I. E. S. Lluís Vives

Aquí pasé 4 años de mi vida, estudiando desde 3º de ESO hasta 2º de Bachiller.
Desde el primer día me sentí privilegiada de poder estudiar en este instituto, ya que es un edificio con mucha historia y muy bonito, sobre todo por dentro. Recuerdo cuando nos enseñaron los subterráneos que tiene, a los que se accede por el patio, que se usaron en la guerra para resguardarse de los ataques de bombas.
Pasear por sus pasillos era como pasear por la historia de Valencia.
Respecto al tema educativo, decir que en la actualidad tiene cinco ramas de bachillerato: letras, ciencias, tecnología, artístico y musical. La verdad es que es de los pocos institutos de Valencia que ofrecen el bachiller artístico y el musical.
Del profesorado no puedo decir nada en concreto, como en todos los centros educativos, hay profesores buenos, muy buenos, malos, y muy malos. Depende de la suerte que tengas.
Durante los años en los que estuve vivimos algunos momentos difíciles para el centro, ya que vimos cómo Iberdrola le cortaba el suministro de luz (con todo lo que eso conlleva), y cómo el ayuntamiento recortaba y recortaba los fondos (hay que tener en cuenta que es un instituto público). A pesar de eso, no sé muy bien cómo, conseguí terminar el bachillerato.
Recuerdo que tras la realización del selectivo, al salir las notas de corte, el Luis Vives constaba como uno de los mejores institutos de Valencia, con una de las mejores notas medias de la provincia. Supongo que eso habla por sí solo del nivel educativo de este instituto.

Muchos no lo sabrán, pero lo primero que vieron nada más llegar a Valencia por primera vez –siempre que lo hicieran vía Renfe, claro– fue este instituto. Y quizá no lo supieron porque tampoco tenían ni idea de que era un instituto, ya que la función inicial de este edificio de más de 400 años de historia era albergar un colegio jesuita.
Esto hace que su aspecto sea casi monástico, destacando su claustro y las bóvedas que coronan sus grandes escalinatas. Sin embargo, desde fuera deja mucho que desear, pues las feas paredes lisas con esos balcones falsos no tienen nada que ver con lo bonito del interior. Lo mejor es el patio central, con sus columnas, sus azulejos, sus palmeras y, por supuesto, con el señor Luís Vives presidiendo desde el centro, versión bronce. Esta estatua, ligada al cambio de nombre del lugar, tiene fecha del año 1930, cuando el centro pasó a ser ya un instituto público, desvinculándose por completo de la Iglesia, pero conservando su capilla interna como bien cultural. De aquella primera época, uno de los detalles históricos más destacables es el refugio construido durante la Guerra Civil bajo los cimientos del patio externo, que aún hoy se puede visitar.
La antigüedad general del edificio hace que sus instalaciones sean una mezcla de arte y cutrez, a veces, más lo segundo que lo primero. Y es que, frente a lugares como la imponente biblioteca, hay muchas salas que no han sabido mantener con la restauración que deberían, como baños con paredes desalicatadas por completo o pasillos con techos cayendo literalmente a trozos. Durante los dos años que yo estudié allí, se llevó especialmente una batalla por reclamar la atención de Conselleria, que pasaba olímpicamente de prestar este tipo de apoyos al centro, llegando a cortarnos el suministro eléctrico durante días por desacuerdos con Iberdrola.
En cuanto a formación, el centro imparte desde educación secundaria hasta bachillerato en todas sus ramas, en horario tanto matutino, como vespertino y nocturno.

Actualmente Instituto de Educación Secundaria, allá por el 94 – 95 perdí 9 meses de mi vida allí. No, no me quedé embarazado. Por fuera el edificio es feucho, por dentro gana mucho. Recuerdo que en la entrada había una campana colgada en el techo, y accedías al claustro interior, digno de ver, muy bonito.
Cada planta albergaba un curso. !º BUP, 2º, 3º y creo que COU. Cuando en clase de inglés hacíamos desdoblamiento de las clases, subíamos al tercer piso y estábamos en una clase aparte, que era más pequeña que las normales.
En la época que daba clases allí, estaban las obras del metro, y en algunas horas era imposible dar clase, el ruido de las máquinas agujerear la Calle Játiva invadía las aulas completamente.
Actualmente es un IES, y en el patio, donde las canchas de baloncesto y fútbol, se celebran a veces mercados medievales y otras actividades, abierto a todo el mundo.
Me han comentado que debajo de las canchas hay un almacén con cosas de laboratorio, muestras de fósiles y plantas, y el caso es que no recuerdo haber bajado ahí. Igual el pelarme algunas clases me hizo perderme algo…