Templo de Santa Teresa la Nueva

Es de esas iglesias que cuando entras no tiren al Cristo al fondo de frente sino que la disposición del templo es paralela a la calle. Así el altar principal está entrando y a la derecha. A la izquierda está otra capilla donde está una gruta hecha de papel y otros materiales donde colocaron figuras para representar la aparición de nuestra señora de Lourdes. Pero el detalle que me intrigó son las reliquias de Santa Celeste. Ahí está su figura con su pelo real y vestida de blanco, lo que me encantó es que tiene grietas y la plan del pie descubierta por el desgaste entonces se ven los huesos. O sea sí es un esqueleto y también tiene un frasquito con su sangre.

La historia de este templo, antes convento, se remonta a principios del siglo XVIII, y se construyó sobre el terreno de un antiguo hospital para enfermos de lepra, según se encuentra documentado.
Visitar esta iglesia me provocó cierta sensación de nostalgia. Sin duda, aquí lo único que queda es una muestra del glorioso pasado en que la religión era la una de las máximas prioridades de nuestros antepasados.
Pese a la importancia de este recinto, el descuido del lugar es evidente. Su cúpula se encuentra deteriorada por la humedad, y el paso del tiempo se ha hecho evidente en el mal estado en que se encuentra el poco arte sacro que resguarda el templo.
Una de las piezas que más me impresionó fue la reliquia de Santa Celeste, la cual se ubica en un pequeño espacio al fondo de este templo, colocada al interior de un féretro de cristal y vestida de novia.
¿Quién fue Santa Celeste? En realidad no existe mucha información sobre ella, y menos en internet, un par de fotos a lo mucho. Los registros que se tienen de su fecha de nacimiento datan del 850 d. c, se sabe, por una ficha colocada en la iglesia, que nació en Córdoba, España, y fue decapitada por el entonces rey, Abderrabán II.
Otra parte de esta historia señala que quienes fundaron el Templo de Santa Teresa la Nueva, mandaron traer las reliquias de esta mártir, a quién se ha honrado por el valor que tuvo al defender sus ideales religiosos.
Sí miras esta reliquia te llamará mucho la atención un par de aberturas, una en su mano y otra en la planta del pié izquierdo, en donde podrás observar los huesos de Santa Celeste. A un costado, junto a su cabeza, hay un cáliz con restos de su sangre, además el cabello es el genuino.

Aquí este templo tiene dos puertas gemelas, lo que revela que además de iglesia, fue parte de un convento. Y es que la historia de este sitio se remonta a Manuela Molina, su fundadora, que después de tomar los hábitos se comprometió con la fe de las mujeres pobres que quisieran entrar a un convento. Tiene una fachada roja, una mezcla de piedra de tezontle que ha permitido sobrevivir al edificio en una zona donde los demás edificios se hunden. Nunca hay que olvidar que la Ciudad de México es una chinampa o terraza flotante gigante, con el tiempo y el movimiento de los sedimentos se ha convertido en un terreno casi firme y que podría pasar como cualquier ciudad, pero no. En fin, que este templo tiene una capilla lúgubre y hermosa, dedicada a Nuestra (¿Su?) Señora de Lourdes y es una réplica de la cueva en la que se apareció esta Santa, sus reliquias están ahí también y aunque no se permite tomar fotos si te puedes poner toda el agua bendita que necesites.