Mandarina

Pedimos, yo un desayuno «Mandarina» café con leche con torta de Mandarina. La verdad muy rica y llenadora. El pipo pidió un sándwich de jamón y queso: muuuuyyyyy abundante el cual viene con una papas de copetin pero caseras, muy ricas! Y como si todo esto fuera poco lo acompañó con un licuado de banana con leche. El cual no probé pero era grande y a el pipo le encantó. Gastamos 185 pe (lo valió porque fue tipo desayuno almuerzo). El servicio excelente los mozos muy amables y buena onda (lo cual para mi es fundamental cuando voy a algún lugar) por lo cual le sumo un punto. Mucha gente almorzando, se veían platos muy tentadores así que la próxima a almorzar!

Hay dos chances: sos un hit de temporada o te convertís en un clásico. Bueno, con Mandarina no ocurrió ni una cosa ni la otra.
Allá por finales de los 90, las mesas amplias, los precios populares, el sabor casero y la música new age anunciaban un futuro promisorio para el resto bar de la peatonal jesuita. Pero no.
El local se fue ampliando al calor de la demanda de sus clientes, los precios dejaron de ser populares, el sabor se estandarizó y la música agregó jazz (un tremendo plus que destaco pero no me hagas mucho caso, amo el jazz). La peatonal jesuita se aggiornó, sumó propuestas gastronómicas, paseos, galerías de ensueño detenidas en el tiempo. Mandarina solamente permaneció más cerca de la oferta mainstream que en su propia esencia.
Es cierto que siempre se vuelve al primer amor pero es únicamente para constatar todo el camino que has recorrido y sentirte mejor con vos. Sólo en honor a las mañanas estudiando derecho romano en tus mesas es que recomendaría volver como quien visita a un viejo amigo el día de su aniversario y lo olvida hasta el año siguiente.

Fui una vez a desayunar. Hermoso ambiente! Lleno de música francesa con decoración al estilo y buena atención! Comida clásica y algunas opciones gourmet muy ricas. Las pastas son muy buenas. Algunas veces el lugar se siente sin servicio, por momentos no sabes donde están los mozos jaja. La cocina se puede ver y el trabajo de los cocineros en buenísimas condiciones de higiene. Lindo lugar para disfrutar del centro de la docta.

Es uno de mis lugares más frecuentados para trabajar un rato en el centro, una peatonal cómoda, espacios grandes adentros, un Fibertel Zone que anda bastante bien y precios accesibles.
La carta suele tener un perfil orgánico, sin ser vegetariano priman las harinas de este tipo en los menú.
La panificación es casera, lo que suma por todos lados (sobre todo los sánguches), si vas con alma de dieta, tenés varias opciones de cosas livianas, pero cuando ves los sandwichs, te querés matar.

Almuerzo de trabajo. El ambiente resulta excelente, atención rápida y música funcional, además de estar en pleno centro. El menú muy amplio, pero nos quedamos con la sugerencia de la casa. Precios muy accesibles para la calidad de comida con la que te encontrás. Muy buen nivel. Por mi parte opté por unos ravioli de calabaza con panceta crujiente, la salsa con verduras frescas. Mi acompañante eligió el menú completo del día: sopa de calabaza (riquisima porque robé un poco) y como plato principal una trucha con torre de puré y torre de verduras. Mientras esperamos el almuerzo (que no fue mucho tiempo) nos deleitaron con un pan casero con una crema muy buena! Aceptan tarjetas. Volveré ya que me fui encantado.

Mandarina siempre fue de mis favoritos en Córdoba.
El lugar es muy lindo, las mesas de afuera y las mesas de abajo. Tiene algunas mesas arriba pero no las recomiendo. La atención es correcta, y la decoración uno de sus grandes puntos fuertes, con paredes coloridas, y en cada mesa un pequeño mantel de papel con frases o citas literarias que gusta que acompañen.
El lugar es ideal para ir con alguna cita a almuerzo o para algún brunch. En el desayuno con buenos tés, en la merienda con ricos licuados, y en las comidas tienen mucha variedad, desde chop suey bien preparado hasta clásicas pizzas o pastas. Destaco unas excelentes rabas y muy buenas milanesas.
Los grandes platos cuadrados siempre vienen bien cubiertos así que no hay queja con ello, y una buena relación con el precio. El defecto como ya leí que varios dijeron es que no abre de noche, quizás porque la zona a esa hora no favorece, pero bueno, es lo que tenemos.
Muy recomendable ir, es un lugar que prueba lo que puede ser el arte de lo sutil para el que sabe comer.

