Casa Taller

Lugares frikis de la ciudad, pero también lugares ricos.
Fui a una fiesta en Casa Taller, lo que no sé si será el punto de referencia para todo lo que es realmente. Aún así, la propuesta estuvo genial, porque había un buen clima, buena música, y un «line up» alternativo que sirve para descubir cosas nuevas, y eso, siempre está bueno.
Es una casona antigua en barrio Ducasse, un barrio histórico de la ciudad que es casi inexistente, son un puñado de cuadras que hacen una suerte de península entre Cofico y San Martín.
En este universo de cortadas y diagonales, está la casa taller, con la estructura de un viejo conventillo de los 30 reciclado, ambientes donde hay muestras de foto o de artes plásticas, y un sótano INCREIBLE, que es una mezcla de refugio antibombas o algo así con un un museo alternativo.
Un spot que vale la pena tener en el radar, y seguir investigando a ver qué más tiene para ofrecer.

Para mí, es algo fundamental tener varios centros culturales en una ciudad. Si en una ciudad la gente no se puede organizar y crear centros culturales para expresar sus ideas y invitar a los demás a experimentar sus obras, no merece ser llamada una ciudad.
He conocido un par de centros culturales en mi tiempo acá en Córdoba, pero siempre encuentro más para explorar y no me alcanza el tiempo para ir a visitar cada uno. Casa Taller es un centro cultural dirigido y gestionado por un grupo de artistas cordobeses que hace talleres de todo tipo de arte durante la semana, y sirve como espacio para eventos como muestras, performances, y más los viernes y sábados.
La casa en sí está ubicada entre Barrio Cofico y Barrio San Martín y cuenta con mucho espacio, incluyendo un sótano amplio que sirve como galería y escenario para eventos con música en vivo. En el sótano, hay un pequeño bar donde podés comprar fernet, cerveza, y bebidas sin alcohol. Otros tipos eventos que tienen lugar el este sótano incluyen ciclos de lectura y performances.
También hay un espacio afuera para sentarse y relajar un poco, con muebles de materiales reciclados.

Conocí Casa Taller la semana pasada, cuando se presentó allí la revista de crítica de arte «Un pequeño deseo», perteneciente a Casa 13 ediciones. El formato o la definición de «casa» también le sienta bien a este lugar, como a Casa 13. Es un espacio habitado y acogedor. La presentación de la revista fue acompañada por un registro escrito de lo que pasaba, en vivo y en directo, que se iba proyectando en una pantalla visible para todos los que allí estábamos. Un experimento atrapante. Para cenar había sándwiches vegetarianos, budín y ensalada de frutas a cargo de Catering del Mar, y cuando bajé al sótano, donde sonaba música en vivo, encontré la barra y pude comprarme una cerveza para terminar de disfrutar el lugar como se lo merecía. Noche de lluvia, el ruido de las gotas sobre el techo de chapa del pequeño patio de luz fue la frutilla de la torta. En el sótano había una muestra de arte, cuadros y una instalación. De todos los espacios de esta casona, vieja y hermosa, de paredes descascaradas, hay que decir que el sótano (que guarda el olor a humedad y años en sus muros) me fascinó y terminé de firmar el contrato que asegura que a este lugar, yo vuelvo y pronto.

