Ka Kocinas

Esta tienda fue una a las que acudí cuando me puse a buscar cocina para mi nueva casa. Me avisó de su existencia un amigo que vive al lado. Él ni es ni ha sido cliente, pero la ve todos los días, y me dijo que tenía muy buena pinta.
Me pasé, y la verdad es que estaba montada con mucha vista para que el diseño te entre por los ojos. Nos pusimos manos a la obra. La chica nos dedico un buen rato y nos estuvo asesorando muy bien (no se lo pusimos fácil, la verdad).
El precio que nos pasó estaba dentro de lo normal, para las calidades que nosotros queríamos, pero el plazo de entrega que necesitábamos (por circunstancias de la vida) era muy apretado y no podían garantizarnos el montaje para esas fechas.
Al final acabamos comprando la cocina en otro sitio que sí nos garantizaba el montaje a tiempo. Una pena.

Cuando pusimos nuestra actual cocina antes miramos muchísimas tiendas, desde luego todas las que tienen cierta fama en Sevilla. Y ninguna nos convencía del todo, aún estábamos indecisos. Así que empezamos a mirar pequeños establecimientos de barrio pero nos convencían aún menos. Cuando ya estábamos barajando la opción que más nos convencía de las que teníamos un día paseando por Luis Montoto terminamos en Ka Kocinas. Mejor dicho, viendo su escaparate. Fue amor a primera vista, yo quería esos muebles que parecían tan robustos y esos cristales translúcidos en mi vida. Entramos suponiendo que no compraríamos la cocina allí porque sería carísimo. Llegamos a esta conclusión por la decoración muy fashion del sitio y por la zona en la que estaba ubicado.
La chica que estaba en ese momento nos atendió con mucho esmero, nos enseñó diferentes catálogos… Pero yo seguía empeñada en la cocina del escaparate. Nos explicó que estaba hecha de tablero marino, el mismo tipo de madera que se usa para los barcos. Eso nos aseguraba cierto margen de humedad y nos gustó, pero de nuevo sonaba carísimo. Empezamos a elucubrar diseñando la cocina en base a ese modelo y, para empezar, fue el único diseño de cocina que nos convenció del todo. Porque nuestra cocina es muy peque y nosotros teníamos una cierta idea de lo que queríamos con la que no daban en otras tiendas. Una vez que vimos que el diseño nos encantaba y reunía todos los requisitos que queríamos: horno, microondas incrustado, lavadora, frigorífico, fregadero de un seno con estrías en la piedra para secar la vajilla, campana extraible con mueble superior… Todo muy aprovechado y bonito. Una vez que estuvo todo diseñado la chica nos presupuestó los muebles con el horno, el lavavajillas, el grifo y el fregadero. Los tres mil euros por los que nos salía esa pedazo de cocina con encimera de silestone en blanco brillante nos parecieron baratísimo teniendo en cuenta que nos pedían mucho más por cocinas de materiales muy inferiores. Lo único que no nos convencía era el silestone, porque nos habían dicho que se quedaban marcas de quemado con nada. Así que la chica nos dejó llevarnos un trozo para que hiciéramos todas las perrerías que nos apeteciera y así demostrarnos que era una encimera muy resistente.
Durante todo el proceso el trato con la tienda fue genial, muy serios, responsables y resolutivos. Y doy fe de que los materiales eran buenos, porque con el trote que tiene esa cocina está como nueva. Ahora cada vez que paso por delante de la tienda le enseño a mis amigos «mi cocina» expuesta y les acompaño cuando tienen que comprar ellos una cocina.