Los Juanes

Cuando entré en los Juanes y miré la carta, no había nada así en principio que se me antojara, por lo que tenía pocas expectativas. Sin embargo, cuando por fin nos decidimos y pedimos unas tapas, nos terminaron conquistando.
Lo primero que nos llamó la atención fue una pizarra anunciando cerveza artesana… ¡Así que a por ella fuimos! Yo no soy muy cervecero, pero me gustó mucho, estaba muy rica y muy suave, con cuerpo. Y mira que a mí me pongan lo que me pongan me lo bebo, porque las pocas veces que pido cerveza es más por antojo de que todo el mundo la pide que por gusto personal. Para empezar a picar pedimos una tapa de ensaladilla, muy rica, con su toque de cebollita cruda que la hacía muy especial, entre fuerte y dulzona. Luego optamos por montaditos. Nos sorprendió el tamaño, más grande de lo normal, y luego lo probamos y nos alegramos de que fuera grande. El mío era de pechuga de pollo con roquefort. Estaba cremoso, suave… Delicioso.
Probablemente, después de una segunda visita, cuando haya probado más cosas, le aumente una estrella a Los Juanes, porque la verdad es que promete, pero el montaditón dejó mi estómago listo y no cabía nada más.

La verdad es que nunca me había llamado la atención este negocio, pero como en Unilocal tenía tan buenos comentarios, el otro día que estaba por la zona buscando un bar para tomar algo, pues decidí que era el momento de darle una oportunidad.
Y lo cierto es que el sitio me gustó. No le doy más estrellas porque sólo me tomé una cerveza y una tapa de ensaladilla y necesitaría profundizar más para decir al menos que soy un admirador.
La cerveza, bien fresquita, como tiene que ser. Y la ensaladilla muy buena. No era de gambas, pero contaba con un detalle que me gustó mucho: su poquito de cebollita picada. Yo es que soy muy de cebollita picada, qué le vamos a hacer.
Total, que me dejó bastante buen sabor de boca y estoy dispuesto a repetir para poder dar más detalles y hacer un comentario más completo.

Este sitio es lo más si buscas socializar con gente maja y sevillanos de verdad. Empezaré comentando que los montaditos, bien preparados, están a 2 euros ¡maravilla! y que, además puedes escoger entre una gran cantidad de tapitas entre lo tradicional y lo moderno: «montaíto de pringá», queso provolone con salsa de orégano, queso de cabra con miel, jamoncito, carrillada o foie de pato con mermelada… déjate aconsejar por el maridaje con los vinos porque aquí, Los Juanes –que son tres– saben de vinos y te servirán lo más apropiado para cada cosa.
Camareros simpáticos y amables, de los de sonrisa verdadera, de los que atienden rápido y eficazmente. La terraza siempre está a tope y llena de vida, con una media de edad perfecta, en torno a los 35.
Uno de los mejores recuerdos que tengo de mis visitas a este local fue la «zambombá navideña» en la que varios artistas –cantantes y bailarines– iban alternando actuaciones arrancándose cada uno según lo que le apetecía. De verdad, de raíz… y es que sé que uno de los propietarios es un bailarín más que bueno que va de gira por aquí por allá; ahora Japón, ahora USA.

Por casualidad entré por primera vez el primer día de apertura, si no recuerdo mal era la semana santa de 2010, y acabé allí otra vez desayunando el viernes santo por la mañana donde pude ver el paso de la hermandad macarena lo mejor que lo he podido ver nunca. Desde entonces no he dejado de frecuentar este rinconcito de la calle feria con bastante asiduidad.
Lo mejor de Los Juanes para mi es la comodidad de la placita tranquila y recondida pero con bastante paso de gente, y además me gusta mucho porque ha sabido integrar la parte más típica y «medio modernita» de bar de centro con la parte más auténtica de barrio de la calle feria, con sus gentes y su ideosincracia de barrio macareno y con solera… Es más, en los juanes hay un aire flamenco y gitano que hay que saber descubrir con el tiempo y que ofrece bastante sabor al lugar…
En cuanto a la carta, me encanta el glorioso, uno de los mejores riojas que he probado, aunque también tienen un rivera del Duero que tampoco tiene nada que envidiarle… Y nada de tapas «modernas» o de diseño, lo mejor es la variedad de montaditos, son grandes y no te quedas con hambre, el mejor el de jamón con queso viejo, además de variadas tapas de plancha y guisitos exquisitos como el atún encebollao o la carne con tomate. Y ni hablar de los desayunos… Porque otra cosa es eso, los Juanes están abiertos todo el día para todo… Así que si das un paseo por las setas de la encarnación, no te pierdas este delicioso rincón cercano.

Los Juanes lleva un año escaso abierto y aunque cuando lo abrieron pensé, madre mía esta gente está bastante loca abriendo un negocio con la que está cayendo, esto va a durar un asalto!
Y una mierda! Hay están y cada vez les va mejor! La primera vez que entré lo recordaré siempre, era diciembre y estaban realizando una zambombá, desde ese momento me hice fan de este sitio.
Los Juanes es en sí, una cafetería y lugar de tapeo que gracias a su ubicación en el bajo de un edificio retranqueado en la confluencia de dos calles, le permite tener una agradable terracita (no muy grande) que siempre está llena, da igual que sean las doce que sean las cinco de la tarde o las dos de la mañana. El interior del local, que está pintado de rojo, es bastante amplio y por suerte, y buen criterio de los propietarios, no está abarrotado de mesas. Tiene las justas para poder picotear y charlar sin estar participando de la conversación del vecino.
Las tapas están bien preparadas, son sabrosas y están bien presentadas. Como tampoco llevan demasiado tiempo abiertos cada vez van mejorando más la carta e incluyendo cosas nuevas. Los camareros y los dueños que están algunas tardes son muy simpáticos.

Soy fan del Juanes. Lo primero que tiene es un servicio que es un verdadero encanto. Atentos, simpáticos y sobre todo, con mucha memoria.
Me mudé a esa misma calle hace unos meses, y al mes y medio de estar allí ya se sabían mi nombre, el de mi hermana y nuestra vecina. Tampoco es de extrañar porque allí pasamos mucho tiempo, la verdad.
Una noche incluso nos dejaron subirnos los platos de comida a casa porque habíamos pedido tapas sin acordarnos de que habíamos quedado con gente para estar tranquilos en el piso. Nos dejaron subirnos hasta la cestita con las regañadas y los panecillos para untar.
La cerveza es barata y está bastante fresquita, los precios no son baratos, pero tampoco son caros y se corresponden con los platos que sirven: grandiosas las tapas de provolones, de mousse de foie con mermeladas, de carrillada, y los montaditos tiene un tamaño bastante bueno.
También ofrecen desayunos. Los precios rondan los 2 €, a no ser que pidas un desayuno completo con café, zumo y tostadas con jamón serrano que sube a 3 €.