Alguna vez un bar bohemio, hoy devenido en café tradicional del centro.
Mandarina siempre tuvo mi estima porque fueron los primeros en servir un desayuno/​merienda con café y bagel con queso crema, que delicia.
Realmente hacía muchísimo tiempo que no iba y hace unos días queríamos desayunar en el centro y me acordé de este lugar. Nos atendieron muy bien y rápido (igual había 4 mesas ocupadas nomás). Yo pedí el desayuno del pueblo y estuvo bien, ni una locura, ni una desgracia.
Un detalle un poco raro es que mientras estuvimos ahí, la música de ambientación fue como unos mantras repetidos por una voz femenina, no era suuuper molesto pero sí algo extraño e intenso.
En fin, nada destacable, ni malo ni bueno.

Muy rica comida y muy buenos desayunos y meriendas!!! Es súper recomendable para darte un mimo en medio del centro y Trámites o compras que seguro estás haciendo!!!

Me gusta el desayuno del pueblo (? y el que trae picada salada. Una vez pedí el bizcochuelo de mandarina y me defraudó.
LA CAGADA (así, en mayúsculas y con todas las letras) es que CIERRA A LAS 20HS, llegás a las 19.45, te sentás, agarrás la carta… aparece la moza a las 19:55 y te dice «oh, en cinco minutos cerramos, sorry» y se retira. WTF? Podrían cerrar media hora antes la puerta, entonces, o avisarte cuando vas ingresando, antes que te sentés (y lo comento por que ya me pasó dos veces).
El decorado es bonito, me gusta que TODA una pared está vidriada y se ve la cocina, siempre el chef preparando algo o experimentando nuevas recetas para deleitar el paladar de los comenzales. Tiene un lindo espacio de venta de productos delicatessen, gourmet, finolis, donde encontrás condimentos, aderezos, tés, cositas ricas, productos naturales/​orgánicos y A BUEN PRECIO.
EL WIFI NUNCA ME ANDUVO BIEN, es Fibertel Zone, la red propia «mandarina» tiene clave, no la saben y tampoco te la brindan, pero la de Fibertel anda muy mal, siempre!

A pesar de ser un lugar bastante establecido en Córdoba, nunca me llamó la atención para ir. Hoy me junté con una amiga y ella eligió este lugar para merendar, así que ahí fui.
Lo bueno: tienen aire acondicionado. Ricos smoothies.
Lo malo: todo lo demás. Los muebles estaban sucios, el tostado era LITERALMENTE dos panes de molde con media feta de jamón y una de queso. Papas grasosas de copetín. Voy a adjuntar foto de evidencia. También el jugo era rico, pero venía en vaso de plástico todo gastado. Por lo que sale no se justifica esa presentación.
Ubicación excelente, a solo una cuadra del Patio Olmos. Aún así no volvería a merendar, más teniendo en cuenta las opciones que hay a solo un par de cuadras.

Acabo de venir de Mandarina.
Debo además confesar que es uno de mis restaurantes favoritos de Córdoba.
Lamentablemente no están abriendo más a la noche, lo que no está bueno, porque no hay muchos lugares en el centro donde se pueda cenar rico a precios razonables.
La carta es súper variada, y va desde pizzas y milanesas hasta platos «gourmet» y cosas más osadas. Recién me pedí un chop suey de hongos que estaba muy rico.
Lamentablemente no había muchas más alternativas vegetarianas… (salvo una ensalada del día y pizzas o pastas). Quizás ese es un punto para mejorar (sobre todo si la idea es servir comida al mediodía, no siempre es fácil digerir la carne si uno después no puede hacerse una siestita).
Precios, atención y ambientación muy bien. Variedad de platos, interesante. Y es uno de los pocos lugares del centro donde se come muy rico, en un lugar muy agradable pagando esos precios (que repito, sin ser baratos, son razonable…).
Seguiré yendo, porque hasta ahora no encontré un mejor lugar en el centro que lo desplace…

Fui varias veces a Mandarina. Me llamó la atención por la ubicación, ya que me queda cerca cuando tengo que hacer tiempo para algo.
Casi siempre fui a desayunar y las opciones que elegí estaban muy buenas. Galletas, panes integrales, batidos. Esas opciones las recomiendo.
La semana pasada fui y pedí unas papas con ketchup casero. Las papas no estaban para nada ricas. El ketchup era lo que zafaba.
En cuanto a la atención siempre me tocaron mozos nuevos que se confundían con las cosas.
Los precios están bien, no es muy caro.

