Antes de ser La Grada era un bar de menús que se llamaba La Consolación. Cambió de dueños, y éstos lo han montado sobre todo en plan de cafetería. Te ponen un buen café durante el desayuno, con tostadas de lo que quieras, y el mismo café de bueno, con unos dulces irresistibles por la tarde. En este bar también te ponen alguna que otra tapa, pero no es un sitio en el piensas cuando tienes hambre, como mucho te lleva para la antesala de la comida: cervecita y apertivo. Por las paredes hay varios cuadros de Nueva York(cosa que no viene mucho al cuento). Yo lo recomiendo para el desayuno o para el cafelito de por la tarde.
Marta G.
Classificação do local: 3 Sevilla
Mi madre y yo(jo, si que salgo veces con mi madre) descubrimos este sitio una vez por casualidad cuando íbamos a visitar a un familiar no hace mucho. Nos citó allí y, mira que está cerca de mi casa, pues nunca había entrado. Me gustó que es un bar amplio pero tranquilo, con asientos confortables y bastante limpio. Eran como las ocho largas o las nueve así que no sabíamos si pedir el café o un refresquito. Optamos por lo primero y como la conversación se alargó al final cayó el refresco con alguna tapita. Me encantó que la comida que ponen está muy orientada a comer mucho por poco dinero, aunque de primeras el garito no tenía pinta de tener cocina. Pero si, había cierta variedad de tapas, incluso creo que serranito aunque no lo llegué a pedir. Hice el test de la ensaladilla pero por desgracia no me gustó la que aquí ponen, creo que es de éstas congeladas. En cambio si me gustó la tortilla de patatas, incluso me la pusieron con queso que me encanta y en casi ningún sitio la ponen. Desde entonces he vuelto a ir varias veces porque ha sido todo un descubrimiento, la comprobación de cómo a veces un sitio no es lo que parece.
Ángel A.
Classificação do local: 3 Sevilla
Si quieres comer decentemente a un precio asequible probablemente en La Grada encuentres una pequeña mina. La primera vez que fui hacía un frío que pela, no se podía estar en la calle. Era por la mañana, temprano, y necesitaba un aporte de calorías inmediato. Vi en el cartel que con el desayuno ponían un zumo de naranja gratis. Piensas: «Bueno, el típico vasito de cortesía con zumo aguado del tetrabrick». Pero no, una buena copa de naranjas recién exprimidas, una tostada muy rica y mi colacao calentito. Fue un señor desayuno. Dada la primera experiencia positiva y pasando por allí de casualidad a mediodía, lo elegí como lugar de almuerzo. Tienen menú del día por 7,50 euros pero, ojo, no incluye postre(sólo primero, segundo y bebida), cuando precisamente los pasteles que tienen son deliciosos. Entonces se encarece el precio y ya le quitan la gracia. Esto me pareció un poco tongo pero c’est la vie… Así que pedí un par de tapas por mi cuenta: rollito de bacon y gambas y pollo serrano, ambos muy recomendables. No soy amigo del menudo, pero mi padre se lo pidió y dijo que estaba genial. En definitiva, no te dejes llevar por el aspecto exterior o por el rótulo, que parece de la época de María Trifulca. Pasa, pide lo que quieras y luego le sumas un pastelito. Ya me dirás.