Sin duda, el gran descubrimiento gastronómico en Madrid que hacemos en los últimos meses. Teníamos algo que celebrar y no queríamos ir muy lejos de casa, así que echamos a descubrir algún local por Infanta Mercedes. El 5 cucharas cumple ahora un año de vida y no pudo ser mejor elección. Para empezar, la presentación de cada plato es exquisita, tanto como la atención del servicio y la decoración, que está muy bien sin llegar a ser recargada ni imperar sobre la comida, que es a fin de cuentas lo que tiene que ser más llamativo en un restaurante. Que la carta sea la hoja de un libro, escrita a mano, y cada página sea un día diferente, que van poco a poco escribiendo, es un puntazo. El mejor modo de comprobar que, efectivamente, cambian el menú a diario, y no solo el de Degustación(27 €). Se definen como ‘tasting bar gourmet’ y lo cumplen con creces porque las tablas de queso o las catas de vino merecen la pena. Además, el vino por copa está muy bien de precio(una copa de Albariño, 1,50 €). Perfecto para cenar de raciones y compartirlas, aunque también tienen platos de carta más contundentes. El pulpo a feira nos encantó y enamoró. También pedimos tortilla de patatas, muy rica pero la hubiera pedido algo más cuajada(sobre gustos en tortillas de patatas…); y la tabla de quesos, muy bien comentada y creada. Además, el pan es artesano y se nota, sobre todo el de centeno es delicioso. El postre también muy rico. Al final, tres raciones, dos copas de vino, aperitivo de mejillón tigre, botella de agua, postre y pan(con aperitivo de cortesía) nos costó 25 €/persona. Sin duda, repetiremos, y más de una vez, que para eso nos pilla cerca de casa.
Fer A.
Classificação do local: 5 Madrid
Sobre las cenizas de un tugurio llevado por filipinos que debía de tener más mierda que la jaula de un palomero, surgió cual ave fenix este nuevo espacio de goce gastronómico. El local lo remozaron y reformaron por completo un par de jovenes hosteleros– cocineros, dejándolo muy cuco, con las limitaciones propias. Está distribuido en dos plantas. La planta de arriba cerrada salvo eventos. La planta baja recubierta de madera, con tres barras altas de madera(y a compartir), banquetas altas y cocina vista. Tienen poco espacio abajo y para comer es algo incómodo. Tienen una microterraza con igual diseño –Barra alta de madera y banqueta alta — apañada y que cumple con el cometido. Llevaba tiempo recomendando este sitio a propios y ajenos, que tenía muy muy buena pinta más de oídas y de vista, que de asistencia en primera persona. Una primera toma de contacto saldada con una escueta caña(con su tapa) y una breve charla con sus creadores, con ella, que es un amor de mujer y nos hizo ponerlo en el radar. Por estas cosas de la vida, nuestra ajetreada agenda ministerial nos alejó de nuestro compromiso de volver más allá de lo deseado. Según explicación llevada a cabo por una de sus hacedoras Marta(algo) nos explicó que el concepto de 5 cucharas era triple: por un lado el espacio de tapas. Un lugar donde con cada vino o cerveza(estrella galicia) se sirviese su aperitivo y donde diariamente se renovasen las tapas y los vinos. Una segunda de tasting room, en la que cerraban el local, la planta de arriba y abajo para celebraciones, eventos y cumpleaños en los que tenían atención dedicada en exclusiva y un catering de tapas de su repertorio conforme al presupuesto. Y una tercera línea en la que hacían servicios de catering para fiestas fuera del local. Nuestras inclinaciones prosaicas nos llevaron a su filosofía de «tapeo». 5 medias raciones de productos frescos y de mercado, renovados a diario y hechos en el momento para ti, con una presentación cuidada que van tachando según se les agota en el día. La carta se plasma a modo cuaderno de bitácora en un diario en el que se refleje cada día,(dia 144) en la cara izquierda, las 5 propuestas gastronómicas para picar, las 5 tapas de las que disponen y en la cara derecha las 5 propuestas de vinos de la semana que se salen, creo, de lo habitual. En primera visita el pequeño aperitivo de convite que nos tocó en suerte fue un queso en aceite especiado acompañado de un cesto de yuca frita. En la segunda, la misma yuca frita y una minitosta de crema de cabrales(finísima) con su trocito de mango. Como a la Zu no le gusta el queso y ante mis carcajadas, le cambiaron la tapa y le pusieron unas tortas de maíz con guacamole. Como teníamos ganas de hincar el diente, pedimos de lo que quedaba y apetecía. Te sirven un cesto de pan de dos tipos que está muy rico y unos cubiertos. Nos decantamos por un revuelto de algas y jamón, hecho en el momento(que lo ví yo), quizas con un poco de liquido extra, pero que el sabor del huevo, con el jamón, con el marino de las algas le daba un conjunto muy rico. Precio 5 €. No hay foto porque había hambre. Pedimos boquerones(frito) en escabeche que también estaba bueno(aunque prefiero el 1º) y fuera de carta dos gambones a la parrilla que también hicieron las delicias. Eso más 3 vinos y una caña, total 20 €. El vino fue una Malkerida de Valencia de 2013 servido a temperatura ligeramente fría en vasos apropiados. Como diría Avelino, nos gustó, lo recomendamos y volveremos. De lo mejor de tapeo fino de la zona. Y con este hago 200 comentarios. La leche, tú.