Llegamos a Bohemia un poco al «pedo» huyendo del alto precio de los desayunos del hotel. Vimos la terracina coquetuela y allí que nos acomodamos. La carta de zumos y batidos es bastante amplia: yo me pedí un batido de fresa y plátano para acompañar a una tostada con tomate; y mi amigo, además de las tostadas, un café con leche. La camarera muy simpática y eficiente: tan solo estaba ella para todo el bar y tenía todas las mesas atendidas con una sonrisa y una amabilidad que se echa en falta en los garitos de las playas turísticas. De esas que se paran a preguntarte qué tal todo y a explicarte la carta en el idioma que toque. El café estaba cremoso, con su espumita. Por si lo quieres acompañar de nata, te ponen un vasito aparte. Me parece muy acertado. El batido lo hacen con helado y está de rechupete, además de refrescante. La tostada resultó ser dos, acompañadas de un cuenco con el tomate y presentadas en un plato con tres piezas de fruta. Otra cosa que me moló es que te ponen cubiertos, por lo que puedes pinchar el pan antes de ponerle el aceite. También pedimos un agua fría sin gas. Al pedir la cuenta, no llegaba a los 9 €. Mientras disfrutaba con el desayuno, la Guindi se fijó en los bocatas que iban saliendo hacia otras mesas y he de decir que tenía todo una pinta exquisita y los comensales tenían caritas felices. ¡Buen indicador! El Café Bohemia cuenta con un menú de mediodía de unos 12,50 €.