The Sushi Room

Sinceramente me ha decepcionado un poco el servicio recibido. Han cambiado de ubicacion y su servicio ha cambiado a peor. Ya no son tan amables.
Hemos pedido entrantes, shushi. Una buena selección, le hemos preguntado al camarero si era suficiente para tres y nos decía que no, que nos faltaban por lo menos varias cosas mas. Somos bastante comedoras pero definitivamente todo lo que nos ha hecho añadir sobraba. Nos ha hecho no disfrutemos de la comida.
Otra cosa curiosa, le hemos pedido cubiertos, para uno de los comensales, a los que nos ha contestado por normas de la casa no ponen. Que extraño, ya que hasta en Japón te dan si lo solicitas.
En definitiva un servicio lento, no asesoran bien y han perdido su amabilidad.
La comida buena y de calidad pero hay que acompañarlo con algo mas, para que la experiencia sea buena y tenga ganas de repetir.

Para los que aún no lo sepáis, se han mudado a un local muy cercano pero más grande! La comida sigue siendo igual de buena y la decoración muy japo. Para los que estéis cansados de comer siempre las mismas variedades de sushi, os recomiendo llamar, reservar mesa e ir con la mente abierta para probar algo nuevo. Muy recomendable!

Después de varios domingos intentado cenar en el nuevo local de The Sushi Room, por fin logramos tener mesa (siempre que hemos ido ha sido «de pum» y sin reserva, todo hay que decirlo). Es un local de moda, el sushi está de moda y Ruzafa siempre está de moda!
La carta ha cambiado, pero sigue siendo sencilla y fácil de interpretar! Por supuesto, los precios no han variado mucho, siguen siendo algo elevados, pero la calidad del pescado es muy bueno!
Pedimos una ensalada Wakame (que me super encanta), unas Gambas Furai que estaban muy buenas, pero el rebozado quizás un poco grueso, Makis Spicy Tuna (buenísimos, como siempre), Nigiris de Salmón y Tartar de Atún que llevaba base de aguacate, mango y pepino (personalmente no nos gustó la combinación ya que el pepino le «mata» el sabor al atún).
Para beber pedimos una cerveza y un refresco y, a mitad de la cena, un par de copas de vino tinto (sin especificar ni D. O ni bodega, sólo vino tinto)! La primera copa muy bien, la segunda, para nuestro gusto, algo caliente y no tuvieron ningún problema en cambiárnosla!
El servicio fue rápido (se suponía que debíamos dejar la mesa a una hora determinada, porque estaba reservada)!
A la hora de pedir los cafés nos retiraron TODO de la mesa y pasaron una bayeta (cosa que no entendimos porque no habíamos acabado), pero bien, por lo menos estaba limpia y seca!
La sopresa viene al pedir la cuenta! Somos consumidores de sushi y calidad-​precio no tenemos queja, pero cada copa de vino tinto (un roble D. O Ribera del Duero) 4,5 € nos pareció una exageración, ya que nos pusieron el vino más caro por copa sin preguntar (tal vez fue era nuestro no especificar si lo queríamos de la casa o cualquier tinto). La verdad es que el camarero, suponemos que era el encargado, no tuvo ningún problema en cambiar la tarifa e invitarnos a una de las copas: esa no era nuestra intención!
SÍ, LO RECOMIENDO para cenar sushi, pero si pedíis vino por copa cercioraros de especificar cuál queréis!

Espectacular la comida. Maravilloso. Ir a este restaurante es disfrutar mucho, pero mucho mucho, de lo que te ofrece la carta. Genial!!!

Mi experiencia en The Sushi Room parte del servicio take away que realicé a través de Just Eat pero recogiendo en el local. En este punto un sobresaliente a la rapidez y atención en el restaurante.
Era mi primer contacto con Sushi Room y me decidí por un combinado de uromakis (12 piezas) de las cuales destaco con diferencia el uromaki sweet alaska, me encantó la mezcla de ingredientes y el toque crujiente.
Los nigiris eran correctos, un poco pequeños a mi parecer. Creo que merece la pena decantarse por la originalidad de otras de sus propuestas. Los nigiris los dejaré para japoneses más puristas.

Un sitio muy recomendable. Para comer sushi como dios manda! Los únicos fallos apreciables es una cocina más show… Donde puedas disfrutar de la elaboración de los platos. Todo lo demás perfecto. Una carta en su justa medida… De las que es bastante fácil elegir y no tiene problemas de estar media hora leyendo… Es muy aconsejable. El precio no es el de un wok. Pero la calidad es muy buena. Se nota la calidad de los ingredientes al poder diferenciarlos en tu paladar. Es una buena experiencia. Más adelante volveré seguro, pero aún me quedan más sitios que experimentar antes de volver.
La verdad que hoy he entrado pensando… Espero que no me la peguen… El resultado ha sido favorable. Muy agradecido con el servicio, con la rapidez y la atención.
Solo falta la cocina que os he dicho. Ahhh cocineros no japoneses, pero no tiene nada que ver con la calidad.
El precio, comiendo lo normal y con café i postre, sube más de 30 € por comensal seguro. Pero hay que probarlo!!!

Local agradable, personal amable, muy pendiente de nosotros sin agobiar y rápido. Hemos pedido tartar de salmón, nigiri de pez mantequilla, dos combinados (nigiri y sushi) que no solemos pedir pero, esta vez, hicimos una excepción porque íbamos con mis padres que no habían comido nunca japonés. Espectacular el nigiri de toro. Tres uramakis: katsu, dragon (muy buena la combinación con anguila) y crispy ebi. Como curiosidad, algunos platos nos decían que ya venían salseados y no había que mojar en soja. No es un japonés tradicional. Repetiría! Dos aguas y dos cervezas. 90 €.

Me faltan estrellas para este restaurante, si hubiera 10; se las daría. Espectacular fusión. Empezando por los básicos edamame y wakame, como los que sirven aquí; en ningún sitio! Mezclan el salmòn con la fresa y el aguacate de una manera espectacular en su tataki. Hay rollitos para todos los gustos: fuertes, suaves, más dulces, picantes… Un no parar! Para los más puristas también hay opciones increíbles. Y siempre están innovando con platos nuevos fuera de carta. Han ampliado el local porque se les quedaba pequeño (si no quieres llevarte sorpresas, reserva amigo!). El jefe de sala es la persona más profesional, educada y eficiente que me he topado en Valencia. Remata la cena con un helado de postre (jengibre o sésamo, nunca sé por cuál decidirme). La única pega que le veo es que, como tienen tanta afluencia de público, se ven obligados a hacer dos turnos: a las 21h y a las 23h (more or less); pero claro, «compartir es vivir» y nadie quiere perdérselo. Es de los pocos japos que he pisado en los que te hinchas a comer de buena calidad y por un precio más que asequible. Lujo para todos. Y además a mediodía tienen menú!

If you seriously love sushi, you´d rather avoid this place. On the contrary if you like food experiments (aka «fusion») then this is your place. Japanese food is very delicate and not any standards would be acceptable. Food is not bad, but I don´t think fish was good and fresh enough for a sushi. They claimed people love their Edamame, but I disagree with that. I found the seeds too soggy. The Gyozas didn´t impress me either. The Tempura Maki rolls were interesting and quite tasty but again this is a weird combination but ey… I´m not gonna judge it. Desserts were well presented and tasty. I very much enjoyed the black sesame ice cream.
Their waitresses were very accommodating and friendly. However they didn´t seem to know much about Japanese food when my friends asked for recommendations from the menu.

Espectacular la comida, original la propuesta e increíble la rapidez y eficiencia del servicio. Si no le pongo cinco estrellas es porque el local no me convence, me parece demasiado pequeño para lo lleno que lo tienen y hay mucho ruido, lo normal en un sábado noche en Valencia (España), también es cierto.
Llegamos ansiosos de sushi y disfrutamos muchísimo con los platos que pedimos: edamame, calentitas y bien cocinadas, con su sal gorda que no falte. Una ensalada de algas que me atrevo a decir que e la mejor que he probado en Valencia, además de respetable cantidad estaba sabrosísima y el aderezo estaba muy rico. El chef nos quiso sugerir un plato que estaba fuera de la carta: suquet de bonito con quinoa ¡impresionante, señoras y señores! Era una propuesta muy original y sorprendente. ¿Sabes cuándo no sabes lo que te esperas y resulta algo especial? pues eso, me encantó. Cada plato nos lo iban explicando, todos salían uno detrás de otro sin perder comba (gran frase de mi madre) y nuestro camarero era majo no, lo siguiente.
Os confieso que llegué un poco desmotivada por los comentarios que había leído pero mi experiencia fue espectacular, volveré y muy pronto (si no pido para llevar que también tienen el servicio, aviso). Seguimos con unos makis de foie que a algunos no convencieron por ser bastante dulces ¡pero eran muy originales! Los nigiris de toro volaron (hasta el mío, jeje), y llevaba un aderezo que no necesitaba mojarse en soja, según nos dijo el camarero, pendiente en todo momento de cada bocado.
Los postres que pedimos fueron dos clásicos: el helado de té verde (si no te gusta el té verde huye porque es a lo que sabe), y el de sésamo negro, delicioso.
En cuanto a precios, salimos rodando (de verdad, cenamos muchísimo), y con vino blanco, aguas, cervezas y dos postres salimos a 25 euros, me parece más que razonable ¡genial! Dos puntos más a su favor: tienen tronas para niños y Alfredito estuvo tan a gusto allí entre makis, y todos los camareros y camareras sonríen y te tratan genial. ¡Eso es un plus en Valencia!
Por lo que pudimos saber el chef es argentino pero ha vivido en Perú, Japón y tuvo un restaurante de sushi en Ibiza ¡qué bien que haya aterrizado en nuestra ciudad! Se nota que le gusta innovar y mezclar sabores y texturas exóticas para nuestros paladares de arròs al forn (que bien rico está también). Ya estoy relamiéndome de pensar en mi segunda visita.

Es un restaurante japonés fusión con toques árabes y sudamericanos. Yo soy un purista del sushi al máximo: no me gustan ni las cosas con salmón porque los japoneses no tienen salmón en sus mares y veo necesario que haya gunkans de erizo de mar y nigiris de babosa de mar. Entonces claro, a mí estas fusiones no es que me maten, pero tengo que reconocer que los sabores son impresionantes y las mezclas que hacen son muy muy potentes, aunque algunas me gusten más que otras. El toro con quinoa me parece espectacular y los yakisoba y la ensalada de algas impresionantes.
El local además está recién reformado, con sencillez pero con estilo y la atención fue extraordinaria: desde traernos cubiertos y palillos supletorios porque el niño nos tiró varios al suelo, hasta poner el aire acondicionado justo en la temperatura y forma que más agradable era para todos como en la fluidez a la hora de sacar los platos, sin prisa pero sin pausa. El chef estuvo también muy atento con nosotros.

Local con pocas mesas y un tanto frívolo por falta de decoración para mi gusto.
El sushi está elaborado y tienen propuestas diferentes en cuanto a gustos y formatos de sushi, pero sigue siendo un local de sushi más con precios no muy económicos.
Está bien, pero no se pasa

Tartar de salmón y tataki de atún muy buenos y los uramakis París y California tempura excelentes. Buena relación calidad-​cantidad-​precio.

Una propuesta correcta y algo cara.
Y es que la sopa de miso blanco estaba bien pero los dos trocitos de tofu eran diminutos…
Pasando a mayores: el sashimi de atún muy bueno así como el uramaki California, (buen sabor de conjunto y el arroz en su punto), lo cual nos animó a pedir el futomaki Vegetariano que nos acabó desilusionando, no tanto la originalidad de su sabor traído por la fresa, como por el hecho de que la pieza se deshacía al cogerla con los palillos y quedaba hecho un amasijo sobre el plato,
El resumen pecuniario: los platos citados sin bebida, ni postre ni café: 20 euritos por persona.
Si vuelvo será entre semana a ver qué tal plantean el menú de mediodía.

Lo mejor la atención y el empeño por satisfacer al cliente. El producto en general bastante correcto con alguna preparación destacable. Los postres muy mejorables. Precio razonable. El ambiente bastante conseguido aunque la iluminación se podría suavizar sin perder luminosidad. Un local joven y con ambiciones al que le queda recorrido para alcanzar la excelencia si es esa su intención y continúar mejorando. Estaremos atentos.

Quién me conoce sabe que las palabras japonés y Ruzafa son para mi una llamada irresistible. Desde que me enteré de su apertura estaba deseando poder escaparme un ratillo y catarlo.
La ubicación del local no es la mejor sinceramente, pilla un poco fuera de la ruta de los sitios más conocidillos del barrio. Tampoco es la mejor si quieres irte a tu casa comiendo sólo algo ligerito ya que al salir es complicado escapar de las garras de dulce de leche o de Celia cruz.
El local está reformado y nada más entrar se observa una vitrina con el pescado fresco para hacer sushi. En principio esto parece una ventaja pero en mi caso me tiró un poco para atrás ya que la calidad/​frescura del pescado no era la esperada. Quitando este contratiempo (importante en mi opinión) detallo lo que pedimos:
— Como entrantes unas Gyozas, gambas furai y yakitori. Lo mejor de todo las Gyozas además me encantan y tengo que pedirlas siempre. El yakitori algo soso, y las gambas correctas aunque se notaba que eran congeladas.
–Pedimos también Ramen y sinceramente se agradece encontrarlo aunque no volveríamos a pedirlo. El caldo soso y picante y el resto de ingredientes no sobresalían tampoco.
— Unos nigiris: correctos pero no fascinantes principalmente por lo comentado de la calidad del pescado.
— Uramaki: pedimos el Sweet Tokio y estaba realmente bueno. Si nos ponemos en plan purista los ingredientes no son muy del estilo japonés pero era una combinación muy acertada.
¿Volveremos? Seguramente. La atención del servicio nos pareció muy correcta y me he quedado con ganas de probar más Uramaki.