La Estraza

La decoración, de diez, así como el hilo musical. Cerca de una de las zonas de más tránsito de Sevilla, la Alameda de Hércules. Da gusto entrar y tomarse un café que, por cierto, está bastante rico y tiene un precio razonable. El servicio muy atento y pude observar que también había una interesante carta de comidas. Algún día quizás me pase para almorzar o cenar.

Fui por recomendación y la verdad es que el sitio me decepcionó.
El trato por parte del personal fue muy bueno pero el local estaba algo sucio y la comida que a fin de cuentas es lo que importa… Psss ni fú ni fa. Las croquetas muy difíciles de masticar, muy pastosas, el salmorejo bastante salado y nada del otro mundo… Y así todo.
¡Una pena pero no volveré!

Antes este era uno de mis sitios favoritos, pero desde hace aproximadamente un año se cargó las mejores tapas que tenía. La decoración sigue siendo genial y hay buen ambiente, pero antes tenían una serie de tapas estrella que me volvían loca como el flamenquín y la sección de montaditos más originales y ricos que he visto. El precio está bien, por 10 o 12 € comes estupendamente y tiene algunos postres curiosos. En conclusión, el lugar sigue estando bien pero en comparación a como era antes desilusiona y mucho.

Este bar hipster tiene ciertas virtudes. Por ejemplo, tiene estética hipster, me di cuenta al ver una moto Vespa a modo de decoración, como también las 200 fotos y recortes de mujeres enseñando los pechos en el aseo. Esta decoración solo la encuentras en locales hipsters y en talleres de reparación.
Quitando la estética, los dos empleados que servían cuando yo fui eran muy amables. Se preocupaban de que estuviéramos atendidos en todo momento. También sirven en mesa, aunque te sientes arriba (el local tiene dos plantas).
La Estraza es de esos sitios en los que, pidas lo que pidas, todo está bueno. Pude probar las croquetas Sleepy James, de calabaza y queso viejo, que estaban bien ricas; el Pad Thai, unos tallarines con verduras bastante correctos; la carrillada, tierna y bastante buena, aunque las he probado mejores; las lagrimitas Desperado Chicken, que venían con una salsa picante (creo que de pera o algo así); y unas ricas pero algo decepcionantes taleguillas de roque y almendras, que son unas no-​crujientes masas de algo que sabe a roquefort suave, pero no a canela o almendras. Pero estaban buenas. Como digo, todo está bueno. Otra cosa que no me gusta mucho es cuando preguntan cuántos somos para servir las tapas. Éramos tres, y nos servían tres croquetas, 3 taleguillas… ¿Si vas a comer solo te ponen una croqueta por 2,50 €? Esta moda no me gusta nada.
Mientras escribo la reseña me doy cuenta de que lo que escribo se parece más a una reseña de 3 o incluso 2 estrellas, y sin embargo le voy a dejar las 4. ¿Por qué? Pues porque te sirven bien, porque comes en la Alameda y porque lo que te comes está bueno. Ya es más que en otros sitios, que por muy baratos que sean, te sirven regular o la comida es deficiente.

Coincido en lo que comentan la mayoría de mis predecesores, sólo por la decoración ya merece la pena entrar aquí. No os voy a dar ningún detalle, es mejor que lo veáis vosotros mismos, En serio, tenéis que entrar, aunque sea por curiosidad.
El local tiene dos plantas, no subí a la de arriba, pero la próxima vez lo hago seguro. Fui con uno de esos célebres cupones y hey, fue un completo acierto. Por un precio casi irrisorio nos zampamos dos entrantes, dos hamburguesas, un par de bebidas y dos cafés. Así que ni tan mal.
Los entrantes consistieron en una ensalada César y las famosas lagrimitas de pollo. No estaban nada mal, y las salsas combinaban bien. Luego pasamos a las hamburguesas, estaban ricas, pero se ve que las hicieron a la par que los entrantes, y nos las calentaron en exceso, el producto era bueno, pero al recalentarlas perdieron mucho. Una pena. Tendré que volver para bucear en su carta como recomienda Sara P. en su reseña.
El servicio me encantó, me hicieron sentir muy bien, y eso a la hora de comer es básico. El precio como os he comentado al ser un cupón, muy barato. Como punto fuerte, la música, sí, oír rock no es habitual mientras comes.
Buon Appetito.