El jueves pasado, Casa Taller (lugar que hasta entonces no había ido) me sorprendió con una intervención artística que tenía que ver con la exploración de los sentidos y las sensaciones. Su nombre era El Elevador #3: Noche de Brujas. Un ciclo de intervenciones que propone los actos mágicos enmarcados en un hecho artístico. La casa que ya de por sí tenía un aire místico, más la decoración, me trasladó a un momento mágico y de cuento. Cuando entré, una escalera me condujo hasta el subsuelo que estaba iluminado con luces violetas y moradas. Abajo había una pequeña barra como para quitarle la sed a algunos sedientos como yo, y en la siguiente habitación una decoración con hilos y soguillas que se entrecruzaban, haciendo la vez de un laberinto. La intervención seguía hasta la siguiente pieza, esta vez alumbrada con velas. Luego una escalera que condujo de nuevo a la primera planta de la casa. En esta parte habían varias habitaciones, cada una bastante amplia, su baño correspondiente y una especie de living dónde estaban proyectando una película japonesa. Me percaté que en una de las habitaciones habían montado una escenografía bastante particular que constaba de ramas secas pintadas con brillantina, y con una iluminación plateada que me dejó la sensación de haber estado en un bosque seco, de noche y con luna llena.
Casa Taller es un centro cultural en el que suceden varías actividades que involucran al arte como parte de su rutina cotidiana. Es desde 2011 que este espacio se resignifica y comienza a reactivar nuevos movimientos. Por ejemplo, algo que particulariza al lugar es su propuesta Fanzine Videoarteca, además la compilación de un espacio multimedia, siempre en vínculo directo con el arte. Suelen hacer intervenciones, pequeños recitales, encuentros literarios, muestras fotográficas entre otras cosas. El lugar como centro cultural se autogestiona con cada actividad. Es lugar que merece ser seguido de cerca, para ayudar en su divulgación y su permanencia.

Creada en diciembre de 2011, Casa taller es un espacio típico del under cordobés. Ubicado entre barrio San Martín y Cofico, a pocas cuadras de la Costanera, en una calle semi escondida, la Casa Taller es una antigua casa tipo chorizo, con patio lateral, habitaciones amplias y un sótano de dos entradas que abarca la misma superficie de la casa pero bajo tierra.
La Casa es conocida desde antes porque se utilizó mucho tiempo para tertulias literarias y poéticas, pero es a partir de 2011 que se la refuncionaliza como centro cultural independiente y se activan numerosas propuestas como, por ejemplo: la Fanzine/​videoarteca, único archivo de fanzines de la ciudad, que se dedica a registrar expresiones culturales independientes y muchas veces de efímera vida, así como también compilan un inmenso catálogo de material multimedia enmarcado en el difuso género del video arte.
Otras propuestas –como da a entender el título– es la de los talleres: se dictan talleres de ilustración, serigrafía, fotografía, video arte y disciplinas afines. También hay eventos de forma regular, como presentaciones de libros, recitales electroacústicos, performances, muestras plásticas y fotográficas, etc.
La casa cuenta con una barra situada en el sótano galería, que ofrece vinos y cervezas a precio económico y –con algunas variaciones– suele abrir los viernes y sábados a partir de las 19hs., según el evento. El espacio está dirigido y gestionado por un grupo de reconocidos artistas visuales de la ciudad.

Casa Taller, es una casona cultural que tiene una doble vida. En ella, durante la semana, se realizan diversos tipos de talleres a cargo de personas dedicadas a diferentes ramas del arte. Así por ejemplo, pueden versar sobre fotografía, dibujo, intervenciones urbanas, poesía y cuentos. Por su parte los fines de semana (viernes y sábados para ser más exactos) se organizan diversos eventos. Entre ellos, se pueden mencionar la presentación de bandas en vivo, ciclos de lectura y proyección de cortos.
Casa Taller es un espacio amplio y versátil que aprovecha cada rincón que tiene. De esta manera, en la sala principal, se realizan todos los meses exposiciones de pintura y fotografía de diversos autores contemporáneos. Esta misma actividad, se cumple en el espacio que más llama la atención de la casa: el sótano. El mismo, es además el lugar elegido por las bandas y los ciclos de lectura. Allí se ubica una pequeña barra en la que se consiguen cervezas. fernet y gaseosas.
En todos los casos, lo que predomina es la promoción de artistas locales e independientes, dedicados a la autogestión de sus obras.
Un punto extra: Casa Taller, tiene un pequeño patio con sillones fabricados con materiales reciclados que resultan más que cómodos. Ideales para instalarse y hacer sociales en los eventos.