Hace unos meses fui al Alcampo y decidí pasarme por Musicomanía, una tienda de música(como su propio nombre indica) vende instrumentos musicales. Después de un rato mirando salí con ganas de un café y algo dulce y justo al lado encontré la respuesta a mis deseos. El local es bastante amplio, pero decidimos quedarnos en la terraza. Yo como siempre terminé optando por un colacao con leche fría y un pastelito. El servicio es bastante bueno, aunque ese día el camarero estaba solo y tardó un rato en atendernos y traernos las cosas. Fue una buena experiencia ya que la charla de aquel día me trajo muchas cosas muy productivas. Recuerdo que varios días después, la amiga con la que fui y yo seguíamos haciendo la broma de: «Zarabanda, nos vamos a comer…»