El retonno de Q @ El Saler

Yo sobreviví al regreso.
Todo era expectación, rumores, especulaciones, incluso alguna noche de insomnio. ¡María comes back! ¿Qué nos habrá preparado María?
Y finalmente llegó el día. Las Marías y sus secuaces, porque oye, si puedes tener dos Marías, o tres, por qué conformarse con una, lo tenían todo preparado. Llegados al lugar de la cita, el poblado de carretera, pintoresco y mimetizado con el paraje que lo circunda, llamado El Saler, junto al humedal tan atrayente como enigmático conocido como La Albufera, los nervios estaban a flor de piel. Nos hicieron poner en línea y tras taparnos los ojos y agarrarnos a una cuerda la ceremonia dio comienzo.
Ojos tapados, cuerdas, por un momento pensé, bueno, bueno, como se lo monta María, pero claro, recordé que habían menores por lo cual era poco probable que fueran por ahí los tiros.
El caso es que guiados por los mencionados acólitos nos dirigimos en procesión, cual esperpéntica semana santa, hacia un lugar desconocido por un trayecto sinuoso oculto a nuestros confiados ojos. En ese momento, entre nerviosas risas, mi mente trajo a colación la peor de las pesadillas. ¿Dónde nos hemos metido, qué hacemos dejándonos guiar ciegamente tal corderitos hacía un futuro incierto, y si esto de Unilocal no es más que la tapadera de una oscura y suicida secta, guiada por perturbadas sacerdotisas rebautizadas todas como María, y si terminamos en la matutina portada de los periódicos del día siguiente bajo el titular «Suicidio colectivo entre las pantanosas aguas de La Albufera de extraña secta con ramificaciones en San Francisco, California»?. El sudor brotaba de mis sienes y empezaban a flojearme las piernas justo en el momento en el que nos permitieron desprendernos de los pañuelos que cubrían nuestros ojos y …
¡SORPRESA! Lo que nos esperaba era un fabuloso paseo en barca por las pintorescas aguas de la Albufera, con merienda remember incluida y un fabuloso atardecer como colofón. ¡Buf! ¡Menos mal! Mis peores pesadillas sólo eran eso, pesadillas. Pero he aprendido una cosa, sólo pienso dejarme vendar los ojos y jugar con cuerdas en la cama, fuera de ahí me da muy mal rollo.
Bienvenida a casa María.

Érase una vez…
Y es que esta reseña se merece comenzar así, puesto que lo vivido el pasado sábado en El Saler con motivo del regreso a la plena actividad Unilocaler de la Queso bien podría servir de inspiración para los cuentos de nuestras próximas generaciones.
Una tarde perfecta –por más que la información del tiempo durante la semana fuera agorera– nos permitió disfrutar de, posiblemente, el encuentro más cercano a nuestras raíces valencianas, con una enorme carga de emotividad.
La cita, con sabor a infancia puesto que íbamos provistos de nuestras entonces preferidas meriendas, era en El Saler, ese lugar donde muchos degustamos las primeras paellas de restaurante, donde tenías que atravesar una enorme pinada para ver el mar y bañarte en él, o donde se podía pasear en barca por las tranquilas aguas de l’Albufera…
Los protagonistas, los Unilocalers, que, como si de una bandada de aves migratorias se tratara, fueron colocándose de forma ordenada y se taparon los ojos con un pañuelo siguiendo las instrucciones de los compinches del evento para –en un ejercicio de enorme confianza, todo hay que decirlo– cruzarse todo El Saler bajo la atenta mirada de los que a esa hora todavía disfrutaban de las terrazas de los restaurantes.
Risas y muy buen ambiente fueron la tónica hasta llegar al destino donde se desvelaríà la sorpresa -¡qué digo, el sorpresón!- del evento. Y es que la Queso esperaba flanqueada de tres magníficos representantes de @VisitAlbufera, esos descendientes de las generaciones que vivieron por y para el lago y que hoy han decidido hacer lo propio adaptando su oferta a las circunstancias del momento y dar a conocer ese enorme patrimonio natural, cultural y paisajístico que tenemos.
Cual tripulación de intrépidos navegantes nos embarcamos en tres ‘albuferencs’ perfectamente preparados para la ocasión y, como si del mismísimo descubrimiento de América se tratara, zarpamos hacia la aventura dando buena cuenta de las provisiones. Pastelitos, bocadillos, sándwiches, magdalenas, cocas, chocolatinas y tartas, algunos realmente sorprendentes, fueron desapareciendo regados con batidos de chocolate y vainilla… El ron lo dejamos en tierra, puesto que ni cabía ni era la bebida apropiada siendo que la bandera que ondeaba era la Unilocaler, no la pirata.
Conversaciones amenas, niños y bebés que rulaban cual buen fuet por la mesa –porque están para comérselos-​, ‘photo call’ en proa, patrones que atraían miradas en popa, gritos bajo los puentes para invocar a la buena suerte, abordajes de nuestra capitana María ‘Q-​olón’ –que cumplió con su palabra– y la puesta de sol…
El ocaso, ese momento mágico que no creo que ninguno de los que estábamos allí olvidemos nunca. Tres embarcaciones en paralelo, acariciando l’Albufera, repletas de alegría e ilusión y de ganas de compartir instantes maravillosos como ese a través de un canal como Unilocal.
Como todo cuento tiene un final, esta reseña también lo ha de tener. Pero es un final de serie, porque todo esto ‘continuará’, porque comienza una nueva temporada en la que, estoy seguro, todos nosotros disfrutaremos con la pasión que le ponen las ‘Marías’ y su capacidad de no dejar de sorprender, por más que creamos que hay eventos que no se pueden superar.
Gracias, porque vosotras sois ‘lo más’, y gracias también a todo el equipo compinche, a las gentes de @VisitAlbufera -¡ánimo con vuestro nuevo proyecto!- y a todos los Unilocalers, especialmente a los nuevos porque se lanzaron hacia lo desconocido sin dudarlo.
Y colorín colorado, el evento cinco estrellas se ha ganado.

Una María hace las cosas con solvencia, dos, de manera irreprochable, pero tres!!! Tres son capaces de hacernos deambular a ciegas cogidos de una cuerda a plena luz del día, atravesar pasos elevados y no sólo no rechistar sino por el contrario quedar agradecidos!!!
Y es que el carisma personal se deja notar en cada cosa que organizáis.
Precioso el paseo guiado por profesionales, una bella puesta de sol, un toque divertido con las grasas trans de Phoskitos y pastelitos y una aguerrida pirata que saltaba de barca en barca con el fin de abordarnos y conquistarnos con su encanto personal.
María Q,. tu retonno ha satisfecho con total seguridad cualquier expectativa!

Me he resistido hasta ahora para comentar el «Retonno». Tenía intención de aguardar un poco más. No quería que la cercanía al evento distorsionara mis apreciaciones. De hecho, como el buen vino, creo que había que dejarlo reposar. Más que nada, por si cambiaba de opinión.
Pero no, no he cambiado de opinión y no, no he podido aguantarme más. Quien bien me conoce sabe que la paciencia no es una de mis virtudes, y por supuesto, tampoco el tener la boca cerrada (lo siento de corazón Maria P.).
La primera experiencia con Unilocal fue el pasado evento en el argentino a principios de septiembre. Tal y como comenté me sorprendió, y no por la comida ni por la bebida, sino por la gente y por el recibimiento con los brazos abiertos. La verdad es que me quedé un poco a la expectativa. ¿Habrá sido casualidad? ¿Será una única experiencia fortuita???
Pero no, no es fortuito, parece ser que es la tónica habitual. Parece ser que entre la comunidad Unilocal cada evento tiene que ser mejor que el anterior, cada evento conoces a más gente entrañable, cada evento se supera. No quiero ni imaginar cual será el siguiente, porque desde mi punto de vista, el listón está muy alto. Pero que muy alto. Espero impaciente el próximo evento al que pueda asistir.
Como ha comentado Patricia H. solo me arrepiento de haber tardado tanto tiempo en descubrirlo. Pero como reza el dicho: más vale tarde que nunca.
Por último, quiero dar las gracias a Unilocal,a Maria Q y Maria P (no necesariamente en ese orden) por hacerlo tan bien y por hacerlo posible. Solo puedo animaros a ir en esa línea, lo estáis clavando.
Uy, qué pelota me ha sonado ese último párrafo…pufff. Pero no por ello menos cierto.
Un fuerte abrazo para ellos y un besazo para ellas.
«Rebonico man» ;-)

Merendola en La Albufera de Unilocal.Olé organización.
Era el retonno de la megacrack de María y para mi una primera experiencia en el universo 1.0 con otros Unilocalers.
Una auténtica «cita a ciegas» pues lo primero que nos pidieron es que nos vendásemos los ojos y, unidos por una cuerda común a la que todos nos agarramos, recorrer un buen trecho de subidas y bajadas hasta descubrir un lugar cercano e ignoto: un precioso embarcadero en uno de los canales de La Albufera.
Uno de esos lugares maravillosos, de los que te pasas media vida asegurando que un día irás, pero ese día nunca llega, precisamente porque lo tienes cerca… y te vas a Nueva York, o París, pero La Albufera se queda ahí, como ya estaba hace siglos, hasta que un día decides apuntarte a un evento del que sabes poco más que la hora y la parada del bus.
El resto es genial, una merienda de las de la infancia, un dulce encuentro con un montón de desconocidos en los que enseguida adviertes que les motivan las mismas cosas que a ti, que también merendaban Meyvel o que también se fascinan con una puesta de sol, (que por cierto, tienes que ver!), descubres que entre un desconocido y un nuevo amigo hay poco más que un clik y bajar la guardia y dejarte llevar por una barquita por La Albufera… percha, Donís!

Madre mía. Si llego a saber esto antes, me apunto en septiembre de 2000 y no de de 2013.
Menos mal que María Q estaba «descansando» porque ha venido con una fuerza increible. Y eso que dejó a una gran élite al cargo. ¡Vaya pedazo de organización! Si bien María P me sorprendió con su simpatía y buen hacer en el argentino, las dos Marías juntas hacen temblar Valencia. Entre las dos forman un buen tándem
Dicen que las penas compartidas son menos penas, y las alegrías compartidas, más alegrías y el retonno fue alegría detrás de otra y sorpresa tras sorpresa, a cada cual más grata.
Realmente no sé qué fue mejor: si el fiarnos a ciegas de una cuerda por la que ibamos cogidos; el no saber qué era eso de «la barandilla está a la derecha», la sorpresa de las barcas, la estupenda merienda a bordo, el tiempo que acompañó y nos ofreció una puesta de sol insuperable, la increible organización o… simplemente los tripulantes de las 3 barcas que lo hicieron posible
Gracias por todo

Ha sido una pasada. María Q ha vuelto a la actividad de Unilocal con fuerza con un evento que ha sorprendido hasta a los más avispados.
Una merienda en barca disfrutando de L’Albufera de Valencia en el Saler.
Y por supuesto los recuerdos gastronómicos de la infancia de todos los Unilocalers que ha hecho peligrar el nivel de flotación de algunas de las embarcaciones en el viaje de vuelta al embarcadero.

Cuando crees que lo has visto todo… ¿Qué te pensabas? Una sorpresa es una sorpresa, y desde luego mayor que ésta no lo veo posible en estos momentos. Cada vez es mejor que la anterior, y cuando crees que no podrán sorprenderte, ¡zas en toda la boca!
Impresionante momento el ver a todo el mundo confiando en los demás, en fila india y con los ojos vendados, andando sin saber en qué dirección ni a qué destino. ¡¡Hay que ser valiente! Y la valentía ha tenido su recompensa ¡¡porque menuda merendola nos hemos hecho en plena Albufera! Bocadillos de nocilla, de chorizo, de mortadela con aceitunas, lingotines de chocolate, tartas caseras, bizcochos, batidos, zumos… ¡¡la casa por la ventana!
Espectacular el regalazo de un paseo en barca que nos ha llevado a disfrutar de la compañía mutua, y de un atardecer de dimensiones épicas. De nuevo risas, anécdotas, pero sobre todo, belleza retenida en las pupilas.
Gracias a los chicos de Visit la Albufera por este maravilloso recorrido, por su defensa del medio ambiente y su compromiso con la zona que protegen y respetan.
Y sobre todo GRACIAS a María Q. y María P. por ser como son, porque es por éso que los eventos como éste nos dibujan una sonrisa imborrable.
PD. Manolo, de nuevo nos acordamos de ti. Hay foto de brindis a tu salud ;)