Boteco Do Brasil

Increíbles las empanadinhas de camarones y las coxinhas de pollo. Los platos principales no gustaron tanto y los jugos estaban demasiado dulces.
El lugar es hermoso!

Ambientación: 6
Atención: 5
Comida: 4
Considero que es un lugar bastante caro para lo que ofrecen, sus platos ni siquiera causan impresión y uno se imagina algo con mucho sabor pero no.
Lo positivo fue el show en vivo, da la sensación de estar en Brasil sólo eso. Ya me habían hablado de este sitio y brasileños mismos me decían que no es lo mejor y lo comprobé, da para ir a pasar el rato pero sólo eso, a no hacerse expectativas…

Un lugar maravilloso, se respira alegría, la atención genial. Apto para sambar.
Muy recomendable

Holu Boteco Do Brasil que ricas Coxinhas que tenés. Realmente las estrellas van para eso.
Hace rato tenía ganas de ir a Boteco a probar un poco de la onda del lugar, las bebidas y la comida.
Llegué un martes de calor, patio afuera vacío y dije esta es la mía para tranquilidad, verde y buena onda.
La verdad que la calidad del lugar ronda entre terraza de barrio con mesas de plástico y algunas plantas tiradas por ahí y no es extremadamente limpio o cómodo.
Adentro estaban asumo los dueños/​encargados hablando portugués a los gritos entre ellos tirados en un sillón tomando birra escuchando musica al palo. Ahí se me fue la tranquilidad del patio.
La moza que nos atendió bien, aunque se colgó media hora hablando con una mesa de amigos de ella y desapareció a la hora del refill de bebidas.
HAblando de ellas, las caipirinhas bastante bien, una de lima y una de maracuyá que tenía tanta pulpa y semillas que era imposible tomar. Pero de buen sabor.
Las Coxinhas de frango las estrellas de la noche. Riquísimas. Los bolinhos de queijo mais o menos. Pero no estaban mal.
En total pagamos 400p por 2 caipis, una birra, 1 Coxinha y 1 bolinhos. Medio aspero.
Estará buena la Feijoada? Veremos si otra vez vuelo.

Muy recomendable este lugar! Verdaderamente logran transmitir un poco del estilo de vida brasilero. El local es una casa vieja remodelada y ofrece distintos espacios para sentarse: adentro (con aire acondicionado), en la entrada con sombrillitas o en un espacio techado pero muy aireado que vendría a ser un quincho, decorado con un mural de pared a pared que muestra una típica playa carioca. Los mozos son super amables y todos brasileros, al igual que la música que suena para ambientar. Recomiendo pedir las tablas si van en grupo, porque así se puede probar un poco de todo! Se pueden acompañar con jugos de frutas o caipirinhas (la de maracuyá es su especialidad) y de postre, hay unos brigadeiros increíbles. Los precios son normales, así que vale la pena pasarse cuando cae el sol para cambiar un poco el aire.

¡Qué lindo sentir un ambiente playero en plena ciudad! Caipis, comida brasilera, música ao vivo… todo súper!
Fui a un cumpleaños y llegué sin saber con qué me iba a encontrar. Por suerte, fue todo positivo. Boteco es un lugar agradable, con espacio en el patio abierto y también adentro. El patio es relindo, tiene un gran mural pintado con un paisaje de Brasil. La onda del lugar es bien típica del país tropical, y hasta las camareras (y camareros) son de allí, así que es divertido ordenar la comida/​bebida y escucharles la tonada auténtica. Todo bien alegre.
En cuanto a la comida, buenísimas y muy recomendables las tablas de mar, con cornalitos, rabas, camarones, etc. Luego, había otra muy genial con chorizo, carne, etc. que también está para pedirla. De bebidas, hay cervezas comerciales y la carta de variada, pero me quedo con las caipirinhas bien ricas y frescas (tienen de varios tipos, la de maracuya es muy rica!).
En cuanto a precios, bueno, un poco caro pero creo que se sostiene por la buena calidad que ofrece. Todo amenizado por música en vivo que te transporta a las noches de calor.
El único punto negativo a mi gusto es que no hay ni un ventilador de techo (menos aire acondicionado, claro) al menos en el patio no había nada, y en épocas de altas temperaturas uno se siente con ganas de meterse a través del mural en ese mar tan tentador.

Brasillll… lalalalala… lalalalalala… Brasil, Brasil…
No hay dudas, el espíritu tropical de Brasil siempre me pone de buen humor. Y Boteco realmente lo logra. En un ambiente súper relajado, colorido y descontracturado… lo que suele ocurrir en nuestro país vecino.
Fui a un cumpleaños y probamos un par de picadas. la de frutos de mar es hiper mega recomendadísima (si son dos comen re bien con eso! Los platos son abundantes). También probamos el frango muy bueno… pero creo que la picadita se llevó todos los aplausos. Hay otra con papas y chorizo… pero las rabas la rompen!
Luego pasamos a las caipirinhas muy buenas! Y no están mal de precio y son grandes… aunque siempre pienso que son traicioneras, uno se las toma como agua y no lo son! hic! :)
Hay de maracuyá y las clásicas… la verdad me quedo con las últimas. Más lima menos dulzura. No probamos postres pero seguro ya voy a volver y les cuento.
Un detalle hay música en vivo– al menos el fin de semana– que hace que el lugar se llene de esa sensación de estar a metros de la playa… mientras uno saborea un poco de Brasil en pleno Buenos Aires.

