La Llanterna

Lugar muy acogedor, el personal familiar atento.
La comida es una comida hecha con amor, la cocinera ama lo que hace y se nota en los sabores y texturas.
Cocina de mercado, productos frescos: un deleite para el paladar.
Venia aquí hace unos años y me encanta comer aquí. Cada plato tiene sus sabores y elaboración.
El lugar es tranquilo y me se ve, hay q buscarlo, pero la búsquedad vale la pena.
Los precios son muy decentes.
Wifi a disposición
Parking de bici al lado
Ah se me olvidaba! El café está delicioso
100% recomendable A las personas que les gusta el buen comer en un ambiente relajado familiar amable

Bueno, ayer tocaba probar este local, situado a escasos metros de la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, en pleno centro de la ciudad.
De entrada el local lo conocí hace años, como bar más típico de almuerzos y menú «normal» de bar. Era más oscuro, algo menos atractivo pero hacían buenos bocatas.
Ahora, sigue siendo igual de pequeño, tiene más luminosidad, y si bien la decoración no es lo fuerte del mismo, no se está mal. No obstante, le falta algo de c@lor. Como dato positivo, tiene página de facebook, donde puedes consultar el menú del día
El menú diario consta de dos platos con tres opciones cada una. En este caso (adjunto foto del que nos tocó), probamos de primero la crema de calabaza y el flan de espinacas y zanahorias. Ambas cosas estaban bien elaboradas, con sabor y color. Un poco aceitosa la crema, un poco soso el flan. Buena textura y buen paladar.
Como segundo optamos por el pastel de calabacín y ajos tiernos sobre salsa de tomate y manzana y cola de rape en papillote con verduras tereyaki. Ambos tenían más nombre que plato, si bien ambos estaban buenos y presentables. Si acaso se echó en falta un poco más de cantidad de rape y menos de verdura. La elaboración buena, el resultado normal con tendencia a bueno. El pescado, eso sí, bueno.
Como postre elegimos una tarta tatín de manzana (muy buena) y tarta de cacao y naranja, que tenía una combinación muy apetecible, un buen sabor, pero me quedó como que se podía mejorar. No es que estuviera mal, todo lo contrario, es que tal vez las expectativas eran superiores.
COmo vino del menú un tinto muy bueno, y dado el precio esperaba algo menos. Buena sorpresa en ese aspecto.
En resumen: un local al que le pondría algo más de color y calor, que con un poco de atención y «animación» podría ser más acogedor, una comida con buena relación calidad precio, si bien por el mismo dinero encontramos locales con mejor resultado, y alguno no muy lejos de éste.
Para comer sin grandes pretensiones, comida casera y tranquilamente.

La verdad que el sitio está muy bien, la atención perfecta, fui con una amiga, que se pidió una copa de vino blanco y yo una cerveza y pensábamos que nos saldría por un pico y resultó bastante bien de precio. Además nos ofrecieron queso para acompaña, cosa que no sueles ver a parte de los típicos cacaos en otros lugares.
Sin duda, es un sitio al que volvería a ir, para probar también los distintos platos, que tienen muy buena pinta.

Aquí en tres años he visto lo menos 3 restaurantes o bares distintos funcionando… y no les ha ido bien… ahora, este que me he encontrado recientemente por su propuesta y por lo guay que es, creo y espero que aguantará…
La propuesta es tan simple como resultona, menús del día currados a un precio más que accesible y una carta corta, pero con diferencias suficientes entre cada uno de sus platos como para darte la sensación de que puedes elegir, sabores del mundo bien trabajados… y si a esto le sumas el servicio, relajado, pero bastante atento, pues eso, que el sitio mola.
Y los precios… entrecôte a 12 €…pinchos de entre 1 € 50 y 2 €(lo mismo que cuestan ahí a la vuelta en la mega-​pintxería de moda) y luego las ensaladas, las tapas y demás, los he visto dentro de los precios habituales…

— Tostón de focaccia de aceitunas con caviar de berenjenas.
— Rollito de panga relleno de jamón y mango con arroz basmati y emulsión de aceituna negra.
— Popiet de pollo rellena de jamón y espinacas en salsa de bechamel y buñuelito de hortalizas.
— Parfait de lima con coulis de frutos del bosque.
¿Cuánto diríais que sale este menú por cabeza? Nombres tan largos y llenos de palabros en francés tienen que daros una pista… ¿20? ¿35?
Pues mal estimado. Porque este menú de mediodía en una terraza justo detrás de la mismísima plaza del Ayuntamiento y con bebida incluida cuesta nada menos que 10’50 €. Una maravilla inesperada.
Los dueños, un matrimonio joven de lo más agradable, lo han llamado «restobar» y el estilo de su cocina se basa en platos mediterráneos mezclados con un punto fusión. Ahí entra lo de los nombres raros y las presentaciones finolis.
El sitio está muy bien y lo que más llama la atención es que, para hacer una comida de semejante calidad y originalidad, ni el local ni los trabajadores tienen pinta estirada; en ningún momento te sientes fuera de lugar. Y eso que pidiendo platos sueltos no es que sea precisamente barato, pero encontrar un menú de esa calidad, cantidad y en ese emplazamiento es casi mágico.
Un diamanté en bruto escondido en un pequeño recodo peatonal de la interminable calle San Vicente.