En plena Plaza de Santa Ana, una taberna no podía tener otro nombre que La Plazuela, un rincón histórico en el barrio situado en un marco francamente incomparable y con un sabor increible en todos los sentidos. Una taberna típica de barrio, con especialidad en montaditos, de los que tiene una infinidad, chacinas ibéricas y marisco que una taberna como esta con cierto aire marinero no puede faltar. En este local se congregan muchos vecinos del barrio con ganas de tomarse un vinito o una cerveza en su interior, o al amparo de los naranjos de la plaza recibiendo unos rayos de sol. En un sitio ideal para quedar con los amigos porque sitio hay de sobra, porque los precios son buenos, y porque en este bar siempre se puede escuchar algún comentario simpático de algún sabio parroquiano del lugar. Este bar es señero, como señera es la plaza donde reside, lugar de paso obligado por todos los trianeros.