He probado algunos restaurantes de comidas brasileñas y puedo decir que este es el mejor, lo que mas se asemeja a la experiencia de comer feijoada en cualquier bar de RIO.
Toda la comida probada tiene muy buena calidad, los sabores son justos.
La buena onda de las chicas que atienden es otro aspecto a destacar ya que están siempre atentas a explicar el contenido de cada plata para quien solicite la información.
Generalmente hay música en vivo, hermoso lugar.
Muy bueno precios

Quiero actualizar mi reseña porque anoche volví y sin dudas puedo decir que la primera impresión que tuve de este lugar (que ya era buena) se vio mejorada enormemente. Fui con mi novio porque era nuestro aniversario y la pasamos muy lindo, el ambiente del patio y la música hicieron que fuera una velada bastante romántica.
Empecemos con los tamaños de las porciones, antes eran abundantes, pero quizás demasiado abundantes y si no compartías, muchas veces sobraba comida y no está muy bueno eso. Ahora siguen sirviendo bastante, pero no en exageración, es decir, te quedas más que satisfecho y no hay desperdicio de comida.
Ahora vamos con los tragos: las caipirinhas de lima estaban igual de ricas, pero las de maracuyá estaban increíbles, realmente las mejoraron y me encantó. El trago de la casa se llama como el restaurante, Boteco do Brasil, y antes lo servían en una copa chiquita y salía más caro que una caipi de lima, pero ahora lo sirven en un vaso igual al de la caipirinha y tiene casi el mismo precio.
No probamos ningún postre porque pedimos una entrada y era muchísimo, me parece que es ideal para compartir entre tres o cuatro, no entre dos nada más, pero creo que la próxima vez que vaya, evitaré la entrada para poder pedir un postre.
Otra cosa que me encantó fue el patio, no tiene calefacción, y si la tiene, no estaba encendida, pero anoche estaba lindo y no hizo falta, aunque sí hubo momentos en los que había un vientito frío, pero a mí no me molestó.
Tiene buena música a un volumen perfecto, se escucha en todo el patio, pero no tienes que gritar para que te escuchen los demás (cosa que no pasa cuando hay música en vivo).
Fue una excelente elección volver a este lugar.

Probe los pocos restaurantes brasileños de Buenos Aires y Boteco do Brasil es mi favorito por lejos. El espacio tiene mucha onda, tiene un patio muy bueno, sillones comodos y da como para todo tipo de salidas, citas, en grupo, para varios tragos. Las caipirinhas estan muy buenas aca. El staff sabe atender muy bien. Tienen musica brasileña en vivo. Tienen acai (puede que me equivoque pero es el unico lugar de BA donde podes conseguir acai).
Y la comida? fuera de todo lo demas, la comida es excelente, es para volver varias veces para probar todo el menu, recomiendo probar los salgadinhos, las empanadas de camaron, el bobo de camarao (sublime), aca cocinan bien el camaron, mucho mejor que la mayoria de lugares que lo ofrecen. Y si te gusta la comida picante pedi la salsa picante de aji que te la traen aparte y podes colorear cualquier plato que pidas. Las porciones son abundantes asi que da para compartir. No encuentro nada mal en este lugar, hacen todo muy bien, recomendadisimo.

Lo primero que me llamó la atención de Boteco do Brasil es lo relajado del ambiente. Casi que te sentís entrar en territorio brazuca, donde todo es pura alegría.
Éramos tres. Nos sentamos en el patio de la entrada, en un sillón con almohadones bastante cómodo. Enseguida nos atendió la moza, que tenía un acento brasilero con cantito de lo más simpático y nos trajo unas caipis que estaban frescas y riquísimas. No estábamos seguros de qué pedir para comer, y ella nos sugirió la tablita con varios salgadinhos. Íbamos a pedir algo más y nos recomendó que esperáramos porque es bastante abundante, y que si nos quedábamos con hambre después nos traía otra cosa.
La degustación viene con distintos tipos de entraditas brasileras, todas fritas. Si no sos fanático de la fritura olvidate, pero si te la bancás vale la pena la dosis de aceite. La comimos entre los tres y estuvo muy bien. Pedimos otra ronda de caipis, esta vez de maracuyá, que no estaban tan buenas como las clásica, pero igual no estaban mal.
De postre quisimos probar el brigadeiro: unos bombones típicos brasileros de chocolate y leche condensada, una bomba!
Me pareció una linda opción para contagiarse de la despreocupación brasilera y tomar unos tragos en un lugar tranquilo, con buena onda, sin muchas pretensiones, mientras probás platos que no encontrás en cualquier lado.

Boteco transmite alegría ya desde que entrás. Los colores pasteles de las paredes y la música hacen magia en el espíritu de uno. En toda la galería exterior podés disfrutar de sentarte en las mesitas que hay mientras pedís un trago, o pasar al interior de la casa y su hermoso patio trasero.
Imperdible la caipirinha (ya sé, ya sé, un clásico pero que no deja de ser efectivo) preparada por expertos. La comida también es un diez, con abundancia de frutos de mar y fritos. El frango à passarinho riquísimo, y la feijoada abundante y suculenta.
La atención puede ser un poco lenta cuando hay muchas personas, lo mismo que la cocina. Pero el ánimo relajado y la bossa nova hacen que uno no note mucho eso.
Un lugar para volver, desde ya, aprovechando el verano.