Según cuentan los lugareños, este era un bar bastante concurrido de esta zona, pero estuvo cerrado durante mucho tiempo y ahora lo han vuelto a abrir. Su mayor problema, desde mi punto de vista es la ubicación, está situado en un callejón y, aunque se puede entrar por dos calles, hay que saber que está ahí para poder ir. Lo bueno es que han puesto un par de carteles con precios bastante llamativos y al final, picas. Lo mejor del sitio es la terraza, como está en un callejón, no te molesta el tráfico, ni la gente y siempre está a la sombra, que quieras que no, en este lugar se agradece. Sólo he estado una vez, para probar qué tal. y pedí media tostada con aceite y un café con leche. El café bien, la tostada, pues no me gustó por dos motivos. El primero es porque le cortan las puntas al pan y eso no me gusta!!! Si la punta es lo mejor del mundo mundial, porqué se la quitas??? quién eres tú para decidir qué parte me puedo o no comer del pan??? y lo segundo es que le echan el aceite en la cocina, aunque haya aceiteros en la mesa. Déjame que sea yo quien determine la cantidad de aceite que le quiero echar a mi tostada, digo yo. La atención fue buena, el servicio también, sirven rápido, que viene muy bien cuando sales en una pausa del curro y les daré una segunda oportunidad, pero si me vuelven a cortar la punta, la tenemos!