Había pasado muchas veces por delante de este bar, adquirido por chinos, pero nunca me había detenido. Una vez hace algún tiempo quise ver un partido de Champions por la tele con mis amigos, y como no habíamos reservado, estaban todos los locales llenos, menos este. La verdad es que el fútbol se ve bien, tienen una pantalla bastante grande y también se han sumado a la tan extendida moda de 2, o 3, quintos a 1 euro, aunque en este caso creo recordar que son de la — para mí — infame Ambar. Pero ya que el partido acabó tarde y, lógicamente, teníamos hambre, decidimos quedarnos a cenar. Y fue cuando empezamos a fijarnos en… detallitos. Para empezar, en la uña del cocinero, de tamaño XXL. Yo pensé, y un amigo mío también, que debía tocar la guitarra y por eso se la dejaba más larga. Otros amigos pensaron que quizá era una moda… en cualquier caso, nos llamó la atención. Nos trajeron los bocadillos, que no estaban demasiado malos, pero mientras comíamos vimos un par de bichitos, uno de ellos de ese color rojo tan característico por estos lares debido a la humedad, correteando por el suelo. Lógicamente, la comida empezó a entrarnos un poquitín peor. Al menos, sí recuerdo que fue bastante barato, si eres capaz de obviar estos«detallitos» no está demasiado mal y, como digo, también tienen lo de los quintos y no suele estar ni la mitad de lleno que otros locales famosos. Si no puedes olvidarte de esto… en fin, busca otro sitio.