Cuenta la leyenda, que en los primeros años de vida de esta ciudad, existió un fraile que se distinguía por su enorme devoción y bondad que repartía a todos sus feligreses. El padre hacía constantes visitas a lugares apartados de lo que ahora es el centro de la ciudad, donde originalmente se encontraba delimitada la ciudad de León, por lo que en su travesía, tenía que cruzar llanos y veredas solitarias. En uno de sus viajes, el padre fue sorprendido por salvajes chichimecas que lanzaron una lluvia de flechas sobre él, los chichimecas al ver al padre herido, se acercaron cautelosamente, uno de ellos le dio muerte al padre de manera violenta, cabe mencionar que este padre tenía los ojos muy claros, a lo que el chichimeca sintió miedo, y con una daga de piedra, le sacó los ojos y los tiró a un lado del cuerpo. Cuenta la leyenda, que los ojos se convirtieron en dos hilos de agua, que según cuentan, dieron origen a estos dos pozos que actualmente la mancha urbana ha ido desapareciendo. Sin embargo, puedes visitar estos dos pozos, que son símbolo de un encuentro entre dos culturas que lucharon por muchos años, hasta encontrar una conciliación.