Rosa Clará

Cuando una hermana se casa lo primero que se hace es acompañarla a buscar el vestido de novia, y eso fue lo que hicimos cuando se casó mi hermana mayor.
Ella había visto en Rosa Clará un precioso vestido de plumeti con mucho vuelo y ese era el que quería, lo tenía claro, así que pedimos una cita y fue probarlo. Le acompañábamos mi otra hermana, mi madre y yo.
Cuando llegamos a la tienda te atienden muy bien. Mientras preparan el probador hay que esperar abajo y puedes ir ojeando los catálogos de la colección, además de ver en un televisor el desfile de las modelos con los vestidos.
Cuando subes las escaleras te encuentras con los probadores, amplios y limpios. Una muchacha te espera que será la que te atienda durante todo el proceso de pruebas y compra del vestido. Allí estaba preparado el vestido que ella había elegido (imagino que si hubiera tenido dudas con unos cuantos, se habría probado mas). Todo está preparado para que el vestido quede precioso, incluso una tarima redonda para que la novia destaque de entre todas las que estamos alrededor imaginando como podría ser el día de la boda.
El vestido le quedaba precioso, lástima que mi madre, que de costura entiende un poco, pudo comprobar que el tacto de la tela no era de muy buena calidad para el precio del producto. Sin duda alguna, pagas la marca. Es por ello que finalmente decidimos dejarlo y no compramos nada.

Uno de los primeros momentos importantes cuando decides que te vas a casar es la búsqueda de tu vestido de novia. Es algo que no te imaginas antes de vivirlo, de hecho yo pensaba que lo único que me iba a impactar de comprármelo era el pastizal que me iba a gastar. Pero no. Rosa Clará fue la primera tienda que visité hace un mes y pedí cita por teléfono. Me sorprendió que la chica me dijera que aún tenían muchos modelos de la colección 2011 porque ya está en tiendas la siguiente y me consta que en otras Rosa Clará no los tienen. Querían darme cita para el día siguiente pero preferí aplazarlo una semana para asimilar que esto estaba pasando de verdad.
Fui a la cita con mis dos mejores amigas, hecha un manojo de nervios. Como ya me sabía de cabeza las colecciones que tienen disponibles directamente subimos al probador. Ahí fue cuando conocí a Elvira, la chica que me atendió y que estará conmigo en todo el proceso hasta que el años que viene salga un día de la tienda con mi vestido en una percha la víspera de mi boda.
La única pega que tengo de la tienda no dependía de ellos: solo tenían tallas 38 o 36 para probar. Esto me parece fatal porque no es una talla que se pueda adaptar a la mayoría de las mujeres. Pero bueno, eso no me restó una pizca de ilusión. Elvira intentó que me probara diferentes estilos para ver cómo me quedaban pero la verdad es que a la pobre no le di mucho margen de maniobra: tenía muy claro lo que me quería llevar y hasta ahí puedo leer, claro.
El caso es que su atención fue de 10, sus recomendaciones y cómo nos mimaron. Incluso se compincharon conmigo días después para que mi madre no se oliera que iba a enterarse en la propia tienda de que me casaba. ¡Cómo lloró la pobre!
El vestido de novia es probablemente una de las compras más importantes que hará una mujer en su vida y es importante tener la certeza de que estás en buenas manos. A mi me están dando todas las facilidades del mundo, entienden mis preocupaciones, resuelven mis dudas. Termino yendo casi una vez al mes y siempre obtengo una sonrisa y explicaciones tranquilizadoras. Algo básico cuando está en juego algo tan importante.