Esta ubicado en plena peatonal, medio escondido pero con una onda terrible! Hermoso lugar, entro ahí y con la música ya me relajo. Especial para ir en pareja, amigos o familia. Muy buena atención de los mozos, y la comida tiene un toque personal de Cheff. Muy cálido, música acorde y muy buena decoración. Cuando fui, comimos muy bien y el postre fue lo mejor! Excelente presentación de platos. Recomendado!

Se come rico y abundante a un precio razonable.
En base a las reseñas que había leído, no esperaba gran cosa, por lo menos por parte de los mozos. Pero la verdad que me sorprendí.
Apenas llegamos y nos ubicamos en el piso de arriba, apareció el mozo. Pedí la sugerencia del día (unos ravioli crocantes de berenjena con salsa de champignones) que estaban exquisitos.
El mozo que nos atendió se acercó unas tres veces más mientras comíamos para preguntarnos si estaba todo bien, si la comida estaba buena, etc etc.
No me puedo quejar, así que por eso –y por ahora– le doy cinco estrellas.

Mandarina era un lugar donde nos encantaba ir con mi novia. Pero de un día para el otro la atención de los mozos se convirtió en algo que nos hizo dejar de ir.
Tienen platos ricos y les recomiendo las pizzas.
Esta bueno para solo tomar una cerveza o un vinito en una noche de verano.

Ojalá todos los negocios pusieran tanto empeño en ambientar de una manera particular sus locales, la atención siempre es muy buena y la calidad del producto excelente.
Es un barcito ubicado en plena peatonal y a media cuadra de la manzana jesuitica, un lugar de esos que te llaman a conocerlos con sólo pasar por enfrente, sin duda déjense llevar por el impulso y disfruten.

Antes amábamos Mandarina. Ahora cada vez menos porque su atención viene decayendo.
Adoramos su ubicación blablabla pero la atención viene siendo pésima y te saca ganas de ir.
En el ultimo año fui 3 veces y solo me atendieron bien al mediodía, las veces que fui a merendar un desastre, los mozos te atienden tarde, no tienen lo que pedís y ni se gastan en ofrecerte otra cosa, los pedidos tardan y llegan fríos (mi vieja pidió si el pan casero podía ser tostado y le dijeron que iba a demorar MUCHO mas, papito te pedí que tostaras el pan, no que hicieras un costillar a la cruz). Hara un mes quisimos entrar tipo 8pm y ya estaban cerrando y los mozos que estaban afuera fumándose un pucho en vez de decirnos que no, que ya no podía entrar mas nadie, se nos reían porque intentabamos entrar.
Un bajón que el servicio haya bajado así su nivel porque es un lindo lugar.

Buena comida y buen servicio, muy ameno y a precio razonable…
Buen ambiente para cenar con amigos

Vine acá a comer con mi vieja que se considera casi-​vegana y le gusta toda la onda naturaleza-​verde-​light y le encantó. No es mi tipo de comida pero el lugar me pareció agradable. ¿Qué no me gustó? Demasiado luminoso para mi gusto y las mesa muy juntas lo que olvidate si querés privacidad. Además, tardaron un poco bastante en traerme la comida (40 minutos) que es entendible ya que fuimos en hora pico y estaba llenísimo. Lo recomiendo para comer cuando salís del laburo/​facultad y comer algo que no sea una hamburguesa, pebete o sandwich de miga.

Lugar tranquilo simples para tomar um refrigerante ou vinho. Não almocamos porém as sobremesas realmente eram muito bonitas.

Este pequeño restaurant tiene varios años pero aún conserva el ambiente sencillo y lindo para reunirse en grupo o simplemente ir solo (en tierras calmas eso sí…).
Hay variedad de comidas (incluye opciones para vegetarianos y veganos) y todos los mediodías se pueden ver muchas sugerencias del chef (si es pastas probar lasagna o panzotti capresse…). Por la tarde, uno puede optar por alguna merienda combinada que se puede acompañar con alguna tarta o torta como la «italiana de peras» (mi perdición).
Será por su ubicación cercana al Shopping Patio Olmos y la Facultad de Derecho que después de las 20 horas no encontrás ni una mesa para sentarte afuera (sobre todo si es una noche hermosa).
La atención es buena pero los pedidos demoran un montón en llegar a las mesas. De ahí que tenés que ir con paciencia y tiempo.
Datos: En el entrepiso hay un libro inmenso que podés firmar con algo que te represente y además en el Shopping encontrás estacionamiento para dejar tu auto.