Yo soy de las que prefieren el parque –unas carreras y unas flexiones y listo– al gimnasio. No obstante, cada vez que comienzo a hacer ejercicio… necesito un empujón. Siempre que necesito ése empujón voy a Master-Fitness, entre otras muchas cosas porque mi hermano y yo ya tenemos matrícula allí. Y la tenemos en éste gimnasio porque nos parecen buenos profesionales. Están siempre pendientes de cómo hacen los ejercicios de musculación, nos advierten aconsejan y enseñan cómo hacerlo sin causarnos estropicios musculares innecesarios. Lo reitero, están pendientes del cliente y eso se agradece mucho. Porque no me gusta ser demasiado insistente preguntando si lo hago bien, si tal y pascual. Lo que más me gusta es la clase de spinning de la dueña. Me gusta la música que pone, cómo ánima y nos hace sudar y superarnos. Y todavía no he tenido ninguna lesión, que conste. Es una chica entusiasta que hace entusiasmarte con un ejercicio tremendamente intenso. Ahora han puesto tarifas para los que no son socios y sólo quieren sesiones. Lo cual me parece una fantástica idea, pues si sigo yendo es porque no me gusta hacer musculatura ni pilates ni capoira, sólo spinning. Ya no me tengo que gastar 42 euros al mes.