Igual que no toda Roma son las ruinas o el Coliseo ni toda París son los Campos Elíseos y la Torre Eiffel, no toda Sevilla está en el Centro y Triana. Existen otras zonas menos turísticas que guardan joyas en formas de bares y restaurantes. El Bar Soberao es uno de ellos. Situado cerca de la Avenida Pedro Gual Villalbí y la Ronda de Pío XII, se esconde un bar bastante cuco si lo comparamos con lo que le rodea. Pequeño, acogedor y de servicio amable, lo mejor todavía no lo hemos nombrado y es lo que tiene que ser: la comida. Y dentro de este apelativo tan amplio, destaca sobremanera el salmorejo. Permitidme que lo ponga otra vez porque se me hace la boca agua cada vez que lo leo y lo pienso: salmorejo. Él solo, con jamón, acompañando a un San Jacobo, derramado en el plato y escoltando a un flamenquín de lujo o vistiendo un maravilloso pan de la casa con bacalao. Es lógico que salga en tantos platos porque hasta una cordobesa de pura cepa me reconoció que era el más rico que había probado en su vida. Las tapas y raciones están cuidadas, tienen detalles, pero son lo suficientemente abundantes como para que no se queje tu estómago, y de paso, tu cartera. Por cierto, no te olvides de pedir una tapa de ensaladilla de gambas(si te quedas con ganas pide otra tapa, no una ración, que no compensa). No te arrepentirás.