La verdad es que no tengo pegas que ponerle a este sitio.
No lo conocía, pero me dejé guiar por unos amigos después de salir de Mercado Provenzal y decidimos entrar.
La ubicación es fantástica y las vistas incomparables como en pocos sitios. La decoración del lugar es una chulada, destacando el baño de mujeres que está empapelado con revistas de posados desnudos de mujeres de los 60 – 70 calculo que serían por el tipo de fotografía y la vestimenta. Es un detalle chulo, habrá quien no se sienta agusto pero a mí me pareció un detalle curioso.
Ya que las vistas eran tan buenas, decidimos subir a la parte superior y no nos equivocamos ya que estuvimos muy bien.
Del servicio decir que fue muy correcto y agradable, no tengo queja.
Las dos tapas que yo me pedí fueron croquetas caseras de calabaza y queso viejo, (que pese a lo que pudiera parecer no son demasiado pesadas), acompañadas de unas patatas y de segundo lagrimitas de pollo también con patatas caseras y acompañadas de dos salsas cream y barbacoa. ¡Ambas estuvieron fantásticas! La relación calidad/​precio es muy buena, tienes tapas muy suculentas por poco dinero.
Como broche para este sitio, la camarera nos trajo tres chupitos de limoncello como obsequio de la casa, que vino genial para acompañar.
Dicho todo éste, sólo me queda añadir que es un lugar al que volveré muy pronto.

La Estraza es el lugar perfecto para celebrar una reunión de amigos una noche calurosa de verano en Sevilla, perfectamente acondicionado en temperatura, un servicio muy atento y rápido y una comida suculenta y sabrosa. La decoración fantástica, sin duda para repetir!

Me gusto bastante la decoración rock era ambientada en los 70’s. Las tapas son originales y muy sabrosas, el servicio muy amable y rápido. Lo que tienen que mejorar es la planta de arriba, la ventilación funciona regular, hace calor y da olor a wc… Se lo Comuniqué a la camarera para que vigilen ese desperfecto. Pero para tapear es de repetir!

By far my favorite bar in Seville! Cool atmosphere, great beer selection, great tapas with a soul food kitchen. The people are really cool and friendly. It’s a great place to grab wine and read during the slow hours and a great place to bring friends during the fast hours

La Estraza es un lugar singular, especialmente por su decoración, un tanto ecléctica. Nunca he comido aquí, así que poco puedo decir sobre su carta, pero tienen Paulaner y Guinness de barril, lo cual es un punto a su favor para entrar a tomar algo.
Por lo demás, se llena con facilidad en las horas puntas, a pesar de tener dos plantas, y los taburetes son algo incómodos para pasar un rato largo. Por las tardes, en las horas del café el local está más tranquilo.
Bien situado, es perfecto si lo pillas con poca gente. Un día volveré y probaré su carta, a ver si así consigo darle más de 3 estrellas.

¿Sabes ese sitio que parece reunir todas las características para que se convierta en tu Central Perk (o tu MacLaren’s o tu Cheers si eres de otra generación) pero que, desgraciadamente, luego no cumple ninguna de las expectativas generadas? Pues exactamente eso me pasó con La Estraza.
De entrada, tiene (o tenía, porque ahora lleva meses «de reforma» y apesta a cierre que no veas) todos los ingredientes para ser un sitio más que de paso habitual: buen ambiente, buena cerveza, una decoración sencillamente magnífica, cocina abierta con platos suculentos, ambiente rockerillo, gente más alternativa… en fin, todo lo que me suele atraer a un local así.
En cambio, las veces que he venido no ha conseguido satisfacerme como esperaba. La comida no era gran cosa, el local estaba siempre atestado de gente, la música demasiado alta, el WiFi no funciona, las camareras te miran regular… en fin, una serie de catastróficas desdichas que me han llevado a pensar pues bueno, que tampoco es para tanto: Normal — OK.
Esperaré a ver esa reforma porque tengo muchas ganas de volver, de disfrutar de nuevo de uno de los mejores locales de mi querida calle Feria y comprobar que, seguro, se habrán puesto las pilas y mejorado en todos los aspectos en los que podrían patinar un poco.

Es un bar muy conocido de la calle Feria.
Me gusta la decoración y la mezcla de ambientes pero el olor y las tapas no me gustan.
He ido varias veces para darle una oportunidad pero no acaban de atraparme.

¡Sitiazo! En la calle feria, amplio y vale para muchas cosas, si quieres café, si quieres comer, si quieres tomar cervezas o copas, para todo está bien.
Tiene una parte arriba que, si no está muy lleno está de lujo para tomar lo que sea. La música acompaña muy bien, el rollo del local es música de época que verás reflejada en fotos, recortes, algunos platos los sirven en vinilos, la carta viene con portadas de discos antiguos, es un ambiente muy agradable y divertido.
He tomado algunas tapas y siempre muy ricas, la última vez una patatas con tres salsas que además nada de patatas congeladas, patatas de verdad, cortadas por la cocinera y como las de casa, las salsas eran ketchup, roquefort y una especie de salsa medio picantita que no tengo muy claro, también tomé un «montaito» de lomo, queso y jamón serrano muy bueno. Hay hamburguelas (si, así las llaman) y San Jacobos que ocupan todo el plato, la verdad que como otras veces he dicho, es fácil acertar, cualquier cosa que pidas estará bien y como ya he puesto por aquí, ambiente muy agradable y el ventanal hace que veas toda la calle y me encanta.
Me gusta :)

Siempre me ha parecido particular este rincón en la calle Feria. La Estraza es un rincón perfecto para gente que busca un lugar distinto: buena música y buenas cervezas. Un toque de rock, algo cultureta, cine y música algo particular en la decoración… Es un sitio que te atrae. Tiene dos plantas, abajo un poco más de cerveceo, arriba sus mesas, algo más tranquilo. En general, es un sitio para frecuentas.
La comida tiene su punto y hay más de una cosa que me parece buena, pero no todo es de gran calidad, por así decirlo. Tienes que saber indagar bien en la carta para descubrir qué es bueno y qué no en este local. Por lo general, no está mal de precio. Evita las frituras y acertarás.

Buena variedad de cervezas internacionales. La comida no esta mal, aunque merece la pena entrar solo para admirar la decoración tan original que puebla todo el local, aseos incluidos!

Es difícil decir qué es lo mejor de este bar.
La decoración es inmejorable, original y crea justo el ambiente que se pretende. Una de las últimas adquisiciones es una vieja moto Vespa que no voy a decir dónde está, prueben a encontrarla.
La música, pues ya está dicho todo en comentarios anteriores, con criterio que yo, que tengo un oído enfrente del otro…
Y, por último, la carta, original y a muy buenos precios.
No todo pueden ser elogios. Necesitan mejorar mucho los servicios, es una pena.

Me encanta este bar, es uno de mis favoritos de la Alameda. He probado varias tapas y sin duda recomiendo el salmorejo –como se dice aquí muy bien despachao– y los flamenquines, te ponen dos y tienen un relleno con espinacas, lo que les da un toque muy especial. De precio está muy bien, la única pega es que el refresco de limón es schweppes.

Normalito.
Lo que más mola es la ambientación del local.

El Local que ocupa este bar perteneció hace como unos quince años a un banco, de hay que tenga tantísimos cristales. Tras muchos años cerrados, unos vecinos de la zona se atrevieron a arreglarlo y lo abrieron como una cervecería con mariscos de Cádiz y Huelva. Tuvieron que cerrarlo porque la dueña se puso enferma, y tras estar una pequeña temporada cerrado, un grupo de amigos y músicos decidieron abrir lo que hoy vemos.
Es el lugar idóneo para tomar unas tapillas y unas cervecitas antes de salir de marcha por la Alameda, escuchar buena música y admirar una cuidada decoración toda relacionada con el música.
A veces está demasiado lleno de gente y es un poco difícil pillar un sitio bueno para pasar allí un rato.

La Estraza es el bar que hacía falta en la zona y que ¡por fin llegó!, como dice Iram, hace cosa de un año. En un panorama de ocio nocturno donde raramente se puede escuchar música –porque el ayuntamiento de Sevilla, delegación de medio ambiente, persigue fanáticamente cualquier atisbo de armonía sonora multando a los negocios, lo que no hace con el ruido del tráfico y obras a deshora, y tampoco concede licencias nuevas para locales insonorizados-​, el Estraza ha venido a llenar, aunque sea con el volumen bajo, ese vacío que nos teñía de gris las noches y que llegó a provocar la celebración de conciertos mudos –con auriculares– en algún bar de la Alameda.
En serio, el Estraza es el bar de los músicos y los grupos rockerillos o poperos de la zona. Sólo con su decoración y con mirar a la clientela empiezas a tararear. Los socios son miembros de varios grupos más o menos veteranos y en todo caso bastante conocidos en Sevilla (algunos también fuera): Los Sentíos, Las Muñecas de la Calle Feria, Milkyway Express,… Y entre los habituales se encuentran el resto de músicos de la zona. Por citar a algunos (colegas míos, claro): PInocho Detective o Mansilla y los Espías. El invierno pasado el dj Toni Love regala tardes impagables. También asistí a alguna proyección (peor, la gente no para de hablar y no tienen una pared o pantalla en condiciones) y varias tocatas.
Es verdad que se llena y también que las tapas transitan desde lo más castizo a lo arty, con su papel de estraza o discos de vinillo para servirlas o presentarlas. Pero lo mejor servido en este bar, ya sabes que es: la música, ¡música por favor!

La Estraza «Tapitas y Rock & Roll» es el bar al que debes ir si te gusta la buena música, comer bien y tener como escaparate la calle Feria.
A mi me encanta el salmorejo y los crepes de salmón. Además hay algún camarero bastante guapo…
Ideal para empezar a medio día y seguir paseando luego por la Alameda de Hércules, aunque allí mismo podrás tomarte unas copas hasta eso de la 1,00h más o menos.