Siempre quise hacer una reseña ingresado en un hospital y, aunque no acabé en una cama, casi lo consigo: Por causas ajenas a mi organismo me vi obligado a despertar a mi hermano de madrugada y obligarle a que me llevara al hospital mas cercano, en este caso, al hospital comarcal(para aquellos que no salís de la capital ni aunque os amenacen, es un medio-hospital de varios pueblos) No es la primera vez que visito este hospital así que comencemos por el principio: Torre del Mar es el pueblo donde nos pasábamos todos los veranos con mi abuela justo cuando sospechosamente nuestros padres siempre tenían que volver a Madrid a trabajar, dejando a una horda de primos salvajes correteando por casa de la abuela. Tal era esa libertad, unida por la sobredosis de sol, el exceso de azúcar de los helados y el mareillo ese que te entra tras ser arrastrado por las olas, que era raro el día que uno de los primos no sangraba y acababa en el hospital. ¿Os acordais de ese disco que giraba, con unas barras en medio, que uno se montaba y el resto se dedicaba a acelerar el disco? Pues ese fue mi momento, el instante en que conocí por primera vez el Hospital Comarcal mientras hilos de sangre corrían por mi cabellera. Tras esa, y numerosas visitas más, el Hospital Comarcal formó parte de nuestras vidas y, ahora que somos mas mayores, también de las vidas de nuestros amigos. Por ello, con tantos años que me he pasado dentro de este hospital(que actualmente ha sido reformado y es mas cuqui) voy a dedicarle una reseña a lo que más conozco: el servicio de urgencias. El servicio de urgencias de este hospital es un poco caos, nada más entrar y aunque te mueras de dolor una recepcionista(muy maja, eso si) te empieza a hacer la ficha de desplazado con toda la calma del mundo. Una vez retorcido y con tu pegatina de paciente en el pecho un celador te acompaña a la sala de espera. La sala de espera es una especie de híbrido entre sillas y zonas de tratamiento. Puedes tener a una chica vomitando al lado con mil sueros colgando como a una anciana en la cama que le ha dado un golpe de calor y se ha vuelto adicta al oxigeno del hospital. Nada tiene orden ni sentido, esta todo mezclado. No tiene zona de graves, menos graves o zona de «¿para que c*** vienes al hospital?». Pese a esto, el servicio de urgencias lo salva su personal, un personal muy agradable, eficiente y muy comprensivo. Especialmente a ciertas horas, que sabes que estarán reventados y que ves sus caras de cansancio que chorrea caféína por los poros, te muestran una sonrisa y un «no te preocupes». Tras un par de horas estás fuera con un brazo escayolado, unas grapas en la cabeza o con el apéndice en un frasco. Por ello, no temáis Unilocalers, en este hospital te van a tratar muy bien, vengas de donde vengas. Seguro que vuelvo(no porque quiera). PROS: Servicio muy agradable, eficiente y rápido. CONTRAS: La sala de espera-tratamientos, cuando uno vomita suele hacer efecto dominó.