Vuelve Carolina

Tras tres visitas a este local, me decido a escribir sobre él.
Tengo que reconocer que soy fan de la cocina y de todo lo que a ella envuelve. Pero también soy reacia a ir a locales que, aparándose en la marca de un chef reconocido, se aprovechan para clavártela, como ya me ha pasado en alguna otra ocasión.
No es el caso de Vuelve Carolina. Puedes ir entre semana a comer con su menú ejecutivo, que si bien es más caro que a lo que estamos acostumbrados, por su calidad merece la pena hacer una excepción y disfrutar de buena comida entre el estrés del trabajo.
Si vas a la carta, aquí os confección mi menú: me pareció buenísimo como entrante su cubalibre de foie, uno de sus platos insignia (a compartir, que para una persona lo veo demasiado y así te puedes pedir una croquetilla de hongos que no están nada mal), como principal su cous cous meloso de calabaza y pescado. Y para acabar con buen pie, aunque soy chocolatera empedernida, recomiendo probar su tierno de dátil con helado de almendras.
Solo un pero, soy de las que les gusta hacer la sobremesa con una buena infusión o té y aquí no es posible, ya que no tienen más que los básicos.Si me leen los de este local, por favor amplien su oferta.

Cada vez que venimos a este local salimos con una sonrisa de oreja a oreja.
Desde luego, cuando nos apetece cenar de tapeo y darnos un homenaje, Vuelve Carolina, es nuestra primera opción.
Espero que sigan con este nivel durante mucho tiempo.

Experiencia gastronomica con altibajos y sufrimiento por si te vas a quedar con hambre hasta el final.
El menu individual, 27 euros mas las 4 copas de vino, mas el pan, suma casi 80 euros.
Los 2 primeros platos, desiguales, unas cebolletas rellenas minimas, una presa iberica que hay comer con pinzas, por lo desgadissima.
El plato de mouse de foie con cuba libre muy bueno. Del arroz con bacalao, solo destacaba el fondo por su sabor pero el resto de ingredientes no estaban integrados, nada memorable.
Dos postres, el de yogurt con violetas muy bueno, la ganduja de citricos, olvidable. El café sin ningun detallito.
El local, con un abuso en el aprovechamiento del espacio. Temiamos por nuestras espaldas cada vez que el servicio nos pasaba las bandejas rozando. Servicio desbordado.
La experiencia real no estuvo a la altura de las expectativas.

Lo que mas me llamó la atención de, restaurante es que es muy bonito. La decoración está muy cuidada y la zona interior imita un bosque de forma bastante lograda. Para completar esto los platos tienen forma de hoja y alegra bastante la mesa.
Importante decir que hay que reservar. Parece que se ha puesto de moda y eso en las reservas improvisadas se nota. A unas malas es bueno saber que la barra no se reserva y allí te sirven los mismos platos. Imagino que también al mismo precio a pesar de estar en un taburete.
Respecto del servicio muy bueno y cuidado. Para mi gusto excesivo número de camareros que la verdad que me suelen intimidar un poco. El uniforme muy extraño, con unos tirantes en plan tirolés. No sé, no me quedó claro, si alguien tiene idea de a que vienen que me lo cuente.
En fin, la comida que es lo más relevante. Pedimos el menú de tapas para probar distintos sabores y yo creo que fue un éxito. Todas las tapas muy ricas, eso si, en mi opinión un pan de cristal con jamón no pega en este tipo de restaurantes, demasiado plano. Pero la verdad que el resto muy bien. Me han gustado mas otros menus similares (en sitios que gozan de menos popularidad), pero desde luego os recomiendo ir y conocerlo ya que merece la pena.

Very good tapas, some with tastes i’ve never tasted before. Friendly staff & atmosphere. I can higly recommend this place (which i’m doing right now ;))

Ive been a fan of Quique Dacosta’s for a long while now. However the journey down to Denia where his flagship has always eluded me. I come back to the area a couple years later and he’s now got three restaurants! So what do I do? Go to all of them of course!
Having carted me around for a good day and also cooking for me in their home, I felt I needed to treat my friends to a night out. Since we had done many traditional eateries the few days prior, it was time to get a modern take on the local Spanish cuisine.
Unlike the remote flagship in Denia, Vuelva Carolina is smack dab in the middle of the Valencia city center. After the stone like façade with the large open glass windows and doors, the makeup is majorly blonde wood throughout, accented in every way. It’s very modern, nothing like the tapas bars in the rest of the old town. A set of banquettes line the left side, recessed into the wall. Plentiful bar seating is opposite. As you look forward, the wine cellar towers above the entrance to a back dining room, with the kitchen and restrooms sweeping to the right. It is notable that chef Dacosta has built El Poblet, the former restaurant owned by his parents where his flagship lies now is right next door.
We are seated in the middle of the main room my friends peruse the menu and realize these are takes on many of the foods they grew up with. So I let them order, after all this is their night. We are started with a bowl of olives, a selections of rolls and bread crisps. My friends being the Spaniards they are, immediately get a bottle of Pazo Senorans Albarino from Galicia. My friends confer with our server and we end up with:
–Mackerel wrapped in bitter greens
–Jamon sliced thin in savory sauce
–Shaved una belly in savory sauce
–Foie gras cuba libre
–Scallops in their shell
–Grilled octopus with pimenton
–Date cake with almond ice cream
–Chocolate torte with mandarin oranges znd their gelee
–Violet Yogurt
Everything was delicious. My friends quickly realized the flavors were all mostly from their childhood but the presentations were all reinterpreted. Sometimes no initial recognition but when it hit their palates, you could see the look in their eyes of familiarity. All I know was it all tasted great. The service was solid and they took great care of us. I think some of it may have been because of an encounter Ill describe below.
I got to use the restroom and as I walked through the back dining room I saw a familiar face. A man I had seen at lunch at Ricard Camarena’s restaurant earlier in the day. We look at each other and we start to chat. Turns out he’s Rafael Palacios of the famous Palacios Rioja family. He however has decided to go on his own and make wines with the Bobal grape in Galicia. He’s sitting with a local winemaker of Bodega Mustiguillo. What are the chances in all of the restaurants in Valencia and all of the time slots, that I would run into this man twice in the same day? The world is a crazy small place. When I get back from chatting with him and the restroom, the sommelier shows up with a bottle of 2012 Mestizaje. I look at my friends, they look at me. «Did you order this?» I say. «No. I have no idea where it came from» they respond. The somm then tells my friends that Rafael and his friend had sent it over. Talk about hospitality! They dont even work at the restaurant. I think the mutual love of food however, could not have gone un noticed and as I always say, «the best way to be accepted by a culture is to eat their food».
Not only did I get to celebrate with my friends, we got the opportunity to make new ones. I will definitely be visiting their vineyards in my next trip to Spain. Top that off with the great food we had, it made for one great night. We had just missed chef Dacoasta by an hour or so, but I would be headed to see him in Denia the next night. An awesome alternative to your familiar traditional Spanish fare, done with flare and creativity, with plenty of Spanish hospitality to boot.

Parece que este restaurante va en serio. Entendámonos… no va a convertirse en un nuevo La Sucursal o Arrop, pero en su nivel creo que no tiene rival en Valencia. La RCP de lo que he cenado las tres veces que he venido es muy muy buena.
Después de tanto elogio, vayamos a la información pura y dura.
Cena para dos, obviamente previa reserva:
— Un par de cervezas Rosita para abrir boca. Me encanta esta cerveza.
Dos menús de tapas que incluyeron:
— Una ostra con un ligero escabeche. Muy buena, pero sigo insistiendo en que cualquier traje le sobra a la ostra. Me gustan desnudas!!!
— Ensalada de algas con hígado de rape. Ya lo había probado. Muy buena combinación.
— Yogur con mejillón tigre. Otro acierto. Sabor intenso, incluso algo picante.
— Patas de cangrejo rebozadas con salsa romescu. Bien, aunque la salsa mataba el sabor del crustáceo.
— Huevo poché con migas y morcilla. Tercera vez que lo pruebo. Bien.
— Pizza de queso con boletus. Me gustó más que la anterior pizza con tomates secos.
— Volcán de café. Excelente postre. De este no me canso de repetir.
— Milhojas. Bueno, pero sin más.
Para beber pedimos una botella de Finca San Blas, pero al salir con corcho nos ofreció un Fusta Nova blanco bastante flojete.
Si no fuera un sitio tan ruidoso, sería mi preferido de Valencia.

Moderno restaurante con comida de autor. La carta algo cara pero el menu muy bueno, tiene tres tipos de menús, el más caro de 25 €. Es la ‘segunda marca’ de Quique Dacosta, un gastro bar del tipo a los que están montando los grandes Chef.
La ubicación inmejorable, detrás de Correos.
La proxima visita a Valencia ya tengo sitio para comer/​cenar

Cocina de autor
Menu calidad precio OK
Carta cara
El arroz con setas y pato buenísimo

Vuelve Carolina… y no te vayas nunca.
Siguiendo con la ruta gastronómica que nos estamos pegando mi pareja y yo este año, fuimos a parar al Vuelve Carolina, un restaurante que por ser de Quique Dacosta, me pareció ya bueno de por sí… para ser «low cost».
El local es amplio y está perfectamente decorado, todo madera, las mesas enfrentadas en la pared, dejando un espacio amplio y con mucho movimiento. La barra es enorme, magnífica, y da a la cocina, con lo cual es un gusto mirar como se preparan los platos.
Menú, tapas al centro, excepcional, yogur cremoso de Parmesano y Albahaca, muy bueno y servido en tarrito de los de toda la vida, Cristal & anchoas del cantábrico, correcto, el pan de cristal perfectamente orneado, mejillones tigre, la reinventación de un clásico, muy, muy bueno,… Huevos poché, con cremoso de morcilla, fantástico.
Postres muy buenos, y ligeros después de la «fartá» de las tapas, lo cual se agradece.
Con sumiller, que muy amablemente te indica el vino que mejor marida con lo que has elegido y discretamente te pregunta si entra en tu presupuesto (me gusta este punto, que así luego no hay sorpresas), así que por un precio más que económico, si tenemos en cuenta la categoría del restaurante, (hay gente que le parece caro, pero que no valoran dónde han ido a comer), tienes una cena en uno de, a mi parecer es un restaurante muy, muy bueno.

La necesidad, supongo, de generar ingresos por donde sea ha creado un nuevo fenómeno empresarial en el mundo de la hostelería: famoso restaurador con al menos una estrella Michelin abre un local de nivel inferior al que le ha llevado a la fama para que los simples mortales también puedan degustar su comida.
Hecha la advertencia de que esto es una simplificación, bajo ese patrón funciona el Vuelve Carolina, el segundo restaurante «low cost» que Quique Dacosta, responsable de El Poblet (Denia, 2 estrellas Michelin) ha lanzado en Valencia. El local está muy céntrico, es francamente bonito –paredes forradas de macetas con cactus-​, tiene dos pisos y, eso si, es un poco ruidoso, entre otras cosas, porque casi siempre tiene una buena entrada, como se diría en los toros. El servicio, mejorable.
He estado dos veces y creo que la comida es buena. Hay varias modalidades, pero el menú estándar que ofrecen suele ser de 6 tapas (langostino crujiente, huevo poché, ostra en lata aliñada con apio…) y cuesta 20 €. Pida, inevitablemente, una botella de vino, y olvide mi adjetivo anterior de «low cost». Le saldrá la fiesta por un pico pero, posiblemente, haya valido la pena.

Para mí salir a comer por ahí es un placer y un aprendizaje… pos como soy del ramo hostelero, cada salida a un restaurante, además de deleitarme o no, me deja valiosas leccionessobre cosas que imitar o evitar.
Por esta razón, un día quedé con un ex-​compi de curro para ir a curiosear las habas que se cocían en esta nueva empresa de Quique Dacosta…
La verdad es que fue una visita compleja… pedimos el menú de tapas, que consistió en 6 tapas, 2 de ellas dulces como postre; si no me equivoco había una ostra en lata con una especie de escabeche, pa mi gusto servida a una temperatura muy alta pero el escabeche estaba rico, luego, yogurt de foie… bien, luego, la tapa que me resultó la más interesante: ensalada de algas con hígado de rape… si te comías las algas por un lado un sabor, el hígado de rape por otro… otro sabor y el conjunto era un sabor totalmente nuevo, rica rica… para continuar una pizza de rúcula parmesano y jamón…correcta sin más y una brocheta de pollo que no me gustó, parecía cazón en adobo, pero al ser pollo y no cazón sabía a adobo y ya está.
Luego los postres: un yogurt y violetas… muy bueno de sabor… y luego un milhojas clásico, muy crujiente, relleno de crema pastelera bastante buena…
En cuanto al servicio… distante y un poco apresurado…
Pero, hasta aquí, tooooodo bien… nos fuimos del sitio y todo perfecto…
Después vino el aprendizaje… hay sabores que mejor no mezclar porque puede que «la repetición» cuando digieres te sorprenda desagradablemente: hígado de rape con violetas… manda huevos!!!
Desde ese día me fijo más en como equilibrar los platos que pido de entrante, de fuerte y postre… y también cuando me toca hacer un menú poner mayor atención en la composición total y no en cada plato… porque al consultar con mi ex-​compa de curro, tuvo el mismo problema que yo; y su novia… también! 3 de 3, sota caballo y rey!
Así que tendré que volver donde Vuelve Carolina a darle otra oportunidad…

Cocina de autor
Carta cara
Menú por calidad /​precio y por su localización aceptable en precio
Arroz con setas y pato muy bueno
Repetiría gustosamente