El establecimiento es de apertura muy reciente, no suelo ser muy novedoso pero tenia ganas de estar a solas con la chica que me gusta y pensé que ahí no nos encontraríamos a ningún conocido que nos interrumpiera, y así fue, el lugar está un poquito escondido. Se ve que le pusieron muchas ganas a la remodelación del local, la decoración es un poco demasiado moderna para mi personal gusto, lo cual esta bien por que es muy distinto a lo que normalmente estamos acostumbrados los guanajuatenses, que al parecer, tenemos una severa predilección por las cosas viejas. Es Restaurante(pastor house) y bar karaōke, en esa ocasión nadie se aventuro a tomar el micrófono, así que todo quedo a cargo de «la sonora cassetera» y después de un rato, un DJ tomo las riendas del sonido, no se dio el caso, pero también suele haber música en vivo. El combo para comer es distinto según el día de la semana, pastor, pollo y ensalada verde es lo que sobresale en la carta. Después de mi grata compañía, lo mejor de la noche, fue el mezcal de Oaxaca que me sirvieron, la barra esta súper completa. ¡Salud!
