Este establecimiento lleva ya tiempo en el pueblo, y aunque no se encuentra en una zona ‘visible’ ni dispone de terraza se ha ganado la reputación por la oferta excelente en productos de repostería. Hacen tartas por encargo, así como otro surtido de bollería y pasteles, todos de una calidad excepcional. Por las mañanas dan servicio de desayunos, y por las tardes funciona también como cafetería. Las camareras son un encanto, rápidas y atentas en todo momento. Sobre precios, no es barato, pero por lo anteriormente expuesto compensa de sobra porque te vas con la impresión de haber recibido un buen servicio acompañado de buenos productos. Como curiosidad, suelen exponer cuadros en el salón interior.