Bar recomendado por unos amigos que habían estado en Venecia unos meses antes, y que quedaron gratamente sorprendidos por el famoso spritz. Y sobre todo por su precio, pese a lo cercano que se encuentra de la Piazza de San Marcos Dos spritz y una cocacola por 10 €, más los cacaos, nachos o aceitunas que puedes devorar en la barra, justifican que haya una gran cantidad de gente que haga cola para conseguir sacar su bebida aunque sea a la calle, puesto que las dos barras se quedan pequeñas. Eso sí, por la mañana no hay cacaos o similares de acompañamiento con tu bebida, solo por las tardes. Y no es que el local sea minúsculo. En realidad, tiene 3 zonas, por decirlo de alguna manera. Por un lado, tienes la barra con bocadillos fríos, más preparada para comer algo rápido que para beber. Al otro lado de la barra, por donde nosotros entramos, tienes la sensación de entrar en un pub, con su televisión y todo. Y para unir ambas zonas, las mesas, donde no llegamos a entrar por la cantidad de gente. Pero lo mejor de todo, ver cómo preparan el spritz en el momento en que lo pides, mezclando dos partes de Aperol, dos de vino blanco que más parecía una especie de cava, y una parte de soda. Y todo a una velocidad de vértigo. Se notaba que no era el primero que preparaba. Así que, aunque vimos precios más económicos donde tomar el spritz, la limpieza del local, el acompañamiento de nachos y demás cosas para picar hasta«jartarse», junto con la preparación en directo, hace del Campanile un buen lugar donde parar y reponer fuerzas.
Matt J.
Classificação do local: 4 New Orleans, LA
As far as take-away sandwiches go near the Piazza San Marco, Bar Al Campanile was our favorite. Cheap, quick, and the sandwiches were always excellently toasted/pressed.
Andy L.
Classificação do local: 5 Frankfurt am Main, Hessen
Der perfekte Espresso zu zivilen Preisen in Markusplatz-Nähe Ansonsten nette Snack-Auswahl und ordentliche Drinks. Venedig ist nicht immer nur teuer ;-)
BushGi
Classificação do local: 5 London, United Kingdom
We went to this place as our little guide book said they did the best spritz in the city so we made our way there to discover this teeny tiny bar just behind the San Marco Basilica. It’s like how I imagine the bar carriage on the Orient Express would be — all oak panelled with walls stacked with drinks and glasses. We ordered two spritz(es), one bitter and one sweet. Bitter is very bitter, sweet is still a bit bitter. Dangerously moreish though. And as we hadn’t eaten much all day it went straight to our heads. It was great. There’s no place to sit, there’s barely room to stand — mostly you’ll stand outside and not just watch life passing by but actually be part of it as you sip your spritz in the street right next to someone haggling for some Burano lace.