Taberna de Paco Bravo

Ese día quería probar un bar nuevo para desayunar. Estaba en una reunión en Sevilla Este, cerca de Emilio Lemos. Desde el Edificio Portasevilla, en vez de irme a la izquierda, me fui para la derecha y, en la calle Doctor Madrazo, casi enfrente del colegio, me encontré con la Taberna de Paco Bravo.
Hacía fresco, pero aún así decidí aprovechar el tibio sol y me senté en uno de los cinco o seis veladores de fuera, todos ellos sombreados por la obra y gracia de los soportales del edificio en cuyos bajos está el bar. Antes de eso, me acerqué a la puerta para echar un vistazo dentro. Clásica taberna de barrio, de sillas de plástico, que para mí están en un escalón inferior a las de madera.
Me di de bruces con un cartelón anunciador de los tipos de desayunos. Me llamó mucho la atención el de queso y jamón pero me decidí por la clásica sevillana de york (aceite, tomate y jamón de york). Vaya pan delicioso. No es de éste que tiene un punto chicloso y notas que no te está alimentando. Aquí alimenta cada migaja de pan. El jamón estaba muy bueno y el tomate también. Me pareció bastante interesante que la entera con café costase sólo dos euros. Ya la cosa sube medio euro si, en vez de café, te pides zumo de naranja, Pero en su defensa diremos que no está aguado, tiene ese punto de espesura que lo delata como recién exprimido.
Pregunté si también servían almuerzos y cenas y me dijeron que sí. «Muy buenas y baratas», intervino un señor mayor que estaba por allí escuchando la conversación. Pero esto no lo he podido comprobar aún. ¿Y tú?