El exterior de esta cafetería es mitad pared amarilla, mitad mármol grisáceo, con unas cuatro mesas en su parte izquierda; lleva muchos años en esta esquina de la calle y todos los vecinos la han visto evolucionar tanto en su exterior como en sus productos. En su interior, tan solo hay cuatro mesas, donde se puede degustar un sabroso desayuno o unos bocadillos caseros recién hechos. La marca que utiliza para la realización de sus tan deseados cafés, por parte de la gente que trabaja en los alrededores, es Monticelio y aunque yo no soy muy cafetera, me rindo ante uno de estos, pero descafeinado con leche y una de sus tostadas. Desde siempre había sido el padre, José Luis, la persona que había regentado el local; en los últimos años, es su hijo y la mujer de éste los que han tomado las riendas del negocio familiar.