«Estefanía en el país de clavos y demás» Es la segunda parte de mi angustiosa odisea, creo que ya había contado que en mi casa hacen mejoras, y pues bueno, no hay un hermano mayor al que papá y mamá manden a buscar clavos, taquetes, brochas o cualquier artilugio exótico necesario para remodelar al hogar, y pues una cosa es que parezca niño y otra que tengo los conocimientos naturales con lo cual los hombres(algunos, no todos) nacen integrados sobre medidas y esas cosas. Pero nada se puede hacer mis queridos amigos, simplemente darle gusto a papá y a mamá, ponerse botas, camisa a cuadros e ir a luchar, a un mundo desconocido, a conquistar un reino. «Me da una manguera de ¾, por favor» «Las mangueras están por allá, preguntále al muchacho de naranja cuál es» Media hora después, ¡No había ningún muchacho de naranja! ¡Y había muchas mangueras! Sin embargo, vi por ahí a alguien que llevaba uniforme, lo acosé un rato y le pedí lo que buscaba, y bueno, no había. La atención es medianamente buena, el lugar está surtido y muy bien distribuido, pero no encontré casi nada de la lista que me dieron. Así que, no logramos conquistar nada y mi odisea continuó.