José Luis

Hablar del bar Jose Luis es hablar de todo un clasico no solo en Sevilla sino en otras ciudades como Madrid por poner un ejemplo. Es un bar que me trae muchos recuerdos ya que de pequeño lo regentaba con mis padres. Referente a las tapas que te ofrecen deciros que no estan nada mal, destacando su famosa tortilla de patatas. El personal amable y profesional en todo momento. Calidad-​Precio corresponde. El local no esta mal disponiendo de una terraza fuera, aunque deciros que no dispone exactamente de las mejores vistas, osea, vista al rio. Lo recomiendo.

Un, dos, tres: Piensa en un bar típico de Los Remedios. ¿Lo tienes? ¡José Luis! Sí, amigos y amigas, Unilocalers y Unilocalars, pese a no estar propiamente en el barrio de Los Remedios, José Luis es todo un ejemplo de tradición y pijerío. No es un local rancio, aunque su habitual clientela sí.
Se sitúa en Plaza de Cuba. Tiene una terraza agradable aunque con vistas mejorables. Vivo muy cerca y habré paseado por sus mesas en infinidad de ocasiones, sin embargo, hasta hace relativamente poco no me paré por primera vez. Me lo recomendó un amigo. Me quedé sorprendido ya que es muy modernito. Tras estar allí comiendo durante un buen rato, saqué varias conclusiones.
En primer lugar, tienen un menú del día bastante bueno y asequible. Es menos caro de lo que parece a primera vista. Luego tiene una carta con un poco de todo. Pinchos rollo País Vasco y algunas tapas más autóctonas. Destaco especialmente la tortilla de patatas, según me comentan es un clásico y cuando la probé lo entendí. No es barato, pero bueno, al final por 4 tapas/​pinchos y una cerveza fueron unos 11 euros.
El interior tiene una decoración bastante clásica. Igual que el estilo de la clientela. El servicio es excelente. Son unos profesionales y están acostumbrados a atender a gente exquisita, por lo que sus modales son igualmente magníficos.
Seguramente repita si necesito tomarme una tapa rápida por la zona y no tengo ganas de pensar más. O por qué no, para tomarme una cerveza y una tapa de tortilla.

Para mí este es uno de los sitios con más solera y encanto de Sevilla. Es un clásico en nuestra ciudad al igual que muchos otros. Los camareros aún llevan esas chaquetas blancas con botones dorados de los años 80.
El servicio es increible, siguen conservando ese encanto y ese atractivo de educación y trato de la antigua usanza. Debo reconocer que adoro esas atenciones.
Con respecto a la comida decir que es muy clásica, su carta no ha variado mucho, pero si es cierto que han ido mejorando con los años. La calidad de sus productos es excelente.
Me gusta mucho desayunar los sábados por la mañana que puedo en esa terraza dando el solito y disfrutando del buen tiempo entre amigos. Sino, no me importa tomarme ese aperitivo de media mañana y enlazarlo con ese mediodía de tapitas.
Es un lugar fabulosos y si vienes de fuera y quieres vivir en primera persona como era la Sevilla de antaño, es un gran lugar para descubrirlo.

Una buena terraza y un público «retro», pero están muy buenos los pinchos de tortilla y los pescados fritos en general.

Me encanta su terraza y su crujiente pan prieto, pero este sitio tiene ese olorcillo al más rancio clasismo sevillano.

Tenía un punto muy guay cuando en su terraza te podías encontrar a Ketty Kauffman o a Juana de Aizpuru, dos señoras en toda regla con sus buenos cardados, una apostando más por el volumen y la otra por el color. Y es que en este sitio hay mucha señora, pero no te preocupes porque no te hacen un test de laca para entrar ya que, en realidad, hay todo tipo de gente.
Su terraza es muy agradable y, como está muy cerca del río, es fresquita cuando corre brisa en verano. Suele estar llena, así que si quieres coger sitio fuera, mejor será que llegues un poco antes de las horas puntas.
Es uno de los primeros sitios en Sevilla que tuvo pintxos parecidos a los vascos, con su rebanada de pan cubierta de cualquier delicia. A veces lo sencillo es lo más bueno, y es que el de solomillo es casi insuperable, pero mi favorito siempre ha sido el de brie fundido, y es que yo soy quesero hasta la médula. Pero para descubrir cuál es tu favorito sólo tienes que echar el ojo sobre su barra para dejarte seducir por todo lo que tienen.

He celebrado numerosas comidas de empresa en este local cuando trabajaba en República Argentina. Y si he de destacar algo, es el buen servicio.
Los camareros tienen cierta edad, llevan en el local largo tiempo, pero se desviven por el cliente. Hará cosa de 3 meses lo pasé algo mal porque tuve una cena de trabajo con gente acostumbrada a que le sirvan en el plato, y cuando le solicitaron al hombre que así lo hiciera le temblaba un poco la mano, pero puso buena cara en todo momento. Mi reacción fue, cuando llegaron los 2 siguientes platos para compartir (setas y revuelto), directamente servir yo a los comensales.
Siempre pido pescado de plato principal, y está muy bien cocinado, acompañado de gulas o de almejas.
En el salón seguro encuentras sitio, por lo que es idóneo para celebraciones.

Yo no le tengo un excesivo cariño a este local. Sólo he estado una vez en él y nos atendieron como el culo.
Me parece muy bien que fuera Feria, que Sevilla estuviera revolucionada y que todos tuviéramos muchas ganas de fiesta. Me parece muy bien que tengas el negocio hasta arriba, es más, es estupendo porque cuando hagas caja y cuentes los billetes probablemente se te habrán olvidado los malos gestos con los que has tratado a tus clientes (a algunos de ellos posiblemente no les volverás a ver el pelo por tu actitud). Y me parece genial que no des más de ti, … pues deberías ser previsor y haber tenido a alguna otra persona de refuerzo en esas fechas.
Por estas razones, y muy a pesar de que los pinchos y el jamón (rico, bien cortado y bien presentado) fueron deliciosos, no creo que me vuelvan a ver el pelo en este sitio.

Un sitio privilegiado para una cervecería muy especial.
La esquina de la Plaza de Cuba, donde se encuentra José Luis, es un sitio donde nos encanta echar un ratito cada vez que podemos. Con sillas y mesas de las buenas, buenas, su terraza es un sitio muy especial para mí.
Hace ya casi 15 años que empecé a tomar mis primeras cervecitas con pinchos aquí, con la que después sería mi mujer. ¡Qué tiempos aquellos! Desde entonces ya empezaba a tener muy buen felling con Ferrete, el mejor camarero de la comarca. ¡Qué tío más buena gente!
Ferrete nos ha visto nacer y crecer como pareja, cervecita a cervecita. A mi hijo también lo ha visto crecer, pero a lo alto. Los buenísimos pinchos que nos comemos aquí son responsables, en buena parte, de que mi enano esté hecho un toro.
Tanto si nos sentamos en la terraza o en las mesas de dentro, siempre nos pedimos una fuente variada de pinchos fríos y calientes. Nos encantan porque son muy originales y están para chuparse los dedos.
Una chasca, un brascada, un bacalao rebozado, un solomillo, una tortilla, un quesito brie fundido, un escalopín, todos y cada unos montados sobre un pan … ¡Qué ricos por Dios!
Mis preferidos son, sin duda, la brascada y el quesito. El primero consiste en un solomillo con una loncha de jamón serrano y cebollita refrita por encima, y el segundo en una porción de delicioso queso brie fundido y gratinado… ¡mmmmmm! Se me hace la boca agua sólo de pensarlo.
A veces, si vamos sin niño, nos ponemos en la barra porque es mucho más divertido. Normalmente las bandejas de pincho están distribuidas a todo a lo largo de la misma y puedes ir cogiendo sobre la marcha todo lo que te apetezca. A la hora de pagar el camarero te pregunta cuáles y cuántos te has tomado, te hace la cuenta y en paz.
¡Me encanta la cervecería José Luis! ¡Nos vemos esta semana, Ferrete!