaba cilantro… para volverse loco!

Recuerdo haber celebrado allí el cumpleaños de un colega (entramos porque sí, porque pasamos por allí, sin reservas ni nada) y al juntar unas cuantas mesas nos hicimos con casi todo el restaurante. Estuvo bien probar platos que nos recomendaron allí mismo, sin mayores complicaciones. Sin duda lo mejor fue el precio, porque habiéndonos juntado quince o veinte personas no llegamos a pagar veinte euros, bebidas incluidas. ¿Era venezolano? No me acuerdo…

Venezuela en Madrid. Así de sugerente. Entras y te transportas a Caracas (no he estado en Caracas, lo confieso, pero me dio aquella sensación), con todas esas camisetas de beisbol en las paredes y la música de allí. Entre semana tiene un menú por 8 €.
Yo me quedé impactado por lo mucho que disfruté comiendo el pabellón (el plato nacional venezolano): un remix de arroz, carne, alubias negras, plátano y queso. Luego de segundo pedí una hallaca, que es una especie de empanada de carne que viene envuelta en hoja de plátano que tienes que quitar al comer.
Pero no se quedan ahí, porque además también cocinan platos colombianos, ecuatorianos y peruanos. Vamos, cuatro restaurantes en uno.