Café del Centro Histórico Tapatío

Este café tradicional que lleva añales en el centro solía llamarse Café San Remo y no sé por qué o a quién se le ocurrió cambiarle el nombre a uno tan genérico como Café del Centro pero para mí siempre será el Café San Remo y de hecho así doy siempre la referencia.
Dicho esto, antes me gustaba más pero sigue siendo un buen lugar. El café es muy bueno y es barato. Tienen variedad como café con leche, malteadas, capuchinos, café mocca, chocolate, chocolate frío, entre otros.
También venden desayunos y comidas.
Antes era más pequeño, con el paso del tiempo se ha ido extendiendo y aunque cuando entras lo haces por un pasillo muy angosto, al fondo hay una tipo terraza muy amplia, que antes no estaba, además hay una segunda planta que también es muy amplia.
Es ideal para ir a tomar un buen café y platicar con amigos, súper tranquilo.

Conocí recientemente el Café del Centro un día que unos amigos y yo nos reunimos y nos dirigíamos hacia una marcha pacífica. Como teníamos tiempo, decidimos hacer una parada en un café para platicar cómodamente y esperar bajo la sombra.
El café, de entrada se ve pequeño, como si sólo fuera la barra, pero hacia adentro es muy amplio e incluso tiene un segundo piso.
Elegimos nuestra mesita y la mesera nos llevó el menú. Tienen gran variedad y promociones. Yo pedí lo que casi siempre pido: un capuccino frappé, hacía calor y además con ese «no hay pierde», por lo general son buenos. Mis amigos pidieron una malteada de chocolate, hecha con helado.
Me sorprendió que todas las bebidas eran muy ricas y con ingredientes de calidad.
El lugar es bastante cómodo, había gente pero no estaba muy lleno y no había mucho bullicio. El servicio era muy bueno, la mesera siempre estuvo al pendiente pos si nos hacía falta cualquier cosa.
En un momento pasé al baño y a pesar de ser pequeño y algo oscuro, estaba muy limpio. El lavabo se encuentra un poco alejado de los baños, pero tiene jabón líquido y toallitas de papel, muy higiénico también.
Los precios son económicos. Por mi café me cobraron apenas $ 30 pesos y la malteada, si mal no recuerdo, costaba alrededor de $ 40.

Esta cafetería es otro de los lugares que más me recuerda a mi abuelo…
Mi bisabuelo era marinero, lo cual hizo que mi abuelo naciera en un barco en territorio cubano, de regreso a México el primer lugar al que llegaron fue Veracruz, así que decidieron registrarlo ahí. Aunque mi abuelo siempre vivió en Guadalajara, supongo que fue la razón de su nacimiento la que hizo que mi abuelo siempre quisiera mucho a Veracruz.
Como buen amante del café, siempre buscaba las cafeterías con el sabor más cercano al café de Veracruz, y este lugar era una de ellas; cada vez que íbamos pedíà la misma combinación: ¾ de café con azucar, combinado con ¼ de café natural con molida doble de los granos.
Cuando mi abuelo dejó de caminar, mis hermanas y yo nos encargamos de seguir visitando este lugar para comprarle su café, y aunque nos sabíamos de memoria su combinación preferida, nos gustaba marcarle para preguntarle cuál era.
Ahora que mi abuelo no está seguimos comprando café, y pidiendo la misma combinación…

Éste pequeño establecimiemto de café, está a una decada de cumplir sus primeros 100 años !!! Es impresionante como quedan tan pocas cafeterías como ésta desde el crecimiento de starbucks u otras cadenas.
Estoy seguro que la razón que sigue este lugar en pie es por lo bonito y lo rico de su café. El café que preparan, es local, cultivado en Jalisco y después tostado y molido justo antes de prepararlo.
Te lo sirven en unas bonitas tazas de cerámica como se hace desde hace decadas, ir a ahí es viajar al pasado…

Supongo que el hecho de que este lugar esté tan escondido responde a que pertenece a otro momento. En una etapa donde los cafés Cielito Lindo o los Starbucks pululan por todos lados, este pequeño establecimiento escondido entre dos árboles y con una entrada pequeña es una refrescante experiencia. Café jalisciense molido en el lugar, servido en ollitas de barro y acompañadas de un pequeño bísquet. Realmente es como transportarse al pasado. Inclusive el mismo tamaño del local, el poco espacio y el aire lleno de olor a café no pueden sino hacerte pensar en gente muy elegante de bombón, traje, bastón y zapatos saliendo de misa y yendo al café a dominguear. Quizás un día por pura nostalgia vaya vestida como mujer de los cincuentas.

Fundado en 1923, este lugar inicialmente se llamó café Ámbar, luego San Remo y ahora es el del centro histórico, en el primer cuadro de Guadalajara. Es un punto obligado para pasar –al menos– una tarde que no olvidarás por la experiencia que significa a los sentidos.
Desde hace años, muchos años, cuentan con café proveniente de todo Jalisco, pero especialmente de San Sebastián del Oeste, la región productora del grano en occidente. La especialidad: el americano cargado o el expreso.
Para desayunar o comer ligero, he probado los chilaquiles verdes con frijolitos, acompañados de birote, café americano y/​o jugo de naranja natural
; pero ya si te quieres poner extremo, los molletes rancheros son tu elección, ya que tienen chorizo y se sirven con una salsita mexicana picante.
Para andar light, unos molletes dulces, un cafecito y ‘ámonos a continuar con la jornada.
También tienen a la venta café de grano y molido, el que yo prefiero (y me han recomendado) es mitad caracolillo mitad planchuela. O el torrificado (que tiene azúcar).

Llegué a este café por recomendación de un amigo: «venden un frappé de brownie buenísimo». Y sí, está buenísimo. Si quiero ir a sentarme a tomar café en el Centro de Guadalajara, es de mis primeras opciones meterme aquí.
Es de esas cafeterías que se ven viejitas, tradicionales, pero que son limpias. Es un local pequeño, por lo que a veces puede pasar desapercibido, pero si pones atención, notarás el olor a café y las ganas que tienes de entrar.
Debes probar forzosamente el frappé de brownie, de oreo o comer simplemente un brownie solito. Un capuchino caliente también es una excelente opción. El lugar huele completamente a café, hay un cuadro hecho de granos de café y ves a cualquier tipo de personas ahí dentro. Los baños son limpios, aunque algo viejos.