La de vueltas que tuve que dar la primera vez que fui a recoger a mi sobrino en este gimnasio. Mi cuñada tenía que trabajar y su otra tia, que llevaba a los niños a este gimnasio, tenia a los chavales enfermos en casa. Me tocó a mi. No encontraba el gimnasio porque la entrada está cubierta de árboles, la verdad, parece más una pequeña casa de campo que un gimnasio. Con la precipitación y la búsqueda imperecedera llegué un poco tarde y allí me encontré el pastel. El pobre niño que salía supercontento de su clase de karate estaba llorando como una magdalena porque nadie había ido a buscarle. Afortunadamente fueron muy amables y comprensivos cuando les explique la situación, con el niño pegado a mi. Con el tiempo, mi sobrino que era uno de los alborotadores de su grupo de karate fue modelando su comportamiento y yo perfeccionando la técnica para ir a recogerle más veces. Las lecciones de su maestro eran eficaces y mis problemas de orientación menores.
PACO C.
Classificação do local: 3 Valencia
Hubo un tiempo, hace mucho, mucho tiempo, en el que me dio por intentar sacar todo el potencial físico de mi cuerpo. ¿Y qué hice? Apuntarme al gimnasio con un par de amigos. Éste es el que está cerca de casa, así que, no nos complicamos la vida. Y la verdad, es que acertamos. A pesar de no ver mucha más bola en mis brazos tras mi efímero paso, recuerdo buenos momentos allí dentro. De hecho, el ambiente del gimnasio era muy bueno, incluso se organizaban cenas entre la gente que solía ir diariamente. Pero esto es más que un gimnasio porque, cada día y a cada hora, en la sala que hay antes del gimansio, había una actividad. Mucho arte marcial, muchísimo. De hecho, este gimnasio, según he podido hablar con gente que está más o menos metida en el mundo, tiene una buena reputación en Valencia en este ámbito. Y cuando no eran patadas y demás, era fitness o aeróbic o… La verdad es que, cada vez que paso por la puerta, mis musculitos aún lo recuerdan y se ponen tensos, jaja.