Portuscale

Bonito local, limpio, personal atento, buena comida y buena compañía… el final del pack = «Felicidad absoluta» !!!
Nada a objetar en la comida, no dejamos aconsejar y nos gustó todo mucho. Hubo algún plato más que otro, pero en general la comida era muy sabrosa. Nos aconsejaron un vino blanco Portugés, no recuerdo cual peró estaba muy bueno. Era una mezcla entre vino y cava. Los postres también estubieron bien y el servicio muy atento y simpático. Además disfrutamos de una fantástica compañia que acabó de hacer de la cena una velada perfecta! La 5ª estrella para la próxima vez que vuelva y pueda ratificar la experiéncia vivida!

Buscando un sitio por El Carmen para cenar con unos amigos encontramos un restaurante de raíces portuguesas que satisfizo nuestras expectativas. El restaurante es poco visible porque está situado en una estrecha calle poco frecuentada pero llama la atención la blancura de la decoración interior.
Tienen carta y también 3 menús configurados con varios entrantes y segundos a elegir. Nosotros elegimos el menú intermedio de 16 euros que incluía entrante, segundo plato y postre. La bebida era aparte y el pan y un chupito de oporto no nos lo cobraron en la cuenta.
El local es pequeño pero está muy bien decorado y se escuchan fados de fondo por hilo ambiental que no molesta en absoluto.
De primeros pedimos unas empanadillas de merluza y un guiso de costillas que estaban bien cocinados, muy ricos. De segundo pedimos un plato de bacalao y otro de carrillera, buena cantidad de comida, bien presentada y con buen sabor.
Los postres fueron caseros y también cumplieron las expectativas con creces.
Los manteles del local eran de tela, copas decentes para los vinos portugueses que tienen en carta y buen trato del camarero con sugerencias apropiadas.
Extraño que un sitio así estuviera vacío, solo estuvimos nosotros cenando pero fue un gran descubrimiento.

Hola, ayer con unos amigos decidimos entre las muchas Unilocalsugerencias acercarnos a este restaurante portugués.
EL local es limpio, muy bien decorado, menos la tele quizás, el servicio es muy amable, el portugués es siempre muy amable.
Probamos un vino verde y bacalao, merluza, carrillera, en fin todo muy bien cocinado, a mi me gusto como siempre el postre. que vale la pena probar y está en el menu Pastel de Belem… os lo dejo en foto … el resto es cosa vuestra.
Un precio muy razonable y la comida más que suficiente para una cena.
Obrigado,

Mi reseña se centra en la valoración del menú de noche por 16 euros (sin bebida ni pan) que degustamos.
Creo que los platos deberían adaptarse más a la estación en la que nos encontramos puesto que de entre los primeros sólo nos atrevimos con la ensalada de queso de cabra debido al calor sofocante que estábamos pasando en la terraza.
No nos hacíamos el ánimo con la crema calentita de verduras ni con las alitas con ajo.
La ensalada en cuestión era muy normalita: lechuga, tomate y algunos cuadritos de queso. Hubo quien probó las tortitas de bacalao, las cuales resultaban algo insípidas, sobre un pequeño lecho de verduritas demasiado quemadas.
En cuanto a los segundos he de decir que muy sabrosos. El calamar asado dejaba claro que era fresquísimo y de cantidad abundante, el bacalao bras bien presentado y muy rico y la carrillera igualmente tierna.
En cuanto a los postres… sencillitos y sin nada especial que destacar. El pastel de Belén está rico pero sólo ponen una porción que con un mordisco te la has acabado y el budín de vainilla, que sabía a turrón, resultaba excesivamente empalagoso.
Creo que para disfrutar más de este restaurante hay que apostar por pedir de carta y por los principales de pescado que sin duda son la opción ganadora.

Recientemente, con ocasión de festejar familiarmente un cumpleaños, elegí este restaurante para ir con mis suegros. Las razones: había ido varias veces y nunca me habían defraudado (ni los platos ni el servicio) y, sobre todo, porque mis suegros son unos enamorados de Portugal, gastronomía incluida.
Nada más llegar, nos reconocieron y preguntaron si veníamos a celebrar las Navidades. Añadí, que también era mi cumpleaños.
Pedimos unos de menú y otros de carta. Sobre la comida, nada que objetar, buena como siempre (por eso pongo 3*).
En cuanto al servicio, otras veces tan atento, en ésta, no puedo decir lo mismo. Algunas malas respuestas (ante un par de equivocaciones de plato, no se disculpó, sino todo lo contrario: nos echaba la culpa a nosotros; en otro momento, un comentario fuera de lugar, sin venir a cuento) y, finalmente, un ‘feo’ al llegar la cuenta (desde el segundo día, incluido, pedíamos chupitos de oporto dulce, a los cuales nos invitaban. Esta vez, pedimos sólo para tres y nos los cobraron… al comentarlo, nos dijeron que lo hubiesen hecho, pero con otra clase… entonces, las otras veces es que se habían equivocado???).
Está claro que un día malo puede tenerlo cualquiera, pero siendo clientes, si no frecuentes, al menos, conocidos (cada dos meses, aprox., hemos ido 5 veces) y, sabiendo que era una ocasión especial para nosotros, podían no digo tener más detalles, sino al menos los mismos y la amabilidad a la cual nos habían acostumbrado (y no ésas salidas de tono, que enturbiaron algo esta celebración). Por tanto, no es que no vaya a volver (mis suegros ya no lo tengo tan claro…), porque la balanza sigue siendo positiva, considerando las buenas ocasiones anteriores y la comida, pero ese día se quedaron sin propina.

Fuimos porque nos lo habían recomendado, y la verdad que me gustó bastante.
El local es bastante pequeño pero decorado con gracia, en honor a Los Grandes portugueses!!! Muy acertado.
También tienen una pequeña terraza que tiene pinta de acogedora.
Era domingo a medio día y pedimos menú. Había arroz con bacalao y col, que estaba bueniiiisimo… Aliñado con el vinho verde que nunca había probado y tb me encantó. Y además muy de agradecer que nos pusieron un plato de arroz para mi hijo de 2 años, y que además no nos cobraron. Un detallazo. Obrigado.
Volveremos

Hace poco menos de un año llego a Valencia el primer, no se si aun único, restaurante portugués, con lo mejor de la comida mi tierra. Dirigido por una pareja luso-​española que lo de majisima se les queda corto, son unos dueños que ya los considero casi mis amigos, siempre con una sonrisa en el rostro combinado con su buen trato hacen que tu paso por el restaurante sea mas que una buena comida.
La decoración esta muy bien cuidada, pequeños detalles que hacen muy grande el lugar, sus paredes revestidas de literatura portuguesa, te hace sentir como en casa, una música portuguesa que ambienta el lugar mas la gran bandera de la país que nunca puede faltar. Tiene también una pequeña terraza ideal para las tardes veraniegas, yo ya la tengo apuntada para el próximo veranito.
Ya este local tiene en mi haber 2 visitas y siempre con el latente deseo de volver, en la primera de ellas tuve la oportunidad de degustar una deliciosa crema de verduras como primer plato y una ternera en vino de oporto con champiñones como segundo y como plus para cerrar la noche con broche de oro una súper copita de vino de oporto cortesía de la casa.
En la segunda oportunidad decidí finalmente probar la especialidad de la casa, ¡El bacalao! y si a pesar de ser mitad venezolana mitad portuguesa nunca me había arriesgado a probarlo porque es un pescado bastante salado y no todo el mundo suele encontrar el punto exacto de su preparación. Señores ¡He acertado! me he comido el mejor bacalao de mi vida, bacalao con nata es el nombre del plato, pero ojito que no es el único tienen varios platos de bacalao con las mezclas y sabores adecuados. Ese día también deleite mi paladar con un entrante de padre y señor nuestro, un gran plato de pulpo en salsa verde como para chuparse los dedos.
En general tienen platos muy variados con mucho bacalao, pulpo, pero también tienen sus carnes para quien quiera decantarse por ella, que también esta muy bien, y alguno que otro bocatilla como la francesinha
Un restaurante que como ya he comentado, tiene mucho que ofrecer, con una combinación de sabores propios de manjar de dioses que vale perfectamente lo que cuesta, además cuentan con un menú de mediodía (entre semana) que no llega a 10 euros. Así que no desaprovechen la oportunidad sea del menú o en la carta normal.

Hace poco más de cuatro meses que, con María y Jesús al mando, abrió el único restaurante portugués de Valencia. Esta pareja de amor luso-​valenciano (y lo de amor no es sólo por el que se tienen ellos, conste) es un combo de los propietarios más agradables que me he encontrado en los últimos tiempos. Su alegría, cariño, anécdotas continuas, buen trato y hospitalidad, son los ingredientes que todo buen hostelero, y mejor persona, debería saber manejar.
En general, visitar un restaurante de cocina internacional a la carta puede resultar escandaloso para la cartera, y en este caso ellos mismos aseguran que absolutamente todo lo que se sirve en sus mesas viene del mismísimo Portugal ¡hasta el pan! Sin embargo, cuentan con un fantástico menú de mediodía (entre semana) que no llega a 10 euros que es la gloria.
Aquí fue donde descubrimos la bomba calórica y plato que si te acabas es digno de contar como hito histórico en tu vida: la francesinha. Se trata de un SANDWICHOTE que bien podría protagonizar un capítulo del programa ‘Crónicas Carnívoras’: lleva entre rebanada y rebanada como cuatro tipos de carne, incluyendo panceta y embutidos varios, por encima queso fundido y alrededor patatas fritas. Para culminar, una salsa de tomate picante que te ponen incluso en una salsera aparte por si consideras que la que viene preparada es poca. Esta barbarité (podéis mirar las fotos para mayor impresión) cuesta 11 eurazos, pero es que lo vale, y por si fuera poco puedes volverla «especial» por un euro más ¡con huevo frito por encima!
Sin embargo, aunque es uno de los platos más característicos, no es lo mejor que tienen, aunque sí hace su papel de curiosidad que probar antes de morir (y probablemente encadenar esos dos acontemientos). Además de esto, en un estupendo menú degustación, pudimos probar unos platos muy variados y ricos, que consiguieron que alguien como yo comiera pescado con avidez. Mucho bacalao en cantidades y mezclas adecuadas, mucho pulpo también… pero también sus carnes merecen atención, en especial ese chorizo al whisky que presentan en una barquita de barro literalmente ¡on fire!
Además de todo lo que puedes comer (nosotros probamos unos 11 platos diferentes, una locura), la decoración tan cuidada remata la sensación de estar en un salón de bodas, por lo menos. El local no es muy grande, pero está limpísimo y muy detallado, desde sus paredes observan tres personajes de la literatura portuguesa, y algún que otro instrumento musical típico. La pequeña terraza ubicada en ese recodo peatonal, teniendo en cuenta que está justo detrás de dos de las plazas con más barullo de la ciudad (Reina y Virgen), es un pequeño remanso de tranquilidad. Pídete una cerveza -¡también portuguesa!- y pregúntale a la dueña cualquier cosa sobre su país: ya tienes relato para rato.

Portuscale en un restaurante muy agradable donde podrás disfrutar de una comida ó cena, en compañía de tu pareja ó grupo de amigos y seguro que quedarás bien. Los propietarios y el personal que lo atienden son de Portugal, de Oporto.
Se encuentra junto a la catedral de Valencia, en una corta y estrecha calle «Subida del Toledano» (hasta el nombre es bonito). Al llegar encuentras tres mesas en la puerta, donde puedes disfrutar unas cervezas ó vinos, sobretodo al caer la noche.
Al entrar al local puedes ver que la decoración es sencilla, acogedora y cultural. Sus paredes tienen motivos del país, como no puede ser de otro modo, una gran fotografía del monumento dedicado a los descubridores portugueses que se encuentra en la desembocadura del río Tajo en Lisboa y cuando entras en el salón, también pequeño pero suficiente, de techos altos, muy altos y paredes blancas con tres fotografías en gran formato de los grandes poetas y escritores: Pessoa, Saramago y Queiroz, con respectivos poemas y frases de sus obras.
La comida, mediterranea, muy parecida a la española pero con su propio sello y gusto. El pulpo siempre bien tratado, sabroso en empanadillas y ensaladas, costillas al vino y ajo, croquetas de embutido portugués, chorizo al whisky. No puede faltar un plato popular y consistente como es la «francesinha» sandwich relleno de carne, embutido, jamón cocido y recubierto por lonchas de queso, llamado así por el cocinero que la inventó en homenaje a su mujer, de origen francés.
Los propietarios cuidan con esmero la calidad de los productos, importando alimentos y bebidas directamente de su país, como por ejemplo el vino, buenos vinos tintos y sus famosos vinos verdes, cultivados al norte de Portugal: suaves, afrutados y apropiados para acompañar en carnes ó pescados.
Su precio está bien, moderado y entre semana podéis disfrutar también de menú.
Os lo recomiendo.

Francesinha! Si sabes lo que significa esto, aquí la encontrarás auténtica, sino, ya tardas en ir. Hace años que mi hermano, que estuvo allí, me insistía en probar el manjar (una especie de sandwich con capas de carne, queso fundido y por encima una salsa especial algo picante)… espectacular… pero hay que verlo y probarlo, descrito pierde su gracia.
El resto de la carta es variada, comida auténtica de la zona de Oporto, con abundancia de bacalao (también tienen carne) y platos de la zona.
De los entrantes hemos probado una especie como de tortitas de camarones, pero de bacalao, no recuerdo el nombre… muy suaves y nada aceitosas.
Tienen menú del día, muy asequible, el personal muy atento y ambiente íntimo, un local pequeño pero con techos altos, ideal para que no retumbe el ruido.
Como problemas, tardan un poco en sacar la comida, pero supongo que serán los inicios…