Malambos

Pero vamos a ver… que traigo yo a la gente aquí y no había hecho una reseña? No tengo perdón…
Para mi, no hay otro sitio en Sevilla para comer carne como aquí.
Está situado cerca de Santa Justa y cuenta con una terraza exterior y un salón bastante amplio y buena capacidad.
Cuenta con espectáculo en vivo de tango los jueves. Reserva antes para asegurarte.
Vamos con la carta, la cual, gira en torno a la carne como es natural.
Claudio es argentino y como tal hace que sus carnes sean muy sabrosas, mantequilla en el paladar.
Pone a tu disposición todo tipo de cortes, lomo alto, lomo bajo, bifé todos ellos de gran calidad. Puedes probar también solomillo, presa, en resumen, tienes donde elegir.
Pero me quedo con su plato estrella: el BUEY. Una pieza cuidada con mimo durante tres meses antes de que tengas el placer de degustar este manjar. Es digno de ver el proceso que te va contando Claudio mientras va limpiando hasta dejar el hueso limpio. En ese tiempo has probado tres tipos de carne con una curación distinta.
Para terminar, chupitos de cortesía y postres surtidos.
Si tienes una celebración o sólo por el placer de comer carne, es tu sitio.

Es el mejor sitio en Sevilla para comer carne de ternera argentina.
Para empezar unas empanadas y chorizos criollos.
De plato principal un lomo alto, cada pieza es de unos 500 gr. aproximadamente, con que una es suficiente para dos personas.
Acompañado todo con una botella de Muga.
De postre panqueque con dulce de leche.
Cada bocado es un orgasmo para los sentidos.
Los jueves por la noche podemos disfrutar de una pareja de profesionales bailando tango. Alternan los jueves porque son dos parejas diferentes.
Es un lugar magnífico donde darse un maravilloso capricho.

la mejor carne de Sevilla se sirve en Malambo, lo único malo es que hay que dejar hueco para los deliciosos postres o sino te arrepientes cuando los ves en la mesa de al lado. Geniales!

Había escuchado muchas veces anunciarse este restaurante en SFC Radio, pero como ese tipo de publicidad no me suele hacer efecto, pues no había venido. Tuvo que ser con un par de buenos amigos cuando conocí el lugar y… menudo descubrimiento.
Nos tomamos una parrilla para tres personas que llevaba solomillo, lomo bajo y lomo alto, todo en su punto exacto y con un sabor que no era comparable a casi ninguna otra cosa que haya tomado anteriormente. Primerísima calidad, sabor inigualable, carne «cremosa». Una delicia.
Para acompañar nos dejamos llevar por la recomendación de camarero, un tinto argentino del que no recuerdo el nombre, pero que estaba muy bueno también. Incluso el café y el chupito de limonchelo estaba bueno.
En cuanto al local, es grande y cuenta con una terraza exterior que debe ser un gustazo en invierno. Dicen que además hay tango en vivo los jueves, pero eso no he podido verlo personalmente.

Llegué sin saber muy bien dónde me llevaban, sólo me dijeron «carnaca» y así fue. Un estupendo asador argentino.
El local muy acogedor, con un salón de tamaño mediano y de ambiente muy agradable. Una mesa redonda en una esquinita y empezamos a deleitarnos del servicio. Tantos los camareros, como el gerente o metre que se acercó a explicarnos las carnes y sus procesos de elaboración.
De la carta probamos las empanadillas y chorizo criollo para compartir, y de carne un variado, que os detallo según nos explicaron:
— Solomillo, pieza de carne sin grasa
— Lomo Bajo, con la grasa en un lateral
— Lomo alto, donde la grasa y carne están entrelazados siendo la carne con mayor gusto que el resto.
No tuvimos espacio para el postre, aunque si para café. Deliciosos y servidos con una fuente con diferentes tipo de azúcar (muy curiosa).
Para beber nos dejamos llevar por la recomendación del camarero, y pedimos un vino tinto argentino que estaba delicioso.

El mejor argentino de Sevilla, la carne es excelente y el servicio propio de unos buenos amigos. La carta de vez en cuando depara alguna nueva sorpresas y nunca falla.

Asador argentino, de gran calidad tanto en su servicio que es magnifico desde los camareros hasta el metre, su decoración, muy intimo y cuidado, con una pequeña fuente y música de fondo, y un olor y sabor que quita el «sentío» nada más entrar.
De su carta, recomiendo las empanadillas, queso provolone, morcilla y chorizo criollo, y para comer como tal, el lomo alto, donde la grasa y carne están entrelazados siendo la carne con mayor gusto que el resto. De postre, una banana con dulce de leche y un par de chupitos de la casa.
Para beber, recomiendo una Quilmes (cerveza argentina) para empezar nada más llegar, y durante la comida que os recomienden un vino argentino (para no desentonar).
Las últimas veces que he ido he podido comprobar que el negocio ha dado el subidón que se merecía, y por ello es imprescindible reservar mesa con antelación (raro a sido el día que he ido y estaba tranquilo).

Después del desastre del Milongas, nos hemos atrevido a probar el restaurante del que era socio del susodicho restaurante. La verdad es que la estética es MUY parecida y la carta casi idéntica. Ambiente acogedor (con su música argentina y fuentecita de agua sonando de fondo), buen servicio y precios de asador argentino. Pedimos una ensalada de primero y un Portiño (sangrante que es como esta más bueno y jugoso) y una parrillada de verduras de segundo y quedamos muy satisfechos.
No es para ir todos los días por su alto precio pero anotado queda en mi lista de sitios a los que repetir.

El malambo es una danza folclórica tradicional argentina, perteneciente a la llamada música sureña. Una excepción que carece de letra y cuya música procede de un Bombo legüero. Reconozco que me era desconocido, me quedé rezagada en el tango y la milonga. Pero nosotros esta noche veníamos a realizar una danza gastronómica y vaya si la hicimos.
Elegimos este restaurante como cena de despedida de nuestro amigo brasileño Cristiano y como pre-​celebración de mi cumpleaños, y reconozco que fue una gran elección. Un lugar único, un ambiente tranquilo, una decoración a la argentina con mesas de madera y un fogón esperando nuestro pedido culinario.
Nada más pasar se nota el calor que despiden las llamas de esa parrilla argentina. Te hace entrar en una temperatura ideal (yo llevaba un jersey de cuello alto y hubiese preferido ir en vikini). Tuvimos la suerte de visitar al dueño que nos esperaba en la cocina para deleitarnos con una charla culinaria acerca de las carnes y de su modo de tratarlas (o más bien de mimarlas). Salí de allí con tanta información que le podría haber hecho un publireportaje, me quedaré en esta humilde reseña (por ahora).
En la carta ya te puedes imaginar la cantidad de platos de ternera, cabrito, cochinillo y demás carnes que te puedes encontrar. Inabarcable y exquisito. Mis compañeros de gula y yo nos pedimos una ensalada Malambo y lomo alto de ternera al punto argentino. Ya les advertí a mis amigos que era la primera vez que iba a comer carne que no estuviera completamente hecha. Sí, efectivamente, llevaba razón el dueño, estaba riquísima. Una carne muy jugosa para llenar un estómago demasiado acostumbrado a otro tipo de cocina. Para ponerle la guinda pedimos de postre flan con dulce de leche (típico argentino) que estaba hiperdulce pero le puso el toque de azúcar que le faltaba al cuerpo. Pagamos unos treinta euros por persona, pero me pareció un precio justo teniendo en cuenta la calidad de los alimentos.
Salí de allí casi rodando de lo llena que estaba, menos mal que la noche aún nos deparaba algo más movidito para bajar un lomo demasiado alto.

Es un restaurante argentino, con todo los tópicos que una espera. Tres calles antes de llegar, ya huele a asado que alimenta, y justo antes de doblar la esquina puedes ver un gran escaparate con animales sin piel sobre unas rejillas. Al fondo un hombretón manejando el fuego, a través de un gran ventanal que da a la cocina (para que vayas preparándote). Sirven carne de res argentina certificada, y de Segovia también certificada, y en la carta se piden piezas por peso (desde 200gr hasta 3kg) o por partes concretas del animal.
Fui con un amigo argentino, de Córdoba, que quedó encantado con su asado, aunque también dijo que aquello de «nada como asar una vaca en familia». Yo pedí parrillada de verduras y por suerte, también hay menú vegetariano, por si tenéis que acompañar a un carnívoro empedernido!
Los jueves a partir de las diez de la noche hay tango en el restaurante, por el cartel tiene pinta del tango que todos «esperamos ver», ella con recogido y traje largo, él de negro…