Retórica

Nunca he sido de discotecas ni lugares concurridos, siempre he preferido tomar la penúltima en un sitio tranquilo. Éste en concreto no ha sido nunca uno de los que más he visitado, simplemente porque otro local que me gusta más para esos menesteres está a 30 metros de este, así que he ido pocas veces, por variar de sitio.
Tiene dos plantas y barras en ambas. Siempre he subido a la segunda planta, mucho menos concurrida que la primera. De hecho creo que nunca he visto más de 10 personas en dicha planta, así que puedes elegir el sitio que quieras y charlar sin que la música y las conversaciones de los demás te moleste. En lo que se refiere a bebidas tiene lo habitual (refrescos, cervezas, combinados) además de licores sin alcohol para el conductor del grupo: P También hay cachimbas pero nunca he visto a nadie que las solicitase.
En definitiva, sitio en el que tomarse una copa sin que te claven ni romperte la garganta para hablar con el de a lado.

La verdad es que Retórica es un sitio muy peculiar. Yo siempre que voy por la zona hago una parada para tomarme algo.
Como decía es un sitio peculiar. Tiene una decoración un tanto oscura y Dantesca, con esas figuras que están atrapadas en las paredes e intentan escapar huyendo de algo, pero sin embargo no deja de ser un lugar agradable para tomarse algo, echar unos billares o unos dardos mientras haces tiempo para ir al cine, moverte a otro sitio, o simplemente echar allí la tarde o noche tranquilamente.
Otra cosa interesante y de reciente incorporación han sido las maquinas recreativas, si, las maquinitas con los típicos juegos de 8 bits de toda la vida. Para algunos os sera algo nostálgico seguro.
Respecto a bebidas, hay variedad y a buen precio.
Os lo recomiendo.

Buena gente y buena musica, ideal para despejarse un poco jugando al ajedrez, unas cartitas, billar o dardos.

El Retórica es un pub muy peculiar. Las paredes están llenas de siluetas de cuerpos que intentan atravesarlas, que parece que quieren agarrarte, sí, se que parece algo extraño, pero tiene una decoración difícil de explicar. Es muy personal y original, que transmite frío aunque no lo haga, debido a su apariencia cavernícola.
Es un pub muy frecuentado por gente joven, con una cerveza a buen precio, y entre esto y su billar, lo convierten en un buen sitio en el que pasar la tarde, si tienes la suerte de no esperar mucha cola. Los jueves y los viernes es cuando mejor se pone. Su terraza también es apeticible.

Entrar al Retórica es como entrar en la mansión del terror y más aún en sus fiestas de Halloween. Es cuando mejor me la he pasado dejándome contagiar por su ambiente surrealista de paredes humanas que cobran vida, telarañas retorcidas que caen del techo y personajes macabros en las escaleras.
Es de los bares donde mejor vas a sentir el espíritu de los muertos vivientes. Todos los asistentes deben ir disfrazados y se van reuniendo en la primera planta o en su amplia terraza, llamando la atención de todos los que pasan.
Un desfile de dráculas, gatubelas, brujas, Freddy Krueger, sombis (yo era una.) y cientos de criaturas de la noche van haciendo su aparición para tomar un primer aperitivo y cuando el bar está lleno, comienza la diversión! brindis aquí, brindis allá, fotos con la mujer que sale de la pared, uno que otro ligoteo y en este punto ya no se puede decir «si las paredes hablaran…»
Y de repente, todo el mundo a la segunda planta! y comienzan a sonar las baterías de un grupo e rock en directo. Los últimos no me gustaron mucho, pero qué más da, una vez llegas a esta parte de la noche, ya no estás tan sobrio que digamos y empiezan a hacer efecto los embellecedores…
Al final, me vence el cansancio y los sombis se van a su casa, pero ahí se quedaron unas cuantas horas más las criaturas más fuertes de esta noche, que ha sido genial!

No sé muy bien por qué, pero el Retórica es de mis bares favoritos de la zona. Y no sé por qué, porque tampoco tiene nada excesivamente especial.
Posiblemente sea esa combinación entre Aristóteles y Platón. Porque al aristotélico nombre se le une una decoración que bien podría representar la caverna del otro. Una decoración sencillamente espectacular. Una ambientación de cueva profunda, de cuyas paredes salen cuerpos humanos retorciéndose de agonía. Al principio es cierto que impresiona un poco, pero conforme te acostumbras resulta fascinante ir descubriendo nuevos detalles.
A eso se le une que es un local espacioso. Muy espacioso. Al entrar, a la derecha se pasa un arco y se entra a una nueva sala, en la que se puede jugar al billar, que está en bastante buen estado. Aunque, todo hay que decirlo, poder jugar al billar se convierte en una odisea, porque siempre está hasta arriba de gente esperando. Además del espacio de dentro, ideal para el frío del invierno, se le une que tiene una terraza muy amplia, ideal para las calurosas noches veraniegas.
De precios, oferta, servicio, etcétera, tampoco se diferencia mucho del resto de locales de la zona. Pero es esa decoración, esa espectacular ambientación, lo que lo hace del Retórica uno de mis sitios favoritos de Sevilla Este.

Este sitio es el más familiar de los bares de copas que te encuentras por esta zona.
La mayoría de los clientes ya se conocen entre sí de coincidir tan a menudo.
No vas a encontrar mejor precio por la misma calidad que ofrecen otros bares y con un trato tan especial que te hacen sentirte un@ más.
Tiene mesas de billares, dardos, máquinas expendedoras de todo tipo y ordenadores con servicio de internet.
Según entras tienes la barra a la izquierda seguida de los ordenadores, enfrente están las mesas. A la derecha está la sala de juegos, también tiene mesas, para que los que no juegan se puedan sentar a tomarse algo.
Si te sientas en la terraza, o bien te acomodas en los veladores o bien te quedas en el banquito a apoyado en la barra que tiene fuera, con una ventana en medio para pedir desde ahí mismo sin tener que entrar. Ese es mi sitio preferido.
Hacen fiestas y de vez en cuando organizan algún concierto de música en directo.
Desde luego aquí no te aburres, ni por las distintas actividades que puedes hacer ni por la gente que encuentras en el entorno.