Fayos Nogueron Victor Jose

Lo malo de este tipo de negocio es que, pocas veces puedes ir a ellos: una vez resuelto el problema, tardas en volver a utilizar sus servicios en mucho tiempo, pero mientras tanto, disfrutas tanto del producto como de la profesionalidad de los trabajadores.
Decididos a intentar paliar los estragos del sol en nuestra casa y, tras varias búsquedas y preguntas por negocios similares, entramos en Persianas Fayos a pedir presupuesto para unos toldos. Nos atendió la mujer de Víctor que, muy amablemente, nos indicó cuáles podrían ser los tipos de toldo que mejor se adaptaran a nuestras necesidades y, nos dio un presupuesto inicial. Salimos contentos por haber resuelto las dudas y, por la sensación de confianza que nos transmitieron. No en vano llevan más de 50 años al frente del negocio. Así pues, un par de días de deliberación nos hizo llamar y confirmar.
A nuestra casa vino el propio Víctor que, cargado con su libreta de notas, su metro y su catálogo de infinitas telas, nos aconsejó y nos cerró el presupuesto. Una vez más tuve la sensación de haber elegido correctamente. En ningún momento nos quiso vender lo que él quiso, todo lo contrario, nos dejaba hablar y, en caso de ser necesario, nos resolvía nuestras dudas y siempre dando un por qué. En el caso de la elección de la tela, tampoco quiso influir en nuestra decisión, pero sí que nos dio su punto de vista sobre los colores oscuros frente a los claros. Cerrado el presupuesto, en un par de semanas nos llamarían para la instalación de los toldos.
Llegó el día y volvieron a cumplir con lo prometido: dijeron una hora y allí estaban, sin hacernos perder el tiempo. En este caso, vino el yerno de Víctor y otro compañero. En menos de dos horas, tras confirmar dónde iban colocados, ya pude disfrutar de ellos. Eso sí, antes de irse me explicaron todo, por si no lo tenía claro. Incluso en uno de ellos, me indicaron el defecto de mi fachada y, el por qué podría darme la sensación de estar torcido el toldo sin realmente estarlo. En este caso, un par de centímetros puede dar una sensación incorrecta y así me lo indicaron. Al acabar se preocuparon de dejarme la casa, tal como se la habían encontrado: sin apenas rastro de que hubieran pasado y hecho agujeros, lo cual es de agradecer porque en otros casos luego te toca hacer de limpiadora profesional.
Ahora mi casa está mucho más fresca y mi tendedero más protegido. Decididamente, si tengo que recomendar algún negocio de toldos, esta es mi primera opción por todo: precio, calidad y profesionalidad. No me extraña que lleven tantos años al frente del negocio. Viva el negocio local de barrio.