Gomara

Para que nadie se sienta incómodo ni se lleve la sorpresa de llevar un buen rato sentado sin que nadie le atienda, en el Gomara junto a la puerta de entrada tienen una pizarra que avisa (con letras bien grandes) que en la terraza es autoservicio. Al menos para la limpieza de las mesas usadas por los anteriores comensales sí acude un camarero a retirar las cosas y pasarle la bayeta.
Gomara es el típico bar de barrio, con tapas y montaditos que gustan pero que no destacan por nada en particular. Está bien servido de cantidad y los precios son más o menos los correctos. Se podría incluir en una «ruta de la tapa» por Triana/​Los Remedios, pero no es el bar que más frecuentaría si viviera cerca.

En el límite que separa Triana de los Remedios, este bar medio de pueblo medio de barrio obrero es un puro anacronismo de lugar, como quien dice.
Abre muy temprano y suele estar lleno para el desayuno. Sus enormes tostadas con sobrasada realmente valen la pena, y aunque en el toldo diga «especialidad en tapas de cocina», todo el mundo sabe que su verdadera especialidad son los desayunos.
Aunque está situado en un lugar estratégico, últimamente se le ha sumado un problema a su escasa terraza, y es el de las obras. La apertura de zanjas y el machacar de ladrillos hacían un poco desagradable la estancia en el bar. Espero que cuando terminen de abrir en canal la ciudad la clientela vuelva a pedirse sus cafés (bastante más mediocres que la tostada) junto a los azulejos del Gomara.

Sólo estuve viviendo un año en Los Remedios. Curiosamente, este bar me pilla ahora a la misma distancia, pero antes estaba como más en mi ruta o algo, porque solía ir bastante y ahora no voy tanto. Voy a tener que volver a las viejas costumbres, que nunca fueron malas.
Lo que más llama la atención de este sitio es que tienen como una ventanita con un poyete que ejerce de barra que da a la calle y, si te sientas en la terraza, es autoservicio. Vamos, que tienes que estar pendiente e ir tú a por tu comida.
De precio y calidad está normalito, nada que destacar. Es pequeñito, la terraza incluida, que ya es raro ver en Triana un bar con poca terraza, pero este está ahí situado extrañamente en todo el paso y se ve que no han querido entorpecer mucho la circulación. Aunque las mesas están en el extremo de la acera y la gente pasa entre ellas y el bar, pero bueno. ¡Ay! siempre que paso me acuerdo de mis dos compañeras de piso del primer año y de cómo íbamos cuando teníamos algo de dinero para comer fuera.