Es éste un negocio familar que ya ni se sabe desde cuando está abierto, es una pequeña casita que ha quedado casi céntrica, antiguamente eran las afueras de Granada. En esta casita antes vivia la familia que lo regenta pero ahora toda ella está dedicada al restaurante, si es invierno o por la noche es muy agradable la terraza de arriba. Puedes tanto tapear como hacer una comida en condiciones, eso si es obligado que pidas bacalao porque es su especialidad y lo hacen en mil variedades(rebozado está de muerte) Se sale algo del recorrido turístico pero si vas a Granada y te gusta el bacalao yo no me lo perdería. La persona que lo lleva en este momento es muy amable y sobre todo sabe ‘estar’ siendo cordial.