Mara

Es la primera vez que voy a este restaurante y destacaría su comida: rica y bien presentada.
El servicio es mejorable. No se corresponde con la comida que sirven. Está y creo que su público, requieren un servicio de mayor calidad.
Para una comida de negocios, es un buen sitio.

En este restaurante se come bien, el precio es equilibrado, la cerveza está en su punto helada, y tanto sus tapas buenas, como su servicio, son una referencia por su precio y calidad

Mara es un restaurante para la clase alta. Se nota directamente al entrar que todo el mundo viene muy bien vestido (súper pijos). El precio de los platos también es bastante alto.
Si buscas comida rápida, este no es tu sitio. Si vienes con un cliente, o para hacer una cena de empresa, Mara esta muy muy bien. El pescado esta super bueno (como si fuera que han ido ellos a pescarlo ese mismo dia en sanlucar de bda). ;-)

Somos una familia de Sevilla y Huelva que hemos estado acudiendo a este restaurante varios años para celebrar distintas festividades, en este caso, el día de Reyes. Está situado en el número ocho de la calle Gustavo Gallardo en Sevilla, su cocina es buena, todo hay que decirlo, y ésta es la razón por la que hemos vuelto allí a pesar de ser más bien caro, pero en lo demás siempre han dejado bastante que desear. Casi siempre que hemos llegado con nuestra reserva hecha con anterioridad, hemos encontrado problemas porque no aparecíamos en su lista. Esta vez se han pasado y hemos sido víctimas de un lamentable y patético servicio.
Nos hicieron esperar una hora y media para servirnos los entremeses, y luego al cabo de dos horas desde que elegimos el menú, acudieron a la mesa con las manos vacías sin más y argumentaron excusas absurdas como que al cocinero se le había caído el pescado al suelo, o que le habían fallado tres camareros que tenían contratados ese día, contradiciéndose unos a otros ante la falta de una razón lógica y convincente. No habiendo suficiente con todo esto, reclamamos además la presencia del dueño, responsable o gerente para dirigirle directamente nuestra queja y exigirle una explicación, pero no apareció nadie por allí que diera la cara, a pesar de que los empleados nos aseguraron que se encontraba allí al preguntarles por él. Sospechamos que era alguien que se asomaba levemente a la puerta de la cocina pero con la clara actitud de esconderse. La situación no podía ser más incómoda, nos sentimos burlados por estos ‘señores’ e impotentes ante tanta desidia.
Parte de la familia propuso no pagar por las bebidas y los entrantes que habíamos consumido durante la larga espera en compensación a tan lamentable y pésimo servicio, pero al final decidimos hacerlo porque nos consideramos personas decentes y educadas, y somos partidarios de la formalidad, cosa de la que al parecer carecen ellos. Pensamos hacer una reclamación pero lo desechamos porque sabemos que la OCU no hace gran cosa en estos casos excepto hacernos perder el tiempo, cosa de la que no disponemos por cuestiones de trabajo.
Les escribimos un mail expresando nuestro malestar e indignación por lo ocurrido, del cual no hemos tenido respuesta como era de esperar. Intuimos por lo observado aquel día que es responsabilidad del dueño o responsable, queriendo abarcar mucha más demanda de público con el mismo personal, cosa que debería saber que no funciona y que termina con la pérdida de clientes, y que por tanto demuestra falta de sentido común y de experiencia en la hostelería.
Como verán, tenemos motivos más que suficientes para no volver y para no recomendaros este restaurante, si queréis evitar que os pase lo mismo, el que avisa no es traidor.
Gracias y saludos a todos.