Pan con chocolate… cuando vi por primera vez el nombre de este establecimiento reviví al instante aquellas meriendas de infancia, sin poder evitar que se me hiciera la boca agua. Acercarse a su escaparate provoca el mismo efecto gástrico, os lo aseguro: conservas de las más preciadas denominaciones de origen, mermeladas como las que hacían las abuelas, aceites para paladares entendidos, valiosos vinos, dulces artesanos, curiosidades gastronómicas, etc. En fin, todo un templo para sibaritas o, simplemente, fuente de capricho ocasional para golosos. Este comercio lleva apenas dos meses abierto, apuesta arriesgada de su dueño en los tiempos que corren. Tan solo he entrado una vez a curiosear, pero lo tengo anotado ya como lugar recurrente ante regalos para amigos gourmets. Mi novia y su hermana, grandes golosas ambas, lo tendrán sin duda como sitio de cabecera desde aquel día, pues el dependiente –amable a más no poder– las obsequió con un trozo de tarta extra, distinto del que habían comprado ellas, a fin de que probaran nuevos sabores. Ni que decir tiene que quedaron encantadas, con el gesto y con los dulces. La tienda en sí es bonita de ver, agradable de recorrer y curiosa de escudriñar. Tiene ese sabor de ultramarino antiguo que tan perdido está hoy en la compra alimenticia con los supermercados. Hay pocos sitios así en nuestra ciudad y merece la pena conocerlo. No os defraudará, pues seguro que para muchos no habrá mayor delicatessen que el pan con chocolate.
Clara M.
Classificação do local: 5 Sevilla
Han querido convertir un local cualquiera en una alacena de las de antes(esas que nunca he conocido, que apenas han conocido mis padres), una tienda a la que dan ganas y quedarse. Quedarse un rato mirando los dulces, los tarros expuestos en las vitrinas, el pan y el chocolate, claro. Los botes, tan cuidados como la tienda, prometen una cocina llena de amigos, copas de vino en mano, y una cena larga. Dan ganas de poder quedarse allí y que nadie te pregunte«¿Qué desea?», poder seguir ahí embobada como una niña pequeña mientras hablan los mayores. Pero claro, alguien pregunta, y entonces hay que preguntar por precios, decirse a sí misma«¿Pero qué quería yo, por qué he entrado?», decidirse. El aceite o el vino. Aquella tarta o este dulce. Este chocolate o este otro. No hay presupuesto para todo. Una no tiene ni dinero ni estatus social para comprar todo lo que desearía en esta tienda. Tampoco lo tiene para una cocina grande, ni para buen vino en las copas. Pero la cena se hará igual, claro. Y tendrá por estrella lo comprado en Pan con chocolate, creyéndonos ricos y sofisticados hasta la próxima vez que podamos llevarnos algo de aquella tienda.
Cristina B.
Classificação do local: 4 Sevilla
Esta tienda es de esas a las que no le falta de nada: — la decoración es maravillosa. Imita las antiguas tiendas de alimentación en las que nuestras abuelas encontraban de todo. Estéticamente los carteles y el dibujo de la entrada parece imitar una caja de galletas de estas antiguas en las que un niño rubio saca la lengua hacia arriba de lo buenas que están — los dulces son increibles. Y no soy de dulces. Pero solo el olor a una le vuelve loca. Y el pan, ¡qué pan! Y la cantidad de cajas de bombones y pasteles y galletas distintos que se reparten por toda la tienda… Es una tienda ideal para hacer regalos a golosos. — el vino. ¿Cuántas botellas de vino hay en ese escaparate dios mio? Póngamelos todos, gracias. Bueno, los más baratos. La tienda es carilla. Pero estamos ante una tienda gourmet, delicattessen o como se diga. Recomendable al 100%.