los Trujillanitos

Este lugar escondido sobre la calle Corrientes, lo conocimos gracias a Guía Oleo, buscando un lugar de comida peruana en el barrio del Abasto, apareció con muy buen puntaje, este lindo resto Peruano.
En este resto tienen ANTICUCHO, que no en muchos lugares tienen y es DE-​LI-​CIO-​SO… para los que no saben que es, les cuento que es corazón de vaca adobado con una salsa picante peruana, hecha con muchas especias, se pincha en palitos de brochet y se asa… una delicia. Uno de mis platos peruanos favoritos.
Este plato vienen acompañado de papas a la huancaína, también súper ricas. So papas hervidas cortadas en rodajas gruesas con una salsa a base de ají amarillo, queso y galletitas de agua.
También hemos probado chaufa, que es arroz muy parecido al chaufan de los chinos, pero tiene sabores andinos, no orientales. También hemos probado lomo saltado, súper rico y abundante, es tiritas de carne con cebolla morada, tomate, morrón y papas fritas acompañado de arroz blanco.
El chicharron mixto es riquísimo y muy abundante también, son muchos tipos de pescados, incluidos las rabas, todos empanados y fritos, viene con maíz cancha, que son granos de choclo gigantes como asados.
De postre hay suspiro limeño, q es mi postre peruano por excelencia.
Para tomar no dejen de probar la chicha morada, es como un jugo de un choclo morado, es muy dulce, pero con el picante de la comida va muy bien.
La atención es correcta, siempre pagamos en efectivo, no sé si tienen tarjetas.

Un local con pocas pretensiones pero digno, limpio y con alma de bodegón. Los platos llegan rápido aunque no hay pan ni picoteo previo. Pedimos como entrada un plato de Ají de Gallina (también está como principal e incluye porotos) y luego un ceviche mixto. Ambos estaban deliciosos, con gusto a fresco y casero.
Para tomar me hicieron el quite con el pisco sour (quizás por la hora? Son las 14 hs) así que fuimos por gaseosa y jarra de Chicha Morada.
Los precios son buenos teniendo en cuenta que dos personas comen entrada y principal compartiendo (el ceviche mixto cuesta $ 180).
No es ruidoso pero le falta luz natural: en el techo hay dicroicas y las ventanas tienen cerradas sus cortinas. Igualmente si la idea es comer bien y disfrutar del clásico sabor peruano, hasta la luz de las velas nos sirven!

Fuimos a comer con mi mujer mas que nada porque nos quedaba de paso, y eran pasadas las tres de un domingo; pocos lugares sirven almuerzo a esa hora. Pero los Trujillanitos tiene fama de atender hasta tarde, segun leí en los otros resumenes.
A diferencia de otros restaurantes de comida peruana sobre Corrientes, es un lugar lindo, bien cuidado, con aire acondicionado y mobiliario elegante.
Al abrir la carta pense que los precios eran caros, pero cuando nos trajeron los platos descubri que no: como corresponde, eran muy abundantes y venian con guarnición de papas y ensaladas, asi que en realidad el precio está bastante bien. La carta misma es bastante abundante, con muchas opciones para escoger, sobre todo en el rubro pescados-​mariscos.
Lo que pedimos fue muy sabroso, y la verdad es que planeo visitarlos nuevamente cuando quiera ir por comida peruana. La verdad que hace gala de su relativa fama y es recomendable.

Anoche fui a comer a este restaurantes peruano, ubicado sobre Avenida Corrientes pero lejos del «glamour» al que habitualmente nos tiene acostumbrados.
Había leído que el lugar cerraba tarde, me habían recomendado algunas cosas, pero decidimos dejar todo en manos de el mozo, a quien varios de los parroquianos llamaban por su nombre de pila, asi que supongo que suele ir la misma gente a comer.
De entrada, la papa huancaina, con una salsita picante de verdad que hubo que aplacar con cerveza (en el menú tienen Cusqueña, así como Inka Cola, pero nosotros preferimos la Heineken de litro).
El primer plato fue cabrito con frijoles, que además viene con arroz (MUCHO arroz) sazonado con cebolla, cilantro y especias varias. Siendo mi novia y yo «de buen diente» con esos dos platos alcanzó (y casi que sobró, pero hubiera sido una deshonra)
Nos quedamos con ganas de probar mil cosas, por lo que volveremos a por un tapeo.