«¿Un japonés en un acuario? ¿Y el pescado lo traen directamente del tanque al plato?» son los chistes típicos que se te ocurren al venir aquí pues se trata de eso, un restaurante japonés en un acuario. Nosotros vinimos sin reserva y nos sentaron en una esquina, tan oscura que no podíamos hacer fotos a los platos. Me puso un poco mosca este gesto, pero estábamos de celebración personal así que optamos por pasar del tema y pasarlo bien. Pedimos un tataki de salmón y un sushi variado que nos dejaron muy satisfechos, una botella de Zancúo y luego un postre de sopa de chocolate blanco que estaba muy rico. Todo estaba bastante bueno. A cierta hora de la noche se puso aquello en modo discoteca, pues en la terraza tienen zona«lounge» de cachimbas, DJ y copas, pero dentro estábamos cenando y la música tan alta impedía charlar. En un sitio con una decoración extravagante y una propuesta interesante para, al menos, venir alguna vez y conocerlo.