Glup´s

Córdoba en verano es insoportable. Amo la ciudad, me parece muy linda y digna de recorrer, pero con que la temperatura alcance los treinta grados el ambiente se torna muy pesado y no querés salir a la calle ni por casualidad. Como hay momentos en los que no se puede evitar abandonar la ducha de agua fría, el ventilador en velocidad mil y el aire acondicionado, las heladerías son las mejores aliadas. Conocí Glup’s uno de esos días.
Plena siesta, el calor rajaba la tierra pero los trámites ya eran impostergables. Después de haber pasado por varias botellitas de agua y gaseosas, dije que a modo de premio –porque todos sabemos que hacer trámites en días así obvio que amerita un permitido– me compraba un helado gigante en la primera heladería que me cruzara. Y así fue, para mi alivio camine sólo unas pocas cuadras y la primera que vi fue Glup’s. El local es lindo y responde perfectamente a las características de una heladería de barrio, colores pasteles y algunos tonos un poco más fuertes, música para ambientar y atención muy cálida, yo realmente sentí como si le estuviera comprando a mi vecina de toda la vida. Los helados son muy ricos, pedí uno de dos bochas y lo disfruté muchísimo. No son los mejores que probé en mi vida, pero se defienden, después de todo… sigue siendo helado.

Si bien no es el helado que más me gusta nunca podría negarme a un poco de este delicioso postre, y este es uno de los mejores en cuanto a precios. Por lo que si no querés gatar tanto y darte un buen gusto con algo dulce y rico este es el lugar indicado.
Tienen gran variedad de sabores y colores. El lugar no es demasiado ostentoso pero está perfecto para lo que ofrecen. Los helados son ricos, si bien no son los más cremosos o los que menos escatiman en ingredientes en cada sabor son muy buenos y se pueden disfrutar, sobretodo en un buen dia caluroso de sol.
Quienes atienden aquí por lo general tienen buena onda, algo que no pasa en otras heladerías como la famosa Grido. El lugar es agradable y podés quedarte a comer el helado allí mismo.

sinceramente no soy muy amante de los helados, incluso aunque haga un calor de morirse, siempre prefiero tomar algo fresco y con mucho hielo. pero esa tarde de domingo estaba en la casa de una amiga, Naty, visitándola porque en pocos meses más iba a ser mamá y así llegaba el primer bebé a nuestro grupo de amigas. Empezamos la charla con unos mates y terminamos charlando de helados, no tengo idea como pasó eso; pero si recuerdo que Naty empezó a decir que quería un helado a toda costa; el problema era que estábamos muy cómodas y frescas con el aire acondicionado y ninguna quería salir hasta la heladería. Cuestión, nos puso entre la espada y la pared; nos dijo que si no íbamos en ese momento a tomar un helado y todas juntas el chico le iba a salir con cara de helado; jajajaj… es la mejor manera de extorsionar a otros. Así que hacia la heladería partimos bajo un sol que encandilaba.
doblamos en la esquina y ahí estaba toda pintada con un color fucsia que, realmente, llamaba la atención. con unas mesitas dispuestas sobre la vereda e invitándonos a pasar y a elegir nuestros helados.
yo elegía un cucurucho todo de mouse de limón, mi preferido y Natalia… mejor ni les digo, un cuarto de helado para ella sola! placeres que se dio solo estando embarazada.
el helado es bastante rico y los precios, dentro de todo son muy buenos.

Bitácora del caminante, el color fucsia brillante y la frescura de la felicidad
Si bien ya había descubierto la fábrica de helados que no está a más de 50 metros de casa, por ahí cuando venís caminando bajo el sol y por sobre todo en los días de verano en que vas al particular de esa materia espantosa de cálculos que lo que lo único que haces es joderte la vida, hay paradas que hacen que este mal trago de ir a estudiar a una escuelita se haga más refrescante y por sobre todo delicioso, es así que desde que voy al particular de estructuras hago un camino quebrado para llegar, resulta que en una de mis caminatas descubrí esta pequeña heladería en una esquina que es de la misma marca que venden en la fábrica de helados de cerca de casa, con la diferencia que por pocos pesos te llevas una bocha de frescura y felicidad, que si dispones de unos 10 minutos te podes sentar en sus sillitas de plástico y mirar cómo pasa la gente, está por suerte en mi barrio así que para esta zona todo está un poco más calmado, si bien el trafico nunca cesa la gente tiene otro andar, haciendo este lugar muy agradable.

Lo bueno de ir caminado por la ciudad en época de calor es que tu permitido de helados en la semana no solo se limita a los postres de los domingos con la familia. llega la temporada de que ve una heladería y se toma aunque sea un helado de una sola bocha, pero me prometo ami misma bajarme por lo menos tres paradas antes del colectivos y bajo ese helado de glups que seguro me compre en alguna de todas la sucursales que hay dispersas por toda la ciudad.
Lo bueno de tomar helado en verano es que las demás persona envidian tu pequeño bocadillo helado y mas de una vez me paso de estar disfrutándolo en un trance de frescura y alguien me mira y lo ves que va derecho a comprarse uno.

¿Quién dice que tiene que hacer calor para comer helado? Toda estación, antojo y operación de amígdalas es apta para hacerlo. Glup´s lo sabe. Por eso su fábrica se ocupa de producir los 365 días del año los más ricos helados y para todos los paladares: al agua o a la crema, postres y palito bombón helado.
Con varias sucursales distribuidas en la ciudad, la que siempre es víctima de mis antojos espontáneos, se encuentra ubicada en la esquina de San José de Calasanz y Duarte Quirós. Los colores pasteles del local te transportan a las heladerías de los años cincuenta y te parece escuchar a lo lejos la sugerencia de Louis Prima que canta banana split for my baby.
Si bien el espacio interior es reducido, en invierno después del helado podés tomarte un cafecito para equilibrar la temperatura. En verano, lógicamente te sentás en las sillas que se encuentran alineadas en la vereda para que mueran de envidia todos los que pasan o terminen tentados y entren al local para pedir su helado.
¿Los precios? Excelentes. Por más que no tengas una moneda, siempre te alcanza para tomarte aunque sea un conito de super dulce de leche, el sabor preferido por todos.