Martín J. Molina Jiménez

La patita de Papito
se ha fracturado
¡qué desgracia, qué delito!
Lo he llevado a Rafa
que ya conoce a mi gatito.
Pero no puede hacer nada,
-«no soy traumatólogo”-me ha dicho.
¡Ay, qué angustia!¿qué hago?-digo.
Vete a ver a mi colega
él te ayudará, seguro.
Se llama Martín
y es un gran traumatólogo, lo juro.
Allí, me encontré a Martín,
me explicó todo muy clarito:
el hueso se había roto,
había que operar a Papito.
¡Qué emoción, hay solución, gatito!
-«Habrá que hacer rehabilitación”-dijo Martín,
«pero va a quedar perfecto».
Y con todo mi afecto, un precio cerrado y un dolor en medicamentos
me despedí de Martín,
¡un gran traumatólogo con grandes remedios!

Está en la misma avenida de Burjassot junto a la tienda para mascotas Tucán.
Martín es el veterinario titular de la clínica, y es bueno. Barato no es, evidentemente no conozco ningún veterinario barato, pero éste por lo menos es bueno, y sencillo, y directo. Mi perro, un bichón maltés, cada día estaba más desquiciado, ladraba y ladraba y volvía a ladrar, y cuando lo sacaba a hacer sus cosas, miccionaba más de 50 veces. Era exagerado, pensé en llamar al libro de los «Récords Guiness», porque un perrito tan pequeño que miccionase más de 50 veces en 10 minutos, debía de trarse de un récord, seguro.
Pero en lugar de llamar a Guiness, me acerqué a esta clínica, que está justo al lado de donde compré al pequeño bichón. Tuve que esperar un rato, porque había un par de urgencias antes por atender, y porque le cedí el turno a una mujer cuyo perro echaba espuma por la boca.
Casi dos horas después me atendieron, les expliqué lo que le pasaba, que lo había comprado al lado, que no era normal lo suyo, que necesitaba algún consejor o alguna cosa. El veterinario lo miró, le tocó y dijo que había que operarlo, que seguramente tenía un minihuevo obstruído. Y que era mejor quitarlo pr si acaso.
Yo le dije que adelante.
Volví al día sigiente a primera hora y lo castraron, una hora después, el veterinario, me explicaba que efectivamente tenía un mini huevo obstruído y con un pequeño tumor, y que hice bien en llamarle a él, y en llevarlo porque esas cosas se expanden muy rápidas…
Así que ahora mi bichón, tiene la voz, quiero decir los ladridos más agudos, está castrado, pero a cambio, está vivo, y es mi mejor amigo, y eso es un hecho maravilloso, y todo gracias al Doctor Martín.