Ignacio Vidal

Fui la primera vez y me gusto. He vuelto a ir y me gusto, y asi en varias ocasiones en poco tiempo.
Me parece un sitio comodo en las mesas bajas, las altas me gustan menos.
El sevicio siempre correcto y educado
Y la comida me parece muy buena, con calidad y bien termina.
El precio no es barato pero tampoco lo veo caro para la calidad y el tamaño de las tapas.
Repetire. Me gusta

Hace un par de semanas me dejé guiar por algunas recomendaciones y mis pies dieron a parar con las elegantes y estéticas mesitas altas de este coqueto restaurante. He de decir que salí contento con la comida pero no soy un admirador por lo que no lo paso de 3 estrellas muy a mi pesar.
Era un día entre semana y se notaba cierto bullicio, no suelo ver excesivamente llenos los locales un miércoles por la noche para cenar pero en esta ocasión la ocupación del restaurante era bastante alta. Opté por una de sus mesas exteriores con unas altas mesas y unos sillas casi tan altas como ellas, daba la impresión de que te tenías que montar en un caballo, para mí algo incómodas, no me gustan demasiado este tipo de juegos mesa y silla pero era lo único que tenían en exterior sin ocupar y la noche pintaba de lo más apetecible con una temperatura más que agradable. El interior del local es bonito y espacioso, aunque hacía bastante calor.
El servicio no estuvo mal, muy educado y correcto, quizá queriendo aparentar algo más de lo que son y en algunas ocasiones dieron la impresión de ser ligeramente estirados. Anecdóticamente en una noche sin viento ninguno, nos pusieron un servilletero con una maceta con sus flores y hojas encima, no sé a vosotros pero a mí no me gusta mucho la idea de secarme la boca con una servilleta llena de tierra o en la que se ha posado el culo de un maceta. Cuando la quitamos, la camarera que nos atendía vino rápidamente y la volvió a colocar encima diciendo que se iban a volar las servilletas. Primero, busca otra cosa para ponerle encima si quieres, segundo, no seas tan borde diciéndolo, tercero, deja que el cliente decida qué hacer. Además en más de una ocasión intentaron retirarnos el plato cuando aún había comida…
La comida he de reconocer que estaba a la altura de un buen restaurante, probé el carpaccio de gambas, una exquisitez, el tataki de atún con mayonesa de soja, delicioso y por supuesto el tartar de entrecot de buey, para mi gusto con un aliño demasiado fuerte y algo picante. Te ponen unas tostaditas tanto para el tartar como para el carpaccio y te las reponen las veces que hagan falta.
Su situación es bastante atractiva, muy céntrico, a la altura del lujoso Hotel Colón, una zona que no suele ser excesivamente barata. Me llamó la atención esto último ya que imaginaba que sería algo caro pero cuando vi los precios en la carta tampoco eran una locura, sin embargo, cuando vi la cuenta por 4 cervezas y las tres tapas (tenían buen tamaño) que se acercaba a los 50 € casi me da un infarto, lógicamente se habían equivocado poniendo algún postre que otro de más, nos lo solucionaron sin problemas y aún así la cuenta se acercaba a los 30 € ya que creo que los platos de la carta no tenían incorporado el IVA (si no no me salen las cuentas)
Como ya digo, no creo que vaya a repetir muy a menudo. El sitio no está mal, la ubicación es buena y la comida está bastante rica, pero qué queréis que os diga, el servicio es muy mejorable y creo que por ese precio puedes buscar otras opciones que a mi juicio sean mejores.

Good food and attentive service. A fine place to go after the Museum. We especially liked the taquitos de salmon.

Me lo voy a decir a mi misma: Buena elección!!! :P
Ya en serio. Desconocía por completo los establecimientos que tenía Ignacio Vidal en Sevilla (Porvenir y centro, al que fui) y salí más que satisfecha. Si esto es un gastrobar (tendencia que aún anda en definición) Ignacio Vidal lleva el concepto a su máxima calidad y estética.
A mi me ganó por:
1. Sabes qué te comes. Es decir, su carta huye de las complicadas definiciones de tapas que te llevan a plantearte si lo que has pedido corre o vuela…
2. La calidad de los productos y sus combinaciones… algo de otro mundo.
3. Carta de vinos. Fabulosos. Al menos hasta el nivel que yo conozco («estudiante en ciernes»)
4. Servicio más que exquisito para lo que comúnmente denominamos «Bar» (Dios, qué mal acostumbrados estamos!!!)
Y aquí van los «peros»:
— Situado frente al Hotel Colón, difícil aparcamiento (zona azul y escasa)
— Ruidoso, sobre todo si te colocan en el espacio central.
— Reserva y te quedas tranquilo. Vayas a la hora que vayas suele estar lleno. Y riza el rizo. Que te sienten en las mesas del fondo. Las más cómodas y silenciosas.
Te recomiendo que: No te pierdas el tataky de atún con mayonesa de soja, las setas empanadas con ali oli, el Steak tartar y el paté de la casa. Y si te gusta el Ribera, riega el menú con un Emilio Moro… Y te arreglas el día!!! :P