Museo de la Tortilla

Un lujazo! Además de tortillas de variedades muy populares a precio brutal tienen lae jor anchoa que he probado en zaragoza! Merece la pena a!

Buen sabor y calidad aunque solo se puede cenar porqué no abren por el día. El camarero es muy simpatico :)

Hoy por primera vez he estado en el museo de la Tortilla. Después de un paseito navideño (paliza en términos reales), decidimos hacer una parada y reponer algo de fuerzas. Llegamos al bar ubicado en un callejón, en el cual el bar no tiene pérdida, ya que si entras a la calle, ves que es el fondo y final de la misma. Entramos, y la verdad, no sé como nos lo imaginábanos, puede que así. Ni moderno, ni clásico, ni cutre, ni «chick»… un bar normal, en definitiva, bien. Nos sorprende que hay poca gente, pero ello no nos impide entrar, ni nos cambia la percepción que llevábamos del mismo. Una barra con platos con diferentes tortillas, un cartel que nos informa de las mismas (muchas), y un amable camarero que nos pregunta que deseamos y nos da parte de cuales son las que tiene recién hechas. Como es la primera vez, este comentario es susceptible de ser modificado y aumentado en próximas visitas. Me gusta lo que hay recién hecho, (longaniza era una de ellas) pero me apetece además un pincho de tortilla de chorizo y otro de morcilla. Sí, tres… y además han sido vistas y no vistas, pero es que iba con hambre, y además se merecían mi apetito. Las tres tortillas estaban espectaculares. Jugosas, muy muy sabrosas, finas pero bien rellenas, y además a un precio fantástico. Cuatro pinchos de tortilla, y dos consumiciones, 7.2e. La verdad me hubiera comido muchas más, pero me reservo para próximas visitas. Si te gusta la tortilla, obligada visita, sino te gusta, no sabes lo que te pierdes. Como dice un vídeo muy famoso, dale la vuelta a la tortilla. Aquí se la dan de manera espectacular.

¿Una tapita para reponer fuerzas? Sí!!
¿Y si la tapa es una rica tortilla? Mucho mejor!!!
Así es como llegamos al Museo de la Tortilla después de una intensa mañana de compras…
El bar está situado en el Callejón del Perro, junto a la plaza San Miguel. Y hay que reconocer que este sitio es toda una locura para los indecisos, porque hay muchísimas opciones. Puedes encontrar tortillas de patata, chorizo, calabacín, trigueros, jamón, setas, morcilla, bacon, longaniza, berenjena, picadillo, ajos champiñones…
En esta ocasión nosotros nos decidimos por la de chorizo, longaniza y morcilla.
Y son espectaculares! Tienen un tamaño generoso, bien de relleno y estaban muy jugositas.
Además el precio está muy bien, todas las tapas cuestan 1,20 €. Habrá que volver a probar más especialidades…

Mira que es fácil hacer una tortilla… huevos, sal, «lo que sea» y brío para batir y darle la vuelta… pues oye… qué encontrar una tortilla rica a veces es como buscar el Santo Grial.
Pero en el Museo de la Tortilla con semejante nombre ya sabes al entrar, que al menos, huevos al asunto le van a echar y muy bien echados, por cierto.
El garito en si, pues ni es chic, ni es moderno, ni hipster, ni es lo más… un bar con una larga barra de madera y taburetes altos muy sencillo y básico que se peta hasta la bandera en horas punta…
Los camareros son «saladetes»… ese camarero de barrio de toda la vida de colegueo y guiño divertido, que te canta las tortillas que hay en la barra y las que te pueden servir recién hechas en unos minutos, casi sin coger aire ni pestañear.
En cuanto al producto estrella, sin lugar a duda son las tortillas… de cualquier cosa que se pueda meter al huevo, te hacen una tortilla: sesos, chorizo, longaniza, morcilla, salchicha trufada, berenjena… y mi favorita, la de oreja (¡incredibol!). Son finas pero jugosas y de ración generosa.
Si te declaras tortillero mayor del reino como yo, no puedes perdértelo o te arrepentirás.

Mañometro: Entalto Aragón !!!
Será porque mis raíces familiares están ligadas al trabajo de la tierra, al sudor y el esfuerzo, será porque si sumamos las poblaciones de los orígenes de mis padres y abuelos no sumarán mas de 1500 habitantes, será porque los maños llevamos muy dentro lo que hemos sido, somos y seremos …
Y es por eso por lo que no hay variedad de tortilla que no dominen, así de simple, seis huevos y una sartén, pero que delicia señores … sesos, patata, chorizo, longaniza, jamón, bacalao, trigueros, ventresca y un largo etcetera, a precios mas que populares y con un servicio que no ahorra en sonrisas y buen trato. (16 pinchos y 6 bebidas salieron por unos 29 E — los que no salimos fuimos nosotros que casi nos tienen que llevar en pala escavadora)
Pero la realidad, al menos para mí, es que ir al museo de la tortilla es como volver al origen, rebobinar y despertar todo lo bueno que tiene ser aragonés … regresar a casa entrar por la puerta y observar con añoranza que todo sigue igual, que poco cambia y lo mejor de todo … que no te olvidan y que han estado esperándote.