Mari Reyes

Un des derniers bars avec terrasse avant de passer le pont pour aller côté Triana quand on vient de la place d’Espagne.
Ici il faut commander et récupérer soi même ce qu’on souhaite boire et manger
Quelques tapas assez classiques à la carte, comptez
1,20 € le grand verre de bière et 2,50 € le montadido (petit sandwich)
Donc ce n’est pas très raffiné mais c’est pas mal pour faire une pause et prendre un petit apéro pas cher et au soleil !

Me resulta bastante curioso que resistan sitios como este en pleno meollo turístico de la ciudad, a los pies de la Torre del Oro como aquel que dice… Pues parece más un establecimiento de barrio de toda la vida…
En este bastión puede disfrutarse de una tapa de caracoles como dios manda o de una cervecita, todo ello previo autoservicio en barra. Yo no esperaría de este lugar ningún alarde de originalidad más allá de lo típico del bar medio sevillano, lo cual puede ser interesante según el caso o según si se busca una cervecita rápida y desmontar el campamento hacia otra parte.

Es una cervecería, como otras tantas, con una localización perfecta, me parece algo reseñable el hecho de que no se haya dejado influir por los precios de la competencia que rodea a este bar, o que directamente no hayan caído en la tentación de vender este local, que debe costar una fortuna, a una multinacional cafetería de cuyo nombre no quiero acordarme.
Yo lo visito o lo he visitado tanto, especialmente por dos motivos:
1-​La cercanía a mi antigua facultad ha provocado que hayamos ido a tomar cervezas a este bar en muchas ocasiones. Por variar el panorama de los habituales de la calle San Fernando. Nos han tenido en este bar hasta la hora en que Juan ha salido a barrernos los pies y con cara de jartura nos ha mirado con unos ojos en los que en una décima de segundo se entendía: «Ustedes no tenéis casa».
La verdad es que la terraza, de estas con mesas altas para estar de pie, están estratégicamente colocadas para ver pasar en un rato a quinientos millones de personas humanas y sacar tus propias conclusiones acerca de ellas. La cercanía del metro y el ser una de las zonas de mayor tránsito de la ciudad, colaboran en esta circunstancia.
2-​El otro motivo, menos frecuente pero no por ello menos destacable, es que prácticamente siempre, al ir a ver una obra de teatro a la aledaña sala «La Fundición», me tomo una o varias en Mary Reyes antes o después del pase. Me suelo marcar las cervezas (y los cigarros) como un objetivo o una referencia en el tiempo, en plan: «Nos tomamos una cerveza y vamos» o «Cuando salgamos nos tomamos una cerveza». Esto creo que es lo que nos pasa a los adictos.

Lo reconozco, «el Mary Reyes», como se conoce popularmente entre mis amigos, es un bar digno de mi admiración por los buenos recuerdos que me trae. ¿Por que elegimos durante unos años este bar para tomarnos la sagrada cerveza del viernes a mediodía? Pues no lo se muy bien, ahora que reflexiono, supongo que por no distar mucho de nuestros respectivos trabajos. También porque es un bar, que aunque está en pleno centro junto a la puerta de Jerez y la Torre del Oro, y es lugar de paso para turistas y sevillanos, está un tanto oculto y eso te hace no tener la sensación de escaparate de otros sitios.
La principal atracción del Mary Reyes es la cerveza en sus veladores en los que con suerte te puedes calentar la oreja en el frío invierno. El camarero, Juan, es un señor bajo, entrañable y un poco cascarrabias. Tienen una tele donde puedes echarle un ojo al fútbol, el resto es un típico bar de barrio, no mas. Las tapas no son su fuerte, y al menos que lleves muchas birras en lo alto, no te gustarán mucho. Los caracoles si que están buenos.