Classificação do local: 4 Mairena del Aljarafe, Sevilla
Tras una ilusionante mañana de turismo y viaje a lo largo de la maravillosa Sierra de la Tramontana, nuestros estómagos empezaban a protestar. Tras una breve maniobra de exploración por el casco antiguo, y huyendo de los sitios que parecían más enfocados a los turistas, optamos por entrar en Can Gata. Regentado por dos amables argentinas, Can Gata ofrece al comensal un bocadito de la tierra que visita. El restaurante es muy abierto, tiene un aire fresco y un toque informal que te hace sentir bastante relajado y cómodo a lo largo de la comida. Con wifi gratis y enchufes disponibles para recargar la batería, también hace las veces de estación de servicio para el móvil. La carta está compuesta principalmente por sabores baleares y platos típicos, razón principal por la que nos decantamos a entrar. Tras deliberaciones y solicitud del comodín del público nos decantamos por probar el afamado tumbet y unas bravas. Ciertamente el tumbet estaba delicioso, muy sabroso y bien preparado a todos los niveles(tal es así que en siguientes paradas a lo largo de la isla no encontramos un tumbet igual), que nos dejó con ganas de pedir más(algo no muy aconsejable porque el sitio no es precisamente barato, y menos para un viajero low-cost), afortunadamente nos quedaba un cuantioso de patatas bravas(más bien patatas salsa rosa) para acallar los rugidos estomacales. En resumidas cuentas, si usted, viajero de turno(entiendo que si es natural de Soller no va a hacer caso a un sevillano en cuanto a restaurantes sollericos), si quieres probar un tumbet de esos que te hace cerrar los ojos un rato, y que te deja listo para reemprender la aventura balear, todo ello en una atmósfera muy cómoda y agradable, no dude en pasarse por Can Gata. Eso sí ¡que no se le suba el tumbet a la cabeza que termina fregando platos por no poder pagar la cuenta!
Jaime S.
Classificação do local: 4 Milán, Italia
Soller es un lugar bastante interesante. Un templo precioso y espacioso con unas calles que, sin darte cuenta, te van llevando a un paisaje cada vez más rural, aunque quizá no sea esta la palabra adecuada, pues estamos hablando de huertas… El paso de muchos años y una manera de vivir que se ve en las calles de la isla. Sí, como se ve, no soy un habitual en el lugar. Iba de turista. Y como tenía claro, no buscaba el primer lugar para comer, pues el turismo rápido y precocinado parece que manda. He de decir que, si no se conocen los sitios, encontrar algo puramente local en Mallorca es complicado pero este bar-restaurante, si bien sin renegar del turismo, nos agradó bastante. Esencialmente, esto se debe a una palabra: Tumbet. Desconocido para mí hasta entonces, plato típico mallorquín que, al probar aquí, no dejé de buscar en el resto de sitios por los que paré en la isla. Y he de decir que ninguno superó al de este local. Podría compararse al pisto, pero no es igual ni muchísimo menos. Pero quien le iba a decir a mi madre, que tantos ratos pasó en mi casa para darnos de comer verdura, que acabaría enamorado de esto. En fin, Mallorca, para mi sorpresa(igual iba demasiado poco informado, lo reconozco) es una isla de verduras, parece una gran huerta… y en este plato se demuestra. Como no todo van a ser flores al tumbet, he de decir que también pedimos unas bravas que tampoco fueron lo más de lo más… En cualquier caso, recomiendo pasarse por aquí si se está en Soller. ¡Evanyelpizemos